Once: el brillo en tus ojos

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—Hola — le dice Taehyung, apenas Robin abre la puerta—, perdón por llegar antes, pensé que encontraría tráfico.

—Pasa, aún estaba terminando la comida, ¿Jungkook, no vendrá?

Taehyung se quita el abrigo, que deja en el pequeño lobby, luego la sigue hasta la cocina, su departamento era pequeño, solo había una habitación, y la otra combinación entre una sala, comedor y cocina.

—Tenía una reunión, dijo que vendría más tarde, preferí venir yo antes.

—Bien, ¿sabes si le gusta el poutine? — le pregunta, él se acerca más a la cocina—, ¿El salmón ahumado?

—Supongo, no estes nerviosa, Jungkook se come incluso lo que yo preparo.

—Es tu novio se supone que los novios se comen hasta lo más asqueroso que prepares, jamás he visto que come, y por lo que se es super millonario.

—Aun no lo es, pero en un par de años tal vez lo sea, lo sabremos si un día entra su cadena de tiendas en Europa.

Se burla, si era cierto, Jungkook no era tan rico, al menos no como él lo fue mientras vivió en Corea, con su familia.

—Eso me deja más tranquila— Taehyung se ríe, ve el intento de Japchae que ha intentado hacer—. Soy pésima cocinera, lo sé.

—Bueno, huele delicioso — prueba un trozo de papa del poutine.

—Solo hasta que estemos todos.

Le advierte, luego lo abraza, Taehyung hace lo mismo, ella lo ha estado haciendo los últimos días cada que podía, al inicio le había tomado por sorpresa, ahora le seguía el gesto, y lo hacía de la misma manera, la primera vez ella había llorado, sucedió justo cuando salieron de su último examen. Y sabían que después de unas semanas, el estaría en Londres.

—Te voy a extrañar mucho.

—Hablaremos por teléfono, y mandare mensajes siempre.

—Imposible, el cambio de horario es diferente, y no tendrás tiempo.

—Bueno, tal vez solo sea una vez al mes.

Bromeo, Robin se apartó, sus ojos estaban llorosos, y sus mejillas rojas, Taehyung le limpio un poco las lágrimas. Robin era menor que el, aunque su amistad no tuviera tantos años, la veía como una hermana pequeña y también le ponía melancólico que se tuvieran que separar.

—Debes pensar que actuó como una dramática, no me imagino como se siente Jungkook — su cuerpo se congela unos segundos—, ¿se lo has dicho no?

—Lo hare cuando estemos en Londres después de la boda de Jimin.

—Cómo crees que lo tome?

Alza los hombros sin dar una respuesta, hacia días había dejado de pensar en eso, y en todo lo que podría implicar, porque cada que lo imaginaba en su mente, siempre aparecían diferentes escenarios, no importaba cuanto intentara convencerse de que Jungkook siempre lo apoyaba, el uno al otro, esta quería que no fuera la excepción.

—Nunca me ha detenido de algo que quiero, y solo será un par de meses, no planeo terminar mis estudios en Londres.

—¿Y si lo hace que harás?, si esta vez él intenta detenerte.

Muchos años lo habían detenido de hacer lo que él quería, de ser quien querían que fuera, su padre, su familia... siempre tenían expectativas sobre él. No quería volver a sentirse en un lugar sin salida, encerrado, mientras sentía que se asfixiaba.

Una boda en San Valentín  | Taekook ° KooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora