Unidos ♡ (Minho y tú)

Capítulo 5

El aire fresco de la noche nos golpeaba mientras corríamos, mis piernas ya ardían de dolor y mis pulmones pedían un descanso, subimos la cuesta de arena, volteé un momento y vi cómo hombres en motos salían a buscarnos.

—___, rápido—me ayudó a subir Thomas —Los perderemos en la tormenta—dijo para todos.

Escuchaba muchos pasos y ruidos de motores buscándonos, nos agachamos detrás de un montículo de arena, mientras los veíamos.

—Tenemos que buscar algún lugar seguro—le susurré al castaño a mi lado, él me miró y asintió.

—Okey, vamos—ordenó a los demás, volvimos a correr por el desierto que estaba cubierto por el manto oscuro de la noche.

El viento soplaba fuertemente contra nosotros, constantemente tenía que estar apartando el cabello de mi cara.

—Teresa, no te separes—habló fuerte Thomas, ya que la chica se había adelantado demasiado, y con la oscuridad que nos cubría podríamos perderla.

—Creo que los perdimos—dijo Minho mientras corría a mi lado.

—Rápido Aris, no te retrases—escuché la voz del castaño.

Llegamos hasta una estructura de metal, que tenía una ventana rota, por la cual podíamos pasar. Con Teresas nos dimos una mirada y asentimos, sería un buen lugar para escondernos y resguardarnos de la tormenta de arena del exterior.

—Vamos—ordenó la chica, siendo la primera en entrar, enseguida la seguí.

—Teresa, ___—nos llamó Thomas.

—¡Entren!—hablé con voz demandante.

Minho fue el primero en seguir mi orden, por lo que tomó mi mano y ambos bajamos con cuidado por la arena.

—Sujeta esto—me pidió el pelinegro.

Tome la mochila que había agarrado el asático antes de escapar, y comenzó a rebuscar entre las cosas que había en su interior, hasta que logró encontrar una linterna.

El pelinegro la encendió mientras iluminaba áreas del lugar donde nos refugiamos.

—¿Qué es este lugar?—preguntó aún con la respiración entrecortada.

—Tenemos que irnos—dijo el castaño, mientras comenzaba a caminar.

—Thomas, espera—lo interrumpió Teresa, todos nos volvimos para verla—Dime qué fue lo que ocurrió—le exigió la chica.

—Es C.R.U.E.L—comenzó a explicar el castaño—C.R.U.E.L. nos engañó, jamás escapamos—nos dió una mirada a ambas, yo solo solté un suspiro, estaba cansada de escapar y ser encerrada, me sentía como un pequeño ratón siendo perseguida por un gato hambriento—Vimos algunos cuerpos, Teresa—la voz de Thomas era seria—Eran demasiados—miré a Minho de forma interrogante y él a mí.

—¿De qué hablas?¿Cadáveres?—le preguntó el pelinegro a mi lado.

—No, pero no estaban vivos—respondió Thomas—Estaban colgados—un escalofrío recorrió mi espalda—Llenos de tubos, los estaban drenando—su voz se cortó un poco al decir lo último.

—Así que en serio los llevaban a una granja—hablé mirando a los demás—Una granja de humanos ¿Nos creen animales para el matadero o qué?—fruncí el ceño.

—C.R.U.E.L quiere algo que tenemos dentro—intentó explicar el castaño—Tal vez en la sangre—razonó mirándonos.

—Deberíamos alejarnos—dije mientras soltaba un suspiro—Ellos aún nos están buscando—no quería que nos encontraran de nuevo, nos matarían, eso era seguro.