Capítulo 13: Thomas

175 14 0
                                    

La ausencia de Thomas y Brenda me tenía con un nudo en el estómago que no se deshacía. El tiempo parecía detenerse mientras miraba al edificio, esperando cualquier señal de ellos. La desesperación me atravesó como un cuchillo, y mi corazón latía con tanta fuerza que sentía que se rompería en cualquier momento.

Y entonces, en un solo segundo, todo cambió. El edificio explotó con una fuerza tan devastadora que el suelo pareció temblar bajo mis pies. Una ola de calor y escombros se elevó hacia el cielo, envolviendo todo en un estallido de fuego y destrucción. El ruido fue ensordecedor.

El impactó me golpeó como una bofetada y caí al suelo, Minho me cubrió en un intentó de protegerme del calor abrasador de la exploción. Mi cuerpo quedó rígido, incapaz de moverme o siquiera respirar. La explosion era real, demasiado real, y todo lo que pude hacer fue mirar completamente atónita.

El grito que había estado atorado en mi garganta finalmente salió, desgarrando mi pecho en un llanto desesperado. Mi mente no podía aceptar lo que veía. No podía ser verdad. Thomas no podía desaparecer en ese infierno de fuego y escombros. Pero no había señales de él, ni de Brenda.

—¡Thomas!—grité mientras intentaba salir del agarre de Minho.

—___—me tomó de la cintura el chico evitando que me moviera.

—Suéltame—me removí—Por favor—sentía las lágrimas escurrir por mis mejillas—Tengo que buscarlo—sollocé alterada—Es mi hermano, no puedo perderlo—el mundo a mi alrededor se volvió borroso. El sonido de la explosion seguía resonando en mis oídos, una reverberación que se mezclaba con los latidos de mi frenéticos de mi corazón—No puedo perderlo otra vez—las lágrimas nublaban mi visión, pero no podía dejar de mirar el lugar donde solo se veía humo y fuego.

—___—llegó Newt a nuestro lado, el asiático aflojó un poco el agarre que tenía en mí.

—Newt, por favor—le supliqué con la voz entrecortada—No puedo...—no podía hilar las ideas en mi cabeza.

—___, tranquila—habló el rubio—Es de Thomas de quien hablas—la desesperanza era como un peso insoportable, aplastandome, robándome el aire.

—Él estará bien, ___—escuché la voz de Minho en mi oído—Ya escuchaste a Newt, es de Thomas de quien hablas, él no te dejará por nada del mundo, eres su hermana—intentó consolarme el pelinegro.

—Tenemos que irnos—escuché la voz de Jorge a nuestras espaldas.

—Bajaremos y lo buscaremos—habló comprensivo el rubio, mientras intentaba sacar las lágrimas de mis mejillas.

—Vamos—ordenó Minho con voz suave, mientras me ayudaba a levantarme del piso.

El otro edificio seguía humeando detrás de nosotros, cada paso alejándonos del lugar donde había perdido el rastro de Thomas. Minho y Newt estaban a mi lado, ayudándome a mantenerme de pie, las heridas en mis tobillos ardían, pero el dolor en mi pecho era tan grande que tapaban por completo el ardor.

Minho mantuvo su brazo firme alrededor de mi cintura, su calor y su presencia me daban un ancla en medio del caos. Su mano, firme pero suave, me guiaba, como si temiera que si me soltaba, me derrumbaría por completo. Sentí como su pulgar se deslizaba ligeramente por mi espalda, un pequeño gesto de consuelo, que aunque no podía borrar el dolor, me recordaba que no estaba sola.

—Lo encontraremos—murmuró Minho, su voz baja y llena de una determinación que me hizo levantar la cabeza. Sus ojos se encontraron con los míos, y aunque el miedo y la tristeza seguían reflejándose en ellos, también había algo más, una promesa silenciosa, de que estaría bien, que todo pasaría.

Newt, a mi lado, apretó mi mano con fuerza. Su apoyo era silencioso pero inquebrantable. Con cada paso que dábamos, la realidad de lo que había sucedido seguía pesando en mi corazón, pero la presencia de estos dos chicos, me daba una chispa de esperanza en medio de la oscuridad.

La idea de haber perdido a Thomas era devastadora, un abismo que amenazaba con tragarse todo lo que me quedaba. Pero a pesar de todo, una parte de mi se aferraba a la esperanza, esa pequeña luz que no quería dejar morir. Newt y Minho creían en la posibilidad de encontrarlo, y eso me daba la fuerza para seguir, un paso a la vez, aunque el camino fuera incierto y doloroso.

Minho no dejó de mostrarme pequeñas muestras de afecto durante todo el camino. Su mano no se despegó de mi cintura, como si quisiera recordarme que estaba allí, que no me dejaría ahogarme en mi dolor. En un momento, cuando una rafaga de viento frío me hizo estremecer, él me atrajo más cerca, su brazo envolviendome con más fuerza, protegiéndome del mundo exterior, aunque fuera solo por un instante.

Estaba tan perdida en mis pensamientos que no me di cuenta que habíamos dejado de caminar y que estábamos en un lugar extraño, listos para descansar por unos momentos.

—Vamos, ___—me dijo Minho mientras me ayudaba a sentarme en la acera de una calle.

Yo solo lo seguí sin decir nada, me sentía agotada, apenas me dejó sentada en el piso, sacó unas vendas de su chaqueta.

Vi como Newt se acercaba con una botella en sus manos, y se agachaba junto a Minho, quedando ambos chicos frente a mí.

—Gracias, hermano—agradeció el pelinegro, vi como el rubio le daba una sonrisa antes de fijar sus ojos en mí.

—Arderá un poco—el rubió subió un poco mis pantalones dejando a la vista mis heridas, Minho le dió las vendas a Newt y tomó la botella de agua.

Mis tobillos estaban destrozados por el roce de las cuerdas. La piel estaba enrojecida y abierta en varias zonas, la sangre seca se mezclaba con tierra se vacía terrible.

Ambos chicos miraron con preocupación la zona y sin decir ninguna palabra Minho vertió suavemente agua limpia sobre la herida, limpiando la suciedad y la sangre con cuidado.

El agua fría fue un alivio temporal, aunque ardía al contacto con las áreas más dañadas, solté pequeñas maldiciones por el dolor. Newt de forma meticulosa comenzó a cubrir mis tobillos con vendas.

Cuando terminaron, mis tobillos estaban bien vendados, y aunque el dolor seguía presente, había algo en su cuidado que me hacía sentir un poco mejor.

—Gracias—susurré con una pequeña sonrisa.

—Jorge quieres que vayamos a buscar a un tal Marcus—nos comentó Newt quien se acomodó junto a mí para descansar.

—¿Para qué?—frunció el ceño el asiático mientras venía a mi otro lado.

—Dice que nos dirá como llegar a las montañas—explicó el rubio.

—¿Y Thomas?—pregunté con la voz rasposa.

—Los encontraremos allí, Brenda sabe de ese Marcus—yo soló asentí mientras recostaba mi cabeza en el hombro de Minho.

Cerré mis ojos, estaba agotada, física y mentalmente, me sentía perdida, soló quería olvidarme de todo por un momento.

Por lo que solo me deje llevar por el calor que desprendía Minho a mi lado y todo se volvió oscuro a mi alrededor.

Unidos ♡ (Minho y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora