Unidos ♡ (Minho y tú)

Capítulo 1: Festín

Mamá me llevaba en brazos y a Thomas lo traía de la mano, estábamos pasando por una multitud de gente con mascarillas, ellos gritaban, escuchaba el ladridos de un perro a lo lejos, era de noche, sentía como pequeños copos de nieve caían en mis mejillas y mi cabeza.

Mamá se veía triste mientras se hacía camino entre las personas, su pelo castaño tenía algunos copos de nieve que se estaban derritiendo con el paso del tiempo. Me bajó dejándome al lado de Thomas cuando llegamos al inició de la multitud, ella se agacho quedando a nuestras altura.

—No olviden mis pequeños que los amo—su rostro tenía algunas lágrimas y su nariz se veía roja al igual que sus mejillas—Los amo, cuídense entre ustedes Thomas, ___—una enorme tristeza me envolvió cuando dijo aquellas palabras

Unos hombres nos tomaron en brazos mientras nos alejaban de nuestra madre.

—Mamá—escuché decir a Thomas.

Ella se despidió de nosotros con tristeza y lágrimas en sus bellos ojos marrones.

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Estaba sentada junto a mi hermano, tenía su mano agarrada, estaba dentro de un tipo de vagón, en un tren, personas con uniformes y armas estaban sentados cerca de nosotros, en los asientos del frente había una niña y un niño de cabello rubio

—Thomas, ___—nos llamó una mujer rubia—Estarán bien—nos dió una pequeña sonrisa, mientras se enderezaba en su asiento.

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Me desperté desorientada, estaba en la caja que me llevaba al laberinto, estaba subiendo muy rápido.

—No, no—susurré mientras me paraba y comenzaba a golpear las rejas.

—___—escuché a alguien decir mi nombre a lo lejos.

—¡Por favor!—miré al techo, estaba por chocar—¡Ayuda!—grité en forma de súplica, mientras mi corazón latía fuertemente y unas enormes ganas de vómitar vinieron a mí.

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—¡___!—abrí mis ojos asustada—¡___, Thomas!—vi a Minho y a Newt quienes nos miraba—¡Tenemos que irnos!—nos gritó Minho, me senté algo asustada junto al castaño al ver que alguien jaló al pelinegro y al rubio.

Un hombre nos sacó del helicóptero, estaba atontada, no están entendiendo nada.

—¡Tenemos que irnos!—nos ordenó el hombre que traía un traje militar y un arma—¡¿Están bien?!—preguntó el señor, nosotros asentimos desorientados.

Toqué mi bolsillo, pero no sentí el trozo de madera tallado de Chuck.

—¡Espere un segundo!—chillé mientras me soltaba de su agarre y corría hasta el helicóptero.

—¡No tenemos tiempo!—me gritó aquel hombre.

Levanté una manta y allí se encuentra aquel objeto preciado, por lo que lo tome rápidamente.

—¡Ven aquí!—me agarró por los hombros—¡Fuera de aquí, antes que...!—el hombre no terminó de hablar y un fuerte rugido se escuchó—¡Crancks, tenemos cranks!—me soltó y se fue a dispararle a unas cosas que venían hacia nosotros.

Estaba algo asustada, no entendía nada, el ruido a mi alrededor me hizo doler la cabeza.

—¡Tenemos que irnos!—me sujetó otra persona—¡No es seguro estar aquí!—me agarraron y a tropezones intenté seguirles el paso.