Capítulo 12: Dolor

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El dolor en mi cabeza se estaba haciendo insoportable, y cada latido de mi corazón hacía que la presión aumentará. Sabía que no podríamos resistir mucho tiempo en esta posición.

—Tenemos que idear algo para salir de aquí y rápido—habló Thomas.

—Quizás si alcanzamos la palanca de ahí—señalé, sentía mi cara roja por estar tanto tiempo de cabeza.

—Intenta balancearte hacia mí—me ordenó Minho—Luego yo te empujaré para que intentes alcanzarla—asentí lentamente.

Reuniendo toda la fuerza que me quedaba, comencé a moverme, balanceando mi cuerpo hacia delante y hacia atrás lo mejor que podía. La cuerda en mis tobillos se tensaba dolorosamente con cada movimiento, pero no me detuve. Sentía la sangre acumularse aún más en mi cabeza.

Poco a poco, el balanceo comenzó a tener efecto. Cada oscilación me acercaba más a Minho, aunque cada vez que retrocedía, el dolor y el mareo empeoraban. Pero tenía que seguir.

—Eso es—me alentó el pelinegro—Lo estas haciendo bien, falta solo un poco—sentía un poco de nauseas.

—Tú puedes—escuché la voz de Newt.

Cuando finalmente me acerqué lo suficiente, Minho estiró sus brazos hacia mí. Sus manos firmes se pusieron en mi cintura cuando me alcanzó. Con un esfuerzo visible, me empujó en la dirección opuesta, impulsándome más cerca de la palanca.

El primer empujón me hizo girar ligeramente, y mi estómago se revolvió ante la sensación de dar vueltas en el aire, pero era un progreso. Tomé otro impulso, balanceándome hacia él de nuevo, y una vez más, Minho me empujó con toda la fuerza que podía reunir.

Cada empujón nos acercaba un poco más a la palanca, pero también me dejaban más mareada. Sentía como si mi cabeza fuera a explotar y el dolor en mis tobillos se está haciendo insoportable.

Finalmente, después de lo que parecieron horas, aunque solo fueron minutos, estuve lo suficientemente cerca de la palanca como para intentar alcanzarla. Mi corazón latía con fuerza, más por el esfuerzo que por la emoción. Extendí una mano hacia el fierro que rodeaba la palanca, mis dedos rozaron el metal frío.

—Empujala más fuerte—le dijo el rubio a Minho.

—Vamos, ___—me dijo el asiatico mientras tomaba mi cintura—Unos, dos y tres—contó antes de volver a empujarme.

Con un último esfuerzo estiré mi brazo, mientras mi cuerpo se balanceaba hacia delante. Sentí el frío metal en mis dedos y mi mano se cerró firmemente alrededor del fierro.

—¡Si!—gritaron de forma colectiva todos.

Solté una pequeña queja al sentir la cuerda tirar fuertemente de los tobillos.

—¡___, hazlo!—me ordenó Thomas.

—¡Ya lo sé!—contesté de forma fastidiada—Hazlo tú si crees que es tan fácil—giré mi cuerpo y tiré un poco de la palanca.

El sonido de las cuerdas liberándose resonó en mi oídos y sentí como mi cuerpo caía al piso donde había estado Jorge anteriormente. Las cuerdas en mis tobillos se aflojaron, solté un jadeo al ver las heridas abiertas que sangraban. Ardía mucho.

Mordí mi labio inferior fuertemente ante el dolor, desaté las cuerdas y me levanté.

—___—me llamó Newt—Usa eso de allí—me señaló un fierro de metal lo suficientemente largo para que los chicos lo tomara y los tirara hacia mí.

Caminar dolía como el infierno, sentía las lagrimas acumularse en mis ojos y la sangre escurrir por mis tobillos.

Tomé aquel fierro de metal y me acerqué a Newt primero, ya que era el que estaba más cerca, con cuidado desaté la cuerda en sus pies y el rubio cayó al piso.

Unidos ♡ (Minho y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora