04. Secretos del pasado

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Ya no quedaba rastro de sangre en el pueblo.

Era lo normal, ¿no? Después de todo, habían pasado varios años desde aquel fatídico día. Taehyung quizás debía sentirse un poco aliviado por eso, pero lo que mantenía su corazón colgando de un hilo era el escalofriante recuerdo de un lugar que una vez fue vibrante, lleno de vida, risas y voces de mercaderes. Ahora, solo quedaba un paisaje desolado y sombrío, donde el eco de las risas se había transformado en un lamento silencioso.

Las sombras se alargaban en las calles vacías, como si los fantasmas de aquellos que habían sido tragados por la oscuridad aún vagaran por allí, buscando consuelo en un mundo que les había dado la espalda. Las casas, con sus ventanas rotas y puertas desgastadas, parecían susurrar secretos olvidados, mientras una brisa helada arrastraba consigo el olor a humedad y descomposición.

Cada paso que daba resonaba como un recordatorio de la tragedia que había marcado aquel lugar; el silencio era abrumador, como si la tierra misma contuviera la respiración, temerosa de despertar a los horrores que una vez habían acechado entre las sombras. Taehyung sentía que el aire se volvía más denso a medida que avanzaba, como si una presencia maligna lo estuviera observando desde los rincones oscuros.

El peso del pasado lo aplastaba. Todavía recordaba la primera vez que se había maravillado con la belleza natural que Daegu albergaba. Tan solo tenía 3 años cuando sus padres habían sido asesinados a manos de los ladrones. El orfanato inmediatamente abrió sus puertas a otro niño desafortunado. Pero sus abuelos, al recibir la fatídica noticia de que su hija había muerto, fueron a buscar al pequeño que tanto les recordaba a ella.

Luego Daegu se convirtió en su nueva casa, el lugar que prometía sanar sus heridas y darle la oportunidad de tener una infancia normal; era una búsqueda de paz, un anhelo de risas y juegos en lugar de recuerdos dolorosos. Daegu y sus abuelos fueron un susurro de esperanza en medio del caos. Sin embargo, bajo esa superficie resplandeciente, las sombras acechaban.

Los profetas no se habían equivocado con sus visiones, estas fueron más que claras y aterradoras. Las bestias, criaturas de pesadillas que emergían de los rincones más oscuros del mundo, se movían con una determinación implacable. La humanidad, atrapada en su rutina diaria, ignoraba el peligro inminente que se cernía sobre ellos. Mientras los niños jugaban en los parques y las familias compartían cenas, un eco ominoso resonaba en el aire: la extinción no era solo una posibilidad, sino una inminente realidad.

Hasta que la Luna de Sangre se cernió sobre Daegu y un río escarlata se adueñó de sus calles.

Taehyung limpió las lágrimas que bajaban a raudales por sus mejillas. No podía dejar que las emociones gobernaran. Ahora debía continuar. Lo que pasó en el pasado solo debía servirle para avanzar. Jungkook era lo más importante en aquellos momentos.

Miró al frente. Si su intuición no fallaba, su antigua casa se encontraba cruzando la fuente en el centro de la aldea. Sus piernas se pusieron a la marcha rápidamente. No había tiempo que perder.

Se tardó algunos minutos, pero finalmente pudo percibir la casa que un día lo vio crecer. Cuando estuvo a escasos centímetros, tomó un hondo respiro y ahuyentó los malos recuerdos, quedándose únicamente con los que lo hacían feliz.

La naturaleza se había adueñado prácticamente de toda la casa, las hojas secas creaban una especie de alfombra para sus pies descalzos y el olor a moho le hizo cosquillas en la nariz. Una que otra flor silvestre había crecido de los tejidos de los muebles. Taehyung sonrió, si la abuela lo veía seguro le daba un patatús. La madera crujió frágilmente bajo su peso, parecía que en cualquier momento se rompería y caería bajo tierra.

Bajo tierra...

—¡El sótano! ¡Eso es!

¿Por qué no lo pensó antes? Su abuelo tenía muchos libros sobre plantas medicinales allí. ¡Jungkook se salvaría!

El último guardián vampiro ⟡ TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora