CAPÍTULO 12

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Kyojuro estaba llegando a la puerta de su casa, era mas allá de la una de la madrugada

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Kyojuro estaba llegando a la puerta de su casa, era mas allá de la una de la madrugada. No era raro para él llegar a estas horas, a veces siente el impulso de no llegar nunca pero, tenía razones siempre para volver. Este era quizás el lado más oscuro de él mismo que, no dejaba que nadie lo viera. El único amigo que conocía esto de él era aquel que nunca lo iba a juzgar, Tengen Uzui. Pero no se encontraba cerca, ni siquiera respondía llamadas...

Cada vez que Kyojuro entraba a su casa después de pasar el jardín, siente que una brisa fría entra en la puerta junto a él. Si, era inevitablemente incómodo.

El silencio se adueñó de la arquitectura a la que llaman casa, pues eso según Kyojuro, no era un hogar. La única razón por la cual el sigue yendo era por Senjuro, su hermano menor, trataba de esforzarse al máximo para poder sonreír como antes, pero ahora sentía un vacío que le quitaba las ganas de todo.

Senjuro lo había llamado en un momento muy inoportuno, pero cuando lo oyó detrás del teléfono lo entendió perfectamente. Otra vez su padre haciendo de las suyas.

Desde la muerte de su querida madre a manos de una terrible enfermedad, el declive de la familia Rengoku era inminente; su padre se sumió al alcohol como un adicto y descuidó a sus dos hijos, que no pudieron hacer nada para calmar el dolor de su padre porque, después de todo, ¿cómo unos niños podían entender el dolor de perder al amor de su vida, cuando ellos atravesaban la pérdida de una madre, y junto a ella, sus razones de existir?

Kyojuro a veces siente ira hacia su padre a pesar de que trata de comprenderlo ahora que ha llegado a cierta etapa de madurez emocional, pero no puede evitar reprocharle los caminos tortuosos que les ha hecho caminar a ellos como hijos al verlo degradarse tantas veces. Y le daba incluso pena, porque aunque Rengoku Shinjuro, su padre, era un hombre alto, imponente y tenía un corazón muy grande, ahora no era más que la sombra de lo que alguna vez fue.

El rubio se juraba a sí mismo una y otra vez que debía de ser fuerte por Senjuro, su hermano menor. Quien ya ni siquiera era capaz de recordar el rostro de su madre. Y en ello, Shinjuro tiene la culpa, pues al rendirse ante su dolor, en un arrebato de ira tiró todas las fotos de su ex-esposa.

Ahora sin fotos, escasos recuerdos y en una ciudad nueva con una casa medio vacía, Kyojuro sentía la frialdad de un lugar al que no puede llamar hogar.

— ¡Hermano! —Senjuro apareció de entre las sombras del pasillo, saliendo de su habitación— ¡Viniste!

Kyojuro se alegró genuinamente al verlo bien. ¿Y cómo no hacerlo? Si todo lo que hace es por y para él. Su hermano menor era todo lo que estaba bien en la vida, era un pequeño pre-adolescente de 12 años lleno de vida y con una aura de amabilidad que irradiaba su alrededor.

— ¿Qué pasó, Senjuro? —dijo, acercándose para acariciar su cabeza.

Ahora que lo piensa, Kyojuro tiene esa costumbre desde ya un tiempo. Era algo casi sagrado que hacía exclusivamente con su hermanito debido al gran amor que le tiene, ¿Pero ahora no lo hace también con Tanjiro?

Nuestra "En otra vida". [KyoTan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora