CAPÍTULO 5

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El profesor de literatura, un anciano bajo de estatura y bastante delgado, se esforzaba en dar la clase

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El profesor de literatura, un anciano bajo de estatura y bastante delgado, se esforzaba en dar la clase. Pero Tanjiro no prestaba atención, mantenía su vista fija en la ventana. Repasaba nuevamente los momentos junto al rubio, su peculiar personalidad y todas las emociones que evoca en él.

Invadía su mente, una y otra vez. Aceleraba su corazón, ¿Qué se supone que siente? Se pregunta si esto es natural o no porque nunca le había pasado con ninguno de sus amigos, ni siquiera con su senpai.

Ah, su senpai. Tomioka Giyuu, ahora lo recuerda.

Giyuu siempre fue un chico bastante solitario, nadie se acercaba a el. Tanjiro desde su primer año de secundaria inferior lo vio siempre apartado de los demás. Recuerda también que en esos momentos, Tanjiro no sabía por qué su sentido del olfato estaba más desarrollado que el de los demás, por eso el aroma que destilaba Tomioka le inspiraba querer acercarse y ayudar, aunque no sabía exactamente a qué olía.

Esto le pasaba durante meses, hasta que un día fue a la playa con sus hermanitos para animarlos luego de que su padre falleciera y darle un momento de luto personal a su madre sin que tuviera que ser fuerte por los menores. Nezuko y él hacían todo a su poder para alivianar la carga como los hermanos mayores que eran, aún si debían sacrificarse un poco y llorar a escondidas a solas.

Tratando de animarlos un poco decidieron comprar helados a todos, y al entregar el quinto helado, Shigeru, el segundo hermano más joven de 5 años, no estaba. Tanjiro sintió la desesperación en persona, trataba como loco de ubicar a su hermano menor. En eso, Nezuko había visualizado a su hermano dentro del mar pidiendo ayuda, pues ninguno de los presentes sabían nadar. Los pies de Tanjiro se congelaron, sintió un miedo indescriptible. Cuando estaba a punto de lanzarse, vio una silueta de un joven con cabello largo y oscuro saltar al mar. Todo pasó en cuestión de segundos, pero quien traía a Shiguro de vuelta era Tomioka Giyuu.

Ese día Tanjiro y sus hermanos lloraron hasta hincharse, mientras que Tomioka Giyuu permaneció inmutable. Tanjiro le agradeció con la vida, no sabía cómo pagarle por lo que había hecho.

Con el paso del tiempo, Tanjiro buscaba casi todos los días a Tomioka para poder almorzar juntos. Incluso el mayor le presentó a su abuelo, el viejo Urokodaki Sakonji, quien le dio clases de natación al peli burdeos, junto a un entrenamiento de resistencia para poder hacer más por sus hermanos si algún día se encontraran en peligro nuevamente. Éste también le enseñó cómo desarrollar su olfato, pues ambos compartían dicha peculiaridad.

Todo esto resultó para Tanjiro en una amistad genuina con respeto y muchísima admiración, por eso ya era de las pocas personas a la que les llamaba por su nombre.

El peli burdeos recuerda la intensidad de sus emociones con Tomioka, como cada día aprendía sus facciones delicadas como un copo de nieve. Pero el mayor nunca mostró emociones aunque Tanjiro pudiera adivinarlas por el olor, con el aprendió a descifrar que significaban los aromas que destilaban las personas según su estado de ánimo.

Nuestra "En otra vida". [KyoTan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora