❦❧ Capítulo v; Exigencias

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❦❧ Capítulo v;
"Exigencias"

" Tú me sabes bien guiar,

tú me sabes bien cuidar.Todo lo haces muy bien tú,ser muy buena es tu virtud. "

—No me dejes nunca, Alberto Aguilera Valadez (Juan Gabriel).

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—¿Por qué están aquí? —interrogó el agente pasando por alto el comentario de mi querida amiga.

Portaba el característico traje de policía estatal y continuaba apuntándonos con su arma.

—Yo también podría preguntar lo mismo —repliqué aun con las manos en la nuca.

—Soy un oficial señorita, es mi deber investigar este tipo de cosas —recalca obvio—. Mejor modere su tono que está ante la autoridad —advierte.

—Verito —me susurra Clari—, bájale tres rayitas sino terminaremos en la comisaría y eso no lo contemple en mis planes.

¿En serio mi tono se escucha tan mordaz? Según yo hablé formalmente, vaya poli estirado.

—Una disculpa —hablo quedito mordiéndome la lengua—, pero no estamos haciendo nada malo. Digo, este es el departamento de mi novio.

—Difunto —repone el hombre encambronándome.

—No tiene que ser grosero —dice mi amiga a modo de regaño, al ver que sujetaba mi nuca con fuerza.

—No lo decía con ese fin, sino que usted no sabía sobre este sitio hasta ahora, ¿cierto?

—De hecho, aunque eso no me impide venir a visitar el lugar.

—Señoritas, es muy imprudente de su parte allanar una potencial escena del crimen —suspira exasperado bajando el arma con lentitud—, creí que al mandarme los mensajes y coordenadas tendría un mejor juicio.

—Usted mismo lo ha dicho: "potencial", así que no hay delito —objeto sin dar a torcer el brazo.

—Eso no es una excusa válida —contradice inmutable cruzando los brazos.

Mira alrededor examinando cada rincón de la sala.

—¿Han encontrado algo? —espeta arrugando el entrecejo.

—Depende.

—¿Sabe que pueden ser arrastrarlas por manipulación de evidencias?

—¿Y puedo ser arrestada por pedirle una cita a un policía en función? —cuestiona mi amiga coqueta, ah, no qué no era tu tipo.

—No, pero sí por obstruir el trabajo de un oficial —declara estoico.

Entorna los ojos hacía a mí, debido a la tensión por segundos desvió la mirada al reproductor de dvd, en un parpadeo ambos corremos hacia el dispositivo siendo yo más rápida, lo agarró con todo y cables casi tirando la televisión que él alcanzó a sostener para que no se quiebre.

—Señorita Torreblanca —subraya mi apellido amenazante colocando en el suelo el aparato—. Deme eso, ahora.

—Mire, no soy una delincuente. Usted conoce mis motivos, lo único que deseo es limpiar el nombre de mi finado prometido —pronunció calmada resaltando las últimas palabras, aferrándome al aparato—. Es cierto que aquí puede haber algo importante, por lo cual le pido de favor que lo veamos juntos.

Fábula de un amor infaustoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora