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I am his and he is mine

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I am his and he is mine













Desde que tenía uso de razón, Naerys sabía que se casaría con Aegon Targaryen, su tío.

No es complicado de entender cuando tú madre, su media hermana es la heredera al trono (aunque los idiotas piensen en él como el legítimo heredero ), y Naerys, su heredera, una mujer, tendría que continuar con la pureza de la sangre Valyria.

Así que desde pequeña sabía lo que se tenía que esperar de ella, crecer, ser subestimada, aprender más de lo necesario y compensar el no tener una polla, casarte, darle hijos a tu esposo, morir.

Era sencillo.

Relativamente sencillo, porque decirlo era mucho más fácil que hacerlo, porque tras preparación y preparación, ahí estaba, el objetivo de todas sus noches sin dormir, la posible razón de una usurpación, el padre de sus futuros hijos.

Aegon es... es difícil describir a su esposo, mucho más cuando durante su infancia, fue un tío relativamente divertido, que en ocasiones era algo cruel si se lo proponía, Naerys estuvo en Dragonstone durante el resto de su crecimiento, así que solo tenia al adulto Aegon ahora.

Diferente a su contraparte más joven, Aegon seguía luciendo hermoso, todos los hombres con sangre Valyria lo eran. Pero su cabello había sido recortado, su rostro había adoptado una forma más redondeada, y era solo un poco más alto que ella.

Aún así, Naerys lo seguía considerando apuesto, pero no era su apariencia lo que ella más temía, sino los rumores que circularon Dragonstone durante todos esos años.

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Tiene al menos un bastardo rondando por ahí.

¿Cómo podía ella siquiera esperar algo de aquel hombre?, ¿Cómo podía desear tener esas miradas que comparten los enamorados?, ¿Cómo podía ella añorar felicidad marital?.

No lo sabía, aún y cuando su madre le había advertido de lo que ella podría esperar de una vida matrimonial, de las posibles decepciones, de la soledad, de la insatisfacción.

No, ella desea alcanzar todo eso, ella quería poder mirar a su marido a los ojos y no sentirse como una extraña.

Ella deseaba ser parte de esas estúpidas historias de romance que a Rhaena tanto le gustaban leer, deseaba al menos tener eso.

Porque sin eso, ¿A qué se reducirían sus días?, su familia la dejaría entre extraños, ya no sería más Velaryon, y sería de él, de Aegon, y tendría que dar a luz a sus hijos, tendría que sonreír ante el deterioro de un abuelo que apenas y recuerda, tendría que aparentar amistad con una mujer que durante años se había dedicado a hablar mal de su madre y sus hijos.

The Song of Tortured Dragons Donde viven las historias. Descúbrelo ahora