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Tenía más de tres semanas sin dormir en su propia cama.

Aegon no sabía si las plumas en el colchón de Naerys eran mejores que las suyas, o las almohadas eran más esponjosas, o tal vez era la forma en que existía una cortina que alejaba la luz que entraba por la gran ventana.

Cómo sea, él había dormido esas tres semanas en el lado derecho de la gran cama, las sábanas olían a lavanda y Naerys nunca peleaba por tomar el control de ellas.

Tenía la ligera sospecha de que en las noches, ella se levantaba solo para arroparlo, ya que despertaba perfectamente tapado, cosa que nunca sucedió mientras dormía solo.

Nunca mostró un descontento porque él durmiera desnudo o sin tomar un baño, simplemente se metia a la cama con las mejillas ligeramente sonrojadas.

Esto lo divertía siempre, porque a medida que la confianza fue creciendo entre ellos, también lo fueron las necesidades de Aegon de estar dentro de ella.

Podría estar usando esas fantásticas y deliciosas cremas con aceites de fantástico olor, pero poco después la tendría con la mejilla contra el espejo, jadeando y gimiendo mientras Aegon la embiste por detrás.

En otra ocasión, volvió aburrido  de unas lecciones extremadamente aburridas con la mano del rey y en sus habitaciones solo estaba ella, comiendo naranjas cubiertas de miel mientras tarareaba algo.

Minutos después estaba sobre la mesa, la falda estaba subida hasta su vientre y sus labios estaban sobre las hermosas clavículas.

No podía mantenerse alejado de su esposa y eso para Aegon Targaryen era aterrador, porque cuando no estaba con ella, sus pensamientos iban dirigidos a Naerys y lo que estaría haciendo, cuando estaba con ella, disfrutaba de su toque, de sus cálidas sonrisas, de su simple compañía.

No se supone que los esposos debían pasar tanto tiempo como ellos, no los esposos que Aegon conoce, la corte está llena de esos matrimonios, arreglos entre familias, donde las mujeres están felices sin la presencia de sus maridos, los hombres apenas y prestarán atención a sus mujeres, y cuando tienen los hijos suficientes, cada uno hace su vida.

Ese era el tipo de matrimonio que Aegon esperaba, hasta esa noche, dónde ella, tan malditamente atractiva mueve sus labios y la magia se hace.

De pronto ser un matrimonio de verdad resulta asombroso, la idea de quererse, la idea de apreciar la presencia del otro, la idea del amor.

No era de extrañar que Naerys quisiera eso, eso que su padre tuvo con la reina Aemma, eso que los historiadores dicen de Aegon y Rhaenys, eso que aparentemente tienen su media hermana y su tío.

La forma en que Rhaenyra mira a Daemon pondría celoso a cualquiera, amor, cariño y deseo, en cambio, Aegon ha visto la forma en que su tío mira a su media hermana.

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