...

17 5 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.









Era bastante incómodo tener la mirada de su esposo y su suegra sobre ella, en ocasiones, se parecían tanto que era aterrador, se preguntó porque Alicent parecía querer menos a su primer hijo, justo Aegon que se veía tanto como ella, era quien tenía la menor atención.

Así que aparta la mira de ellos y se concentra en el techo de su habitación, ahí donde el dosel se arruga de maneras irritantes, imaginando que las manos del maestre no la están tocando de manera tan intrusiva.

—¿Duele?

Pregunta presionando un punto específico en su vientre, Naerys niega, esta era la tercer consulta real desde que se había confirmado su embarazo, Alicent había insistido en asistir.

Hay unos pequeños golpecitos que Orwyle logra con los dedos, produciendo un sonido hueco, luego con un objeto comienza a escuchar, tal vez busca algo, ella espera que no haya nada, los antecedentes de las mujeres targaryen no eran buenos.

El maestre había manifestado su preocupación, y los ojos de los demás hablaron cuando mencionó lo inmersos que se mantendrían en el embarazo, justo como los de la princesa Rhaenyra.

No necesitaban más tragedias como las de Daella Arryn, la reina Aemma o la princesa Alyssa...

—Todo se ve bastante bien, aunque mantendremos las revisiones constantes princesa.

El hombre de tez oscura se aparta yendo a su botiquín, Naerys toma esto como una señal de que ya puede bajarse el camisón y cubrirse con la bata.

—¿Dijo que la carne le producía náuseas?—Admira en contra luz los frascos, comparando la cantidad de las sustancias.

Erys asiente, de solo pensar en ello se le revolvía el estómago.

—Principalmente el cerdo, simplemente estar cerca es...horroroso. —Cierra los ojos un momento, tratando de tranquilizar su cuerpo, mantener bajo control la incomodidad de su garganta.

Dedos nerviosos frotando su espalda baja, y al abrir los ojos, Aegon se encuentra a su lado, mirando como el maestre se acerca con un gotero.

—Esto de aquí le ayudará con las náuseas, aunque es probable que tengamos que sustituir el cerdo por res y pollo, hicimos lo mismo cuando la princesa Rhaenyra estuvo encinta del príncipe Jacaerys.

Erys asiente, comprendiendo las indicaciones, e ignorante ante el hecho de que su madre quien amaba el cerdo, lo detesto durante una temporada.

—¿Alguna otra molestia?

The Song of Tortured Dragons Donde viven las historias. Descúbrelo ahora