Tell me that I am everything you want
El matrimonio no era lo que Aegon muchas veces pensó.
Era extraño, porque siempre supo que Naerys sería su esposa, siempre supo que aquella niña de cabellos rubios y ojos lilas estará atado a él.
Su dulce sobrina, dulce Naerys como la llamaba Helaena, era ciertamente hermosa, una representación exacta de cómo debería de verse una mujer Targaryen.
Y era bastante cómico, porque se estaba casando con probablemente, el peor de todos los Targaryen, no lo decía Aegon, lo decían todos.
Aegon era el fracaso más grande de la casa Targaryen, el primer hijo varón, que no codicia nada más que una buena jarra de vino, música y buena compañía.
Hasta entonces podía tener todo el vino que quisiera, los bardos cantarán sus mejores canciones por un par de monedas, y una chica bonita podía pagarse en cualquier casa de placer.
Pero no, definitivamente eso no era buena compañía, no lo sabía, no hasta esa mañana, el día después de su boda, cuando despierta entre sábanas y almohadas.
Naerys su esposa, el epítome de la belleza Valyria le mira con enormes ojos, en ellos no hay nada, ni decepción o enojo, más bien, parece curiosa.
Cuando nota que Aegon despierta, sonríe, mostrando sus lindos dientes, rizos de plata se deslizan con delicadeza, no lleva ningún peinado, pero aún así se ve hermosa.
—¿Quieres romper el ayuno?
Es lo único que dice, no le grita para que se levante de la cama, no mira con asco que él se haya quedado más tiempo de lo debido en la cama.
Empieza a querer entender que es lo que se refería ella con todo, porque sonríe de manera cortés a todos esos señores que viajaban solo para estar presentes en la boda real.
Sonríe y agita las pestañas, se muestra interesada por cosas que no tienen sentido para Aegon, todo esto, mientras se aferra a su mano, como si le perteneciera.
Los anillos con la enorme gema violeta resplandecen, y no es para menos, su media hermana fue quien los mandó a hacer, lo cual explicaba la razón de porque eran de aquel color.
Naerys estaba actuando como la feliz esposa, con sonrisas, con pequeños toques, con algunas preguntas del tipo "¿Qué tal la comida?" o "¿Cómo está Sunfire?.
Lo hacía sentir incómodo.
Mejor hubiera deseado que ella lo ignore, que que no hubiera dicho lo que dijo en el banquete de bodas, que no le agradará tanto todo esto.
Porque durante los siguientes días, ella siguió comportándose de aquella manera, sonriendo, tocando, mirando.
No, definitivamente no estaba acostumbrado a eso, ni a eso, ni al tener a alguien con quién compartir habitaciones, con quién tener que sentarse en las comidas, alguien por el que los señores en la corte preguntan al estar ausente.
ESTÁS LEYENDO
The Song of Tortured Dragons
FanfictionDeber es sacrificio. Es lo que le dice su madre a los once años, cuando se le obliga a contraer matrimonio con su tío, esto para evitar una guerra tan sangrienta que sea recordada en los libros de historia. Y Naerys I Targaryen realiza sacrificios