VIVIR LA VIDA SIN REMORDIMIENTOS NI CULPAS

LA BATALLA INTERNA: LA HISTORIA DE LOS DOS LOBOS

Capítulo 10: LA BATALLA INTERNA: LA HISTORIA DE LOS DOS LOBOS.

Leí en una publicación de Instagram, en la cuenta de @ocultismoespiritual, lo siguiente:

"Hay experiencias sobre las que la mayoría de las personas no se atreve a hablar, porque no caben en la realidad cotidiana y se sustrae una explicación racional. No nos estamos refiriendo a acontecimientos especiales del mundo exterior, sino a procesos de nuestro interior, que, en general, se menosprecian como meras ilusiones y se desplazan de la memoria.

Ser ricos internamente es mucha más arduo que ser exteriormente ricos y famosos; se requiere mucho más cuidado, una atención más intensa. Si uno tiene un poco de talento y sabe cómo explotarlo, se vuelve famoso; pero la riqueza interna no llega de ese modo. Para ser ricos en lo interno, la mente tiene que comprender y descartar las cosas que no son importantes, como esa de querer ser famosos.

La riqueza interior implica permanecer solos en lo psicológico; pero el hombre que desea ser famoso tiene miedo de estar solo, porque depende del halago de la gente y de la buena opinión de los demás..."

Esta reflexión me llevó a pensar en la dualidad que habita dentro de cada uno de nosotros, esa lucha constante entre fuerzas opuestas, pero complementarias, que modelan nuestra existencia. Es una batalla que se puede entender a través de diferentes símbolos y arquetipos, como la lucha entre Dios y el Diablo, o la dualidad del Yin y el Yang. Estos conceptos no solo existen en las historias que nos han contado, sino que también son parte intrínseca de nuestra vida diaria.

Uno de los relatos más conocidos que ilustra esta lucha interna es la historia de los dos lobos, que nos cuenta aquella cuenta de Instagram ya mencionada.

Un hombre sabio, charlando con un pequeño y curioso niño, le dijo:

"Sabes, niño... hay una lucha en mi interior... una batalla terrible entre dos lobos. Uno es el 'Mal'... es la ira, la envidia, los celos, el dolor, el odio, la avaricia, la arrogancia, el orgullo, el resentimiento, la lujuria, las mentiras... y el EGO; El otro es el 'Bien'... es el gozo, la paz, el amor, la benevolencia, la serenidad, la humildad, la generosidad, la esperanza, la empatía, la bondad, la verdad... y la FE. Esa misma lucha está dentro de ti... y dentro de todas las personas."

El niño, intrigado, preguntó:

"¿Y qué lobo gana?"

A lo que el sabio respondió:

"El que tú alimentes."

Este relato, aunque sencillo, encierra una profunda verdad sobre la naturaleza humana. Dentro de cada uno de nosotros, conviven estas fuerzas opuestas que pugnan por controlar nuestras decisiones, emociones y acciones. No se trata de aniquilar a uno de los lobos, sino de reconocer que ambos son partes esenciales de nuestra condición humana.

La dualidad entre el Dios y el Diablo, o el Yin y el Yang, refleja esta misma lucha. El Yin y el Yang, por ejemplo, representan la idea de que todo en el universo contiene algo de su opuesto, y que el equilibrio se logra cuando ambas fuerzas coexisten en armonía. El Dios y el Diablo, en una interpretación más simbólica, podrían representar nuestras inclinaciones hacia la bondad y la maldad, el amor y el miedo, la luz y la sombra.

Es en esta lucha interna donde se forja nuestro carácter y se define nuestro destino. Alimentar al lobo correcto no es tarea fácil, pues requiere de una constante introspección, de una voluntad firme para elegir el amor sobre el odio, la verdad sobre la mentira, la compasión sobre el egoísmo... o elegir todo lo contrario, allí se pone en juego el "Libre Albedrío".

El camino hacia la paz interior y la riqueza espiritual es, en esencia, un camino de equilibrio. No se trata de erradicar lo oscuro dentro de nosotros, sino de iluminarlo con la luz de la conciencia. Es entender que tanto el Dios como el Diablo, tanto el Yin como el Yang, tienen su lugar en nuestro ser, y que la verdadera maestría consiste en encontrar la armonía entre ambos.

Al final, la batalla interna no se gana destruyendo a uno de los lobos, sino integrando ambos aspectos de nuestro ser. Es en la aceptación de nuestra dualidad donde encontramos la verdadera paz y el verdadero poder para vivir una vida plena y auténtica.