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Los vuelos siempre han puesto nervioso a Minho, no era muy fanático de los aviones y cualquiera con un buen olfato podría darse cuenta de ello ya que el dulce aroma de las cerezas se amargaba con su angustía cuando veía cómo los minutos seguían avanzando cada vez más cerca de ser hora de abordar.

Había llegado con buen tiempo de sobra al aeropuerto internacional de Gimpo, Seungmin se mantenía a su lado repasando una última vez la lista de pendientes para confirmar que Minho no olvidará nada mientras que Felix se encontraba en brazos del omega sin intenciones de soltarlo, apenas esa mañana lo descubrieron intentando entrar en la maleta de Minho para ir con él porque sino no tendría un alfa que lo cuidara.

Seungmin tuvo que prometerle que harían un viaje los 3 juntos cuando Minho volviera, y el omega se preguntó si de verdad quería hacer las cosas bien con ellos o sólo era otra de sus artimañas, pero lo dejó estar siempre que Felix estuviera a salvo.

—Entonces todo bien—, asintió Seungmin, incorporándose y extendiéndole a Minho su pasaporte y VISA—. Si tienes dudas con algunas palabras para expresarte, sólo pregúntale a Jisung, ¿de acuerdo? Y llama cuando aterrices, por mi salud mental y la de Felix.

Minho sonrió, extendiendo el brazo en el que sujetaba sus papeles para acariciar la marca que decoraba la piel de Seungmin, tenía un mejor aspecto ahora, tan sólo tomando un ligero tono rosado en los bordes, y al pasar sus dedos por ella vio al alfa suspirar, un gruñido sordo ahogado en lo profundo de su pecho similar a un ronroneo mientras sus feromonas se disparaban, envolviendo a Minho en un agradable olor de madera y té de jazmín con un toque de rosas.

Lo miró durante unos segundos intentando mantener su sonrisa, sintiendo ese ardor en su pecho similar al orgullo al verlo, al olerse a sí mismo en el aroma del alfa y deseando estar ahí cuando Hyunjin se diera cuenta.

No obstante, el aroma de Seungmin fue eclipsado por un bosque más intenso, tan fuerte que se permitió respirar profundo antes de alejarse de su alfa y mirar detrás de él, encontrando a Jisung caminar en su dirección con una sonrisa mientras agitaba en sus manos sus propios documentos, apresurándose a alcanzarlos. Su aroma era mucho más fuerte que el de Seungmin, y tan atractivo que incluso a Minho se le hacía agua la boca y dejaba de sentirse angustiado con la idea de subirse a un avión.

—Lamento la tardanza—, saludó deteniéndose junto a Seungmin, palméandole el brazo—, ¿Se despedían? Creo que ya es momento de abordar.

—Tienes que cuidarlo, Jisung—, advirtió Seungmin, mirándolo con ojos entrecerrados—. Por favor, es lo más valioso que tengo.

Maldito mentiroso, pensó Minho para sus adentros, alejándose de ellos unos metros para poder despegar a Felix de su cuello, recibiendo el pequeño gimoteo de su hermano mientra se aferraba con más fuerza a él.

—Oye, lobito, tengo que irme—, susurro Minho acariciando la cabeza de su hermano—. Te traeré muchos regalos, estaré aquí para tu cumpleaños.

— ¿Lo prometes?

—Claro que sí, pero tendrás que portarte bien y ayudar a Seungmin, ¿bien?

Felix dio un par de exigencias más, como que tan grandes debían ser los regalos y que debería llegar a su cumpleaños sin falta, y Minho le aseguró que estaría ahí mientras al fin lograba ponerlo en el suelo, acomodando su desordenado cabello rubio y perfumándolo otro poco, sintiendo que su omega se lamentaba por tener que dejarlo atrás aunque sea unos días.

Ha estado pegado a Felix desde que nació, lo ha criado como si fuera suyo porque su madre nunca fue apta para ello, incluso Seungmin llegó a usar ese instinto maternal a su favor en la corte para que no les separaran. Y era una artimaña sucia pero no era mentira, el omega de Minho veía a Felix como su cachorro y separarlo de él hacía que sus instintos se sintieran a flor de piel.

Pastel de Cereza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora