𝗡𝗼 𝗠𝗲 𝗙𝗮𝗹𝘁𝗲𝘀 𝗧𝘂́ [𝗔.𝗠 & 𝗔.𝗩] ✔️

XXIX➝ Rascacielos

MADELINE ANGULO:

Ya casi terminaba el semestre, solo faltaban algunos exámenes y proyectos, aunque la verdad ya estaba super cansada.

Respecto a Damián, sigue yendo a clases pero no me ha dirigido la palabra desde el día de la fiesta de Halloween, espero y siga así, por lo mismo no existe una etiqueta de que hayamos terminado, pero a la mierda esa etiqueta, lo que quiero es irme de su lado. También sigue con fedula en la nariz, a decir verdad no creí que tuviera esas fuerzas.

Pablo y Verónica también siguen yendo a clases, aunque eso sí, tampoco me dirigen la palabra.

A Pablo lo he visto más delgado, tampoco es que fuera de complexión grande, sino que antes tenía cachete, más llenito y así, pero ahora lo veo más delgado, y un poco pálido, si ya lo es ahora lo es más.

Y Verónica, pues es ella, aunque si se me queda viendo horrible, pero ignoro sus miradas, todavía no creo que esté problema sea uno de los principales por los cuales se haya desatado por el hecho de que a Verónica le gusta Damián.

Terminaron las clases, me iba dirigiendo a tomar el autobús hasta que oí una voz detrás mio.

—¿Podemos hablar Madeline?—. Damián estaba detrás mio. No Dios por favor.

—No—. Ni siquiera voltee a verlo y seguí mi camino.

—Necesito explicarte algo—. Me tomó del brazo e hizo que volteara a verlo.

—¡Suéltame!— Exclamé separando mi brazo de su mano. —¿¡No te basto con el día de la fiesta!?—.

—Te recuerdo que seguimos siendo novios—.

—No—. Exclamé enojada —Para mi nunca lo fuimos, fue un error haberte dicho que quería estar contigo, nunca te he amado, te quería como mi mejor amigo pero ahora ya no eres ese Damián que conocí hace más de un año, ¡Eres un maldito toxico!—. Aquí al final grite como nunca, el grito fácilmente lo podía escuchar cualquier persona de la facultad. 

—¡Tu tampoco eres una santa paloma Madeline!— Verónica se paro a un lado suyo, ya había visto que venía detrás nuestro, solo que no tome atención en aquello. —Engañaste a Damian con Alan—.

—Esto no es de tu incumbencia Verónica—. Respondí seriamente. 

—Es mejor que ya le digas a Damian cuantas veces te haz escapado con Alan—.

Analizando todo, puedo deducir que si engañe a Damian con Alan, pero a decir verdad, tuve mis razones. A veces en el corazón no se manda.

—Dime Made, ¿cuantas veces te haz ido con él?—. Preguntó seriamente Damian.

—Varias—. Respondí

—Te dije Damian, no dudes que hayan tenido relaciones— Habló Verónica.

—¡Cállate Verónica!—. Exclamé. —Tu eres la que menos debe hablar aquí, por ti y Pablo que fue tu cómplice, sucedió esto—.

—No confundas las cosas Angulo, tu te fuiste con Alan estando con Damian—.

—¿Y tu que?—. Exclamé enojada —Si el día del almuerzo con Alan me alentaste a ir—.

—¿Que hiciste que?—. Preguntó Damian confundido hacía Verónica.

—¿No te ha dicho?—. Pregunté riendo sarcásticamente. 

—¡Tu también ya cállate Madeline!—. Exclamó enojada Verónica.

—¡Las dos cállense!— Exclamó Damian enojado. —Luego hablaré contigo Verónica, mientras tu Madeline—. Me apuntó —Más te vale que te alejes de Alan—. Me estaba amenazando.

—Si no lo hago, ¿Qué?— Exclamé enojada. Se acercó hacía mi. 

—Va a sufrir y mucho, no querrás que su carrera de futbolista se vaya a la mierda ¿o si?— En ese instante sentí algo frío en el vientre, voltee hacía él y vi nada más y nada menos que un arma.

Aquí ya me había asustado, ya había desconocido completamente a Damian y a Verónica, de ser mis mejores amigos y ahora me amenazaban con un arma. 

—Decide tu, ¿Te quedas conmigo o le hago daño a Alan?—. Seguía apuntándome. 

Los segundos más largos de mi vida, no me quería ir con él pero tampoco que le hicieran daño a Alan. Algo se me tenía que ocurrir para poder salir de esta, es más ya con esto, estos 3 se merecen la cárcel.

—¿Nos vamos?— Volvió a preguntar retirando el arma de mi vientre. Solo asentí y me fui con él.

Ni siquiera me dejo en mi casa, nos fuimos directo a la suya. ¿Acaso esto es un secuestro?.

 —¿Porque no me dejaste en mi casa?— Pregunté cuando entramos a la suya. 

—Es obvio que te ibas a escapar con el idiota ese—. Aventó mi mochila y la suya al sillón. 

—¿Me vas a secuestrar o que?—. Grité. Él solo me puso su mano en mi boca y rogó que ma callará.

—Por lo que resta el fin de semana si—.

Será un largo fin de semana, aunque no tanto, necesito crear un plan para escapar de aquí.

Voten y les picho una caguama uwu