- Capítulo XII -

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Enero de 2012.

Cuatro años atrás.

Palmetto Bay, el lugar donde vivíamos Valeria y yo se encontraba exactamente a veinte minutos de la Universidad de Miami. Valeria no lo sabía, pero la Universidad de Stanford en California, me había ofrecido una beca deportiva para jugar para ellos, la cual rechace después de meditarlo mucho, la única razón fue que en coche había cuarenta y cuatro horas de distancia. No podría ver a Valeria diariamente, y era algo que no podía ni imaginar.

La Universidad de Miami no era tan prestigiosa, pero estaba dentro de las mejores cincuenta universidades de Estados Unidos, estaba a veinte minutos de mi casa y podía ver a Valeria, besarla y abrazarla al final del día. Mis padres no lo habían tomado con la misma facilidad, pero se alegraban de tenerme cerca de casa, yo también estaba feliz con la decisión que había tomado, ya que el próximo año, cuando Valeria se graduara podría asistir conmigo para estudiar para ser maestra que era lo que tanto anhelaba.

Íbamos a ir juntas y a regresar juntas, como le había prometido que estaríamos siempre. No me arrepentía de mi decisión, a diferencia de otras personas que sentían finalmente el viaje a una universidad como un escape, yo adoraba estar en casa, porque estaba justamente a dos minutos de distancia de Valeria, incluso menos cuando corría, que era lo usual, pero en ese momento me encontraba en clases, mientras veía a Alix prestar atención, las dos estudiamos leyes, mi mente seguía divagando en otras cosas, en mi novia.

Estaba profundamente enamorada. Añoraba a Valeria en cada paso que daba y días como ese, me sentía muy inquieta. Vi mi teléfono por décima vez en una hora y vi un mensaje de voz junto con seis llamadas perdidas de Valeria, mi corazón vibró mientras me levantaba rápidamente y me dirigía a la puerta, salí del salón de clases y rápidamente marque su número. El timbre de su teléfono, sonó, una, dos y tres veces hasta que finalmente escuché su dulce voz.

"Mi amor" Le dije con preocupación "¿Qué paso? ¿Estas bien?".

"Perdóname por llamarte, pero te necesito" Me dijo ella y mi corazón se agitó en mi pecho.

"¿Qué está pasando?" Dije mientras tocaba mi bolsillo y sentía las llaves de mi coche dentro. Pensé en mi bolso con mis cosas, pero sabía que Alix me lo llevaría, tenía que enviarle algún mensaje después, no quería interrumpir de nuevo las clases, así que simplemente empecé a caminar por el pasillo con rumbo a mi coche "¿Por qué lloras mi cielo?".

"Tuve una cita en el hospital" Dijo ella con la voz cortada, rápidamente entendí. Recordaba que había insistido en acompañarla, pero Valeria se había negado porque no quería que faltara a clases "Sé que soy una estúpida porque después de años sigo poniéndome mal por lo que me dice el médico, pero sabes lo difícil que siempre me es escuchar que seré ciega toda la vida".

"No eres una estúpida y no es estúpido que te sientas así mi amor" Le dije tiernamente mientras caminaba rápidamente "Yo entiendo que no es fácil mi vida, pero debes recordar que las personas que estamos a tu lado te amamos a pesar de tu ceguera. Yo te amo, Valeria".

"Yo también te amo" Me respondió ella "Necesito tanto tenerte aquí conmigo, no debí negarte que me acompañaras, necesito que me abraces, que me beses y que me transmitas todo tu amor".

"Voy en camino" Le dije sencillamente "Tardaré un poco en llegar, pero por favor solo piensa en lo hermosa que eres, en lo maravillosa que me siento cuando estoy contigo y en lo feliz que me hace que la mujer más bella del mundo sea mi novia".

La escuché llorar y sus sollozos partieron mi corazón en dos. Llegué finalmente a mi coche, puse mis manos libres para hablar con ella sin contratiempo, rápidamente salí de la universidad deseando poder simplemente teletransportarme para llegar donde ella se encontraba y limpiar sus lágrimas con mis labios.

Ojos Del Corazón | Adaptación YuleriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora