Esa noche no dormí, encima de una de las literas que compartían todos los empleados, llore en silencio, y nada tenía que ver Henry Moore.Los siguientes dos días no fueron tan malos como creía, al menos no volví a verlo y estaba agradecida por ello, la verdad que había buscado aquel trabajo, ya que tenía un plan en mente, pero a Tom no le hubiera gustado mi idea, estaba confundida en como continuar. Decidí no volver a trabajar con el catering. las dudas se albergaban en mi alma.
Aunque estaba agradecida de haberlo hecho, por fin había encontrado las fuerzas para seguir adelante. La paga en verdad había sido buena, había decidido usar el dinero para invertirlo en mí misma.
Una semana después de aquella experiencia, había arreglado mi casa, había guardado muchas de las cosas que me recordaban a Tom y las había suplido por otras, tenía una cita con la estilista. Estaba decidido, cortaría mi cabello y lo tiñera, sería una pelirroja. No hubiera pensado el cambio que aquella decisión había hecho en mi persona, me veía en el espejo y no me reconocía. Compre un poco de ropa. Y conseguí un empleo como mesera en un restaurante italiano de unos conocidos de mi familia, el lugar siempre estaba lleno, era muy popular, la clientela era mixta, ya que el buen sabor no sabe de clases, el ambiente encantador. Sin duda mi vida iba mejorando
Habían pasado semanas y el recuerdo de Henry Moore ya no habitaba en mi mente, casi dejaba ir la razón que me había orillado a tomar ese trabajo de catering. Quizás las cosas hubiera tomado otro curso de no ser por aquella noche
me acerqué a mi siguiente mesa, donde dos hombres estaban sentados, les ofrecí la carta
--- gustan ordenar su bebida en lo que leen nuestra carta --- dije abriendo mi pequeña libreta, en cuanto mi mirada se fijó en los comensales que estaba atendiendo, me sorprendí, era él, Henry Moore estaba sentado en la mesa que estaba atendiendo ---
--- para mí un merlot, por favor -- dijo el caballero que lo acompañaba, era un señor de unos cincuenta años con una mirada amable quien usaba lentes --- Henry? --- le pregunto el hombre.
--- un, whisky, en las rocas, por favor --- dijo viéndome con indiferencia, no había duda que me había reconocido. Bueno, yo también podía jugar a ese juego, podía ser indiferente ---no sé por qué su trato me había molestado tanto, que tenía que hacer decirme hola, y explicar a su amigo por qué saludaba a una simple mesera, él, el millonario más codiciado de la ciudad, era una tonta. --- Decidí dejar ir aquello y continúe con mi trabajo. Minutos después regresé con sus bebidas ---
--- ¿están listos para ordenar? --- pregunté amablemente
--- para mí, empezaré con la sopa minestrone y después la milanesa napolitana --- dijo él, acompañante de Henry
--- para usted --- me referí a Henry viéndolo a los ojos, su mirada era tan penetrante que me hizo mover la mirada --- demonios, era débil. sentia como mi corazon latia aceleradamente.
--- solo el whisky, gracias --- dijo con indiferencia.
---¿seguro Henry?, la comida aquí es increíble --- - Estoy bien Carl, solo el whisky ---
Le sonreí al señor --- en un momento sale sus platillos --- y me fui, trate de no poner atención mientras continuaba con mi trabajo, pero no podía, sentía la mirada de Henry fija a mí. Y quizás lo estaba imaginado no lo sabía, después de un rato pidieron la cuenta, la cual había sido de 120 dólares y me había dejado una propina de 300, todos estaban sorprendidos de la suerte que había tenido, yo no estaba sorprendida, el hombre era insoportable, ahora tendría que estar en mi mente no sabía por cuanto tiempo más --- me despedí de todos estaba poniendo mis audífonos cuando lo vi cerca de la puerta, Henry Moore estaba recargado en la pared fumando un cigarro, con la camisa remangada, si fuera posible se veía aún más guapo.
--- Hola Gia ---
--- vaya, si no es por qué eres el hombre más codiciado de la ciudad, pensaría que me estás stalkeando -- le conteste. Sonrió ante el comentario. Me gusta esa sonrisa cínica que mostraba.
--- lo cierto es que no esperaba verte esta noche, a decir verdad no espera volver a verte en absoluto Gia, no te he podido sacar de mi mente ---
--- vaya Henry, para ser alguien que solo le importa el sexo, te escuchaste demasiado cursi ---
--- no te confundas cariño, sabes que no soy nada de eso --- se acercó a mí y tomo mi cabello entre sus manos --- me gusta tu nuevo cabello GIa ---
---¿qué haces aquí Henry? ---
---aprovechando esta coincidencia, sabes lo que dicen, si la vida te da limones... ---
-Aquella era mi oportunidad, sabía que si aceptaba me arrepentiría de ello, pero tenía que hacerlo, Tom hubiera odiado mi decisión, pero después de todo Tom ya no estaba. En lo que trataba de poner en orden mis pensamientos, comenzó a llover, clásico del otono en Nueva York. Lo que faltaba
--- vamos, te llevaré a tu casa, mi limusina está al otro lado --- corrimos hacia allá, y me subí a su espaciosa y lujosa limusina. Mientras me pasaba una toalla, la cual no tenía idea de donde la había sacado
como lo había dicho él, si la vida te da limones...
Nunca había imaginado que podría llegar ser tan insensible, pero lo era, Henry me tomo ahí mismo en la limusina en movimiento, y mi cuerpo había respondido sin poner objeción, todo él era adictivo y eso era un problema. Había sido rápido, duro y salvaje, ninguno de los dos había esperado sentir lo que sentimos, aunque no lo reconociéramos. Ni siquiera había salido del cuándo me susurro
---hay un puesto en mi compañía, quiero que lo tomes ---
No podía creer lo que estaba pasando, era demasiada coincidencia. La vida me estaba arrojando demasiados limones.
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Redención
RomansaTras la muerte de su esposo Gia busca encontrarle a a sentido a su vida y se promete así misma dejar el pasado y comenzar de nuevo, pero el multimillonario Henry Moore ha aparecido para hacerle replantear sus desiciones. El, sus fiestas clandestinas...