Capítulo 3: Maldito seas, Ferrari

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La oficina de Mattia Binotto estaba silenciosa, su aire cargado de una tensión palpable. Las paredes, adornadas con trofeos y fotos de momentos históricos de Ferrari, parecían testigos silenciosos de la conversación que estaba a punto de tener lugar. Carlos estaba sentado frente al escritorio de Binotto, tratando de mantenerse sereno, aunque su mente estaba en un torbellino de ansiedad.

Mattia Binotto, con su habitual compostura profesional, miró a Carlos con una expresión que, a pesar de su formalidad, contenía un atisbo de empatía.

—Carlos, gracias por venir—dijo, su tono grave y medido.

Carlos asintió, sintiendo un nudo en el estómago.

—¿Qué pasa, Mattia?

Binotto respiró profundamente, como si se preparara para una declaración difícil.

—Lo siento, Carlos, pero hemos decidido no renovar tu contrato para esta temporada, por lo que para el siguiente GP ya no correrás para nuestra Scuderia . Por otro lado, Williams ha mostrado interés en ti.

Las palabras de Binotto golpearon a Carlos como un puñetazo en el estómago. Su mente se quedó en blanco por un momento, incapaz de procesar completamente la noticia. El sonido de las palabras resonaba en su cabeza, haciéndole difícil concentrarse en algo más que en el dolor de la revelación.

—Qué quieres decir con que no renovarán mi contrato?—preguntó Carlos, intentando mantener la calma, aunque su voz temblaba ligeramente. ¿Es esto definitivo?

Binotto asintió, su mirada compasiva pero firme.

—Sí, Carlos. La decisión ya está tomada. Lo hemos considerado mucho, pero creemos que es lo mejor para ambas partes. Ferrari ha decidido tomar un rumbo diferente, y aunque lamento mucho tener que darte esta noticia, creo que Williams podría ser una buena oportunidad para ti.

Carlos sintió un torrente de emociones encontradas. La sorpresa se mezclaba con la desilusión y la tristeza. Ferrari había sido su hogar durante tanto tiempo, y la idea de dejar el equipo le resultaba casi insoportable. La falta de preparación para esta noticia hizo que la situación fuera aún más dolorosa.

—¿Y qué pasa con Charles?—preguntó, su voz quebrada. ¿Cómo le voy decir a Charles?

Mattia suspiró, su expresión mostrando una mezcla de pesar y comprensión.

—Sé que esta noticia es difícil de asimilar, especialmente con la relación que tienes con Charles. Te sugiero que le hables lo antes posible para que ambos puedan enfrentar esta situación juntos.

Carlos asintió lentamente, sintiendo el peso de la responsabilidad que le esperaba.

—Lo haré. Gracias por decírmelo personalmente.

Mientras Carlos salía de la oficina de Binotto, su mente estaba llena de pensamientos abrumadores. Sabía que tenía que hablar con Charles, pero la perspectiva de hacerlo le resultaba casi insoportable. La noticia de su partida podría afectar no solo su relación personal, sino también la dinámica en la pista.

Se dirigió hacia el garaje, el ambiente del paddock ahora le parecía frío y distante. A cada paso, el dolor de la separación se hacía más real. Charles estaba en su box, ajustando algunos detalles en su coche, completamente ajeno a la noticia que Carlos estaba a punto de darle.

Cuando Carlos se acercó, Charles levantó la vista, notando la expresión grave en el rostro de su compañero.

—¿Todo bien?—preguntó, con un tono de preocupación.

Carlos se detuvo frente a él, luchando por encontrar las palabras adecuadas.

—Charles, tenemos que hablar.

Charles frunció el ceño, notando la seriedad en la voz de Carlos.

—Claro. ¿Qué sucede?

Carlos respiró profundamente, su corazón latiendo con fuerza.

—Mattia me acaba de decir que no renovarán mi contrato con Ferrari. Me han ofrecido un lugar en Williams para la próxima carrera.

El rostro de Charles se desmoronó ante la noticia. Sus ojos se llenaron de sorpresa y dolor, y la atmósfera entre ellos se volvió densa con la emoción contenida.

¿No puedes estar hablando en serio?—preguntó Charles, su voz apenas audible. ¿Estás seguro de que es definitivo?

Carlos asintió, con el rostro tenso.

—Sí, es definitivo. Lo siento, Charles. Sé que esto cambiará muchas cosas entre nosotros.

Charles se quedó en silencio, mirando a Carlos con una mezcla de incredulidad y tristeza.

—No sé qué decir. Esto es... una mierda

Carlos dio un paso adelante, tomando la mano de Charles en un gesto de apoyo y consuelo.

—Sé que esto no es fácil. Pero quiero que sepas que mi decisión de irme no cambia lo que siento por ti. No quiero que esto nos separe.

Charles apretó la mano de Carlos, sus ojos llenos de lágrimas.

—Yo tampoco quiero que nos separe. Pero es difícil aceptar que todo cambiará. No sé cómo enfrentar esta situación.

Carlos lo miró con ternura, intentando ofrecer la mayor seguridad posible en un momento tan incierto.

—Lo enfrentaremos juntos, como siempre. No importa en qué equipo esté, lo más importante es que estamos juntos en esto.

La noche cayó sobre el circuito, y la tensión entre Carlos y Charles se mantenía palpable. Aunque el futuro parecía incierto y lleno de desafíos, ambos sabían que su relación tenía el poder de superar cualquier obstáculo.

Con el corazón pesado y la mente llena de preguntas, se aferraron a la esperanza de que, a pesar de la separación, el amor que compartían podría ser la fuerza que los mantendría unidos.

El primer paso para enfrentar el cambio había sido dado, y aunque la separación era dolorosa, la promesa de enfrentar el futuro juntos les daba la fuerza para seguir adelante.

Entre curvas y amores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora