Ingenieros revisando datos, mecánicos ajustando los coches, y los pilotos preparándose para las siguientes sesiones de entrenamiento. Sin embargo, para Charles y Carlos, el ambiente estaba cargado de una tensión invisible. Sabían que, detrás de la fachada de normalidad, algo más se estaba gestando.Luca había pasado la noche revisando los datos. Su dedicación y lealtad hacia Charles lo empujaron a analizar cada detalle minuciosamente, buscando cualquier anomalía que pudiera indicar manipulación. A medida que avanzaba en su trabajo, empezó a notar patrones inusuales en las decisiones estratégicas tomadas en las últimas carreras. Había discrepancias en las órdenes de parada en boxes y en la selección de neumáticos que no tenían sentido desde un punto de vista competitivo.
Era evidente que alguien había estado tomando decisiones que perjudicaban a Charles deliberadamente.
La conclusión de Luca fue clara: los datos confirmaban las sospechas de Charles. Sin embargo, sabía que necesitaban más que simples números para confrontar a la dirección del equipo. Decidió que la mejor manera de proceder era presentar sus hallazgos a Carlos, quien podría evaluar la mejor manera de usarlos.
Esa tarde, Luca se reunió con Carlos en una esquina apartada del garaje, asegurándose de que no hubiera oídos curiosos alrededor.
—Carlos, he encontrado algo —dijo, entregándole una tableta con los datos que había recopilado.
Carlos tomó la tableta y comenzó a revisar la información. A medida que sus ojos recorrían las líneas de datos y gráficos, su expresión se endurecía.
—Esto es exactamente lo que necesitábamos —murmuró, sintiendo una mezcla de alivio y rabia—. Han estado manipulando las estrategias de Charles a propósito. No puedo creer que hayan llegado tan lejos.Luca asintió solemnemente.
—Pero aún necesitamos algo más sólido, algo que no puedan negar o manipular. Solo los datos podrían ser cuestionados por ellos. Si logramos encontrar pruebas de quién está detrás de esto, tendríamos un caso más fuerte.
Carlos estuvo de acuerdo.
—Tienes razón. Debemos seguir investigando, pero también debemos ser extremadamente cautelosos. Sabemos que esto es una red de poder y política, y cualquier paso en falso podría destruir nuestras carreras.
Luca asintió, consciente del peligro que todos corrían.
—Mantendré los ojos y oídos abiertos. Cualquier cosa que escuche o vea, te lo haré saber de inmediato.
Carlos agradeció a Luca por su valentía y lealtad antes de dirigirse a hablar con Charles. Cuando llegó el momento encontró a Charles revisando algunos documentos Al ver a Carlos, dejó todo a un lado y se acercó, ansioso por saber qué había descubierto.
—¿Alguna novedad? —preguntó Charles, tajante, pero no pudo evitar que se le cristalizaran los ojos
Carlos le mostró la tableta. —Luca ha hecho un trabajo increíble. Los datos confirman lo que temíamos: han estado saboteando tus estrategias. Pero necesitamos más que esto, algo que señale directamente a las personas responsables.
Charles miró los datos en la tableta, sintiendo cómo su furia crecía al ver las pruebas de la traición.
—No puedo creer que hayan jugado así con mi carrera —murmuró, apretando los puños.
Carlos lo tomó de la mano, intentando calmarlo.
—Lo sé, pero ahora tenemos que ser más inteligentes que ellos. Si podemos exponer esto con pruebas contundentes, no solo los sacaremos a la luz, sino que también podrás salvar tu carrera.
Charles asintió, aunque la frustración y la impotencia seguían presentes en su interior.
—No puedo dejar que se salgan con la suya. Pero también me preocupa lo que esto podría significar para ti, Carlos. Estás arriesgando todo por mí.
Carlos lo miró con determinación.
—Estamos en esto juntos, Charles. Lo que te afecta a ti, me afecta a mí. No me importa el riesgo, lo único que me importa es que se haga justicia.
Las palabras de Carlos dieron a Charles la fuerza que necesitaba.
—Gracias —susurró, abrazando a Carlos con fuerza.
Los días siguientes fueron un torbellino de emociones mientras continuaban investigando. Carlos y Charles sabían que cada paso los acercaba más a la verdad, pero también aumentaba el riesgo de ser descubiertos. Algo no estaba bien en Ferrari, y aunque nadie sabía exactamente qué era, la atmósfera se tornaba cada vez más tensa.
Un día, mientras caminaban Charles notó cómo algunas miradas de sus compañeros y miembros del equipo se volvían más inquisitivas, casi sospechosas. Se preguntó si alguno de ellos sabía lo que estaba sucediendo, o si, peor aún, formaban parte del complot en su contra.
Carlos, por su parte, mantenía una vigilancia constante. Sabía que el tiempo se agotaba, y que pronto tendrían que hacer algo mas . La pregunta no era si lo harían, sino cuándo y cómo lo harían.
Finalmente, tras una noche sin descanso, Carlos y Charles llegaron a la conclusión de que necesitaban encontrar una manera de obtener una confesión o prueba directa de los responsables. Sabían que, sin eso, cualquier intento de exponer la verdad podría ser fácilmente desmentido por aquellos con poder en Ferrari.
Decidieron que el próximo paso sería intentar grabar una conversación incriminatoria, una en la que uno de los responsables admitiera su participación en el sabotaje. Sabían que sería peligroso, pero no tenían otra opción. Estaban dispuestos a correr el riesgo, porque sabían que si no lo hacían, la carrera de Charles podría estar acabada.
Carlos se encargó de preparar el dispositivo de grabación, y juntos comenzaron a planear cómo y cuándo ejecutarían su plan. Mientras tanto, sabían que debían actuar con normalidad, sin levantar sospechas.
El momento de la verdad se acercaba, y ambos sentían la presión de lo que estaba en juego. Pero también sabían que, a pesar de todo, estaban listos para enfrentar lo que viniera. Porque, al final, la verdad debía salir a la luz, sin importar el costo.
ESTÁS LEYENDO
Entre curvas y amores
RomantikEn el apasionante y competitivo mundo de la Fórmula 1, donde la velocidad y la estrategia determinan el destino de los pilotos, surge una historia de amor inesperada entre Carlos Sainz y Charles Leclerc. Compañeros de equipo y rivales en la pista, l...