Capitulo 29: Sospechas en el paddock

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Después del Gran Premio de China, la agitación dentro de Charles no se calmaba. Había terminado en la cuarta posición, pero en lugar de sentir satisfacción, la inquietud se apoderaba de él.

Mientras se encontraba solo en su habitación del hotel, el murmullo lejano de la ciudad no era suficiente para distraerlo de sus pensamientos. Las decisiones estratégicas de Ferrari en las últimas carreras no solo habían sido cuestionables, sino que parecían deliberadamente perjudiciales.

Charles encendió su laptop y comenzó a revisar las telemetrías y grabaciones de las carreras anteriores. La pantalla reflejaba su rostro serio mientras analizaba cada dato. Notó cómo en el Gran Premio de Bahréin, su equipo lo había llamado a boxes en un momento crítico, justo cuando estaba ganando terreno. A pesar de que él había sugerido continuar en la pista, sus ingenieros insistieron en que se detuviera, una decisión que le hizo perder posiciones cruciales.

Sus recuerdos lo llevaron a carreras anteriores donde, a pesar de un excelente comienzo, su estrategia de neumáticos había sido un desastre. Ferrari lo había dejado fuera con neumáticos blandos mucho más tiempo del debido, mientras sus rivales cambiaban a compuestos más frescos. Había protestado por radio, pero las respuestas de su equipo habían sido frías y calculadoras, como si no quisieran que cuestionara sus decisiones.

La carrera en Mónaco también volvió a su mente. En una pista donde adelantar era casi imposible, lo habían hecho entrar en boxes justo cuando tenía aire limpio para correr, volviéndolo a meter en tráfico denso y arruinando cualquier oportunidad de luchar por el podio. Había considerado esa decisión como un simple error de cálculo en el momento, pero ahora comenzaba a ver un patrón inquietante.

Cada revisión y cada recuerdo solo aumentaban su frustración. ¿Cómo era posible que un equipo con la historia y el prestigio de Ferrari cometiera tantos errores en tan poco tiempo? Las dudas que había intentado suprimir ahora lo asaltaban sin piedad. Su equipo, que debería haber sido su respaldo más fuerte, parecía estar minando sus esfuerzos carrera tras carrera.

Decidido a no dejar que esta sensación de traición lo consumiera, Charles tomó su teléfono y decidió enviar un mensaje a Carlos, pidiendo reunirse. Necesitaba hablar con alguien en quien confiaba plenamente, alguien que conociera las presiones del mundo de la Fórmula 1 y que pudiera ofrecerle una perspectiva externa.

Mientras esperaba la respuesta de Carlos, su mente continuó trabajando. Recordó una conversación que había tenido con uno de los mecánicos después del Gran Premio de Italia, donde le habían dicho que no se preocupara por las decisiones del equipo, que todo estaba bajo control. En ese momento, lo había tomado como una simple muestra de confianza en la estrategia del equipo, pero ahora, esas palabras resonaban con un tono siniestro.

Carlos le respondió rápidamente, sugiriendo que se encontraran en el café del hotel. Charles salió de su habitación, la laptop aún abierta y los documentos esparcidos por la cama. Necesitaba respuestas, pero sobre todo, necesitaba apoyo en ese momento de creciente paranoia. Sabía que el camino hacia la verdad sería complicado y que posiblemente enfrentaría situaciones que nunca imaginó.

Al llegar al café, encontró a Carlos esperándolo con una expresión de preocupación en su rostro. Charles se sentó frente a él, su mente aún repasando los eventos de las últimas carreras, consciente de que su relación con Ferrari podría estar en su momento más crítico.

Entre curvas y amores Donde viven las historias. Descúbrelo ahora