Romper mi rutina no era algo que fuera fácil para lograr acostumbrarme, aunque también era bastante divertido, me encantaba escaparme por las noches junto a Emma, muchas veces estábamos en las reuniones de aquella pandilla, otras simplemente caminábamos donde nuestros pies nos dirigieran.
—Han pasado varias semanas, dijiste que me ayudarías a defenderme.
Fueron mis primeras palabras al entrar a la tienda de conveniencia, la mirada de Takemichi era algo sería mientras acomodaba productos en un estante.
—Claro su majestad, es un gusto verla aquí de nuevo-hablo con un obvio sarcasmo mientras volvía a centrarse en los productos—¿Tus padres no te enseñaron a saludar?
—No, ni siquiera me enseñaron a caminar.
Mis palabras parecieron sorprenderlo, pues había tirado una caja de dulces que tenía entre manos.
—Debes estar bromeando, niña.
—No, desde que nací fue mi hermano quien siempre estuvo a mi lado—explique con simpleza mientras le ayudaban a recoger los dulces del suelo.
—Si es así, ¿por qué el no te enseña a defenderte? Eso sería mejor que pedirle ayuda a un... ¿extraño? Ni siquiera sé que relación tenemos, niña.
—Créeme, aveces estoy igual que tú- suspire, mirando como él volvía a su trabajo-sobre mi hermano... desde que cumplió la mayoría de edad empezó a trabajar sin descanso para mantenernos, él odiaba cuando nuestros padres nos llamaban para decir que éramos una pérdida de dinero.
—Vaya, al parecer muchos padres son iguales.
Su murmuro me dejó en confusión, se sorprendió un poco cuando de dije una de las cosas que me habían hecho esas chicas, pero ahora no parecía tan sorprendido como antes.
—¿Los tuyos también son así?
—No, bueno...—se quedó pensativo unos segundos antes de volver a organizar los dulces— siempre estaban en el trabajo así que casi nunca los veía, pero solo eso, no me llamaban a decir que era una perdida de dinero.
—Vaya... supongo que si son algo diferentes...
—Además de que murieron hace varios años por la vejez.
Me quedé sin palabras, era sorprendente como alguien podía hablar con tanta sencillez sobre sus padres muertos.
Después de unos minutos en silencio, se enderezó mientras sobaba su espalda, me miró y sonrió.
—Aveces eres muy raro, Takemichi.
—Yo no soy quien aguanta bullying hace varios años, come una vez al día y no duerme por quedarse viendo novelas.
El silencio volvió a reinar por unos segundos, no sabía cómo defenderme ante eso, principalmente porque tenía la completa razón.
—¿Vas ha ayudarme o ha humillarme?
—Ambas niña, ambas.
—Realmente estoy dudando si realmente me ayudaras.
—Tranquila, además, ya tienes una gran parte ganada— mi mirada tuvo que ser realmente confundida debido a que suspiro al verme— escucha, han pasado varios años desde que te golpean, ¿aún te duele como al principio?
—No había pensado en eso... aunque, es cierto, comparado al dolor que sentía hace años, ya no es tan fuerte como ahora.
—Y eso es a lo que me refiero, has ganado algo de resistencia a los golpes después de tantos, eso hará más fácil cuando te defiendas.
—Sigo sin entender por completo tu punto.
—Vaya niña... escucha, seguro que esas chicas no han recibido golpes en toda su vida, al menos no tantos como tú.
—Vuelves a humillarme, tonto.
—Shh, calla y deja hablar al experto—hablo cubriendo mis labios con dos de sus dedos— eso te beneficia, pues ellas no tienen tanta resistencia a los golpes como la tienes tú, así que ahora solo nos queda la otra mitad, hacer que aprendas a golpear.
—Lo dices como si fuera algo muy complicado—Murmure mientras me alejaba un poco de él.
—Y tú actúas como si fueras una experta en dar golpes, niña.
No entendía como las semanas podían pasar tan rápido, aunque no era algo que realmente me importara, pasar casi todo el tiempo con Emma, era algo realmente agradable.
Pero...
Había otra cosa que se había vuelto realmente agradable, bueno, específicamente otra persona.
Al principio planeaba que solo fueran algunos encuentros y ya pero él... hizo algo que ni siquiera sabría como describir.
—¿Por qué otra vez estas distraída, niña?
—Uh, no... nada importante, Takemichi.
¿Cómo esperaba que estuviera cuando al verlo siempre se quitaba la camisa? Nunca antes había estado así con un hombre, supongo que principalmente es porque sienote he estado en escuelas femeninas y el único contacto que había tenido con un hombre era mi hermano mayor.
—Ya te he dicho que así no debes golpear.
Escuche su voz mientras se acercaba a mi y tomaba mi mano entre las suyas, miraba con cuidado las cicatrices que tenía en mis nudillos, no era la primera vez que me ayudaba a dar golpes, pero aún parecía muy centrado en aquellas cicatrices cuando miraba mis manos.
—Tus manos...son suaves .
Susurre mirando mi mano entre las suyas, levante un poco la mirada y note como me miraba con esa mirada llena de calma a la que ya me había acostumbrado después de esos dos años de ir a comprar todos los días a esa tienda de conveniencia.
—¿Qué nunca te cansas de repetirlo?—hablo en un tono calmado mientras se acercaba y sentía su aliento en mi oido— siempre que toco tu cuerpo dices lo mismo.
Sus palabras hicieron latir mi corazón, realmente estaba jugando con mi mente, nege levemente con mi cabeza mientras desviaba la mirada a su abdomen, note como seguía mi mirada y soltaba una leve risa.
—Nunca bajes la guardia—murmure antes de formar un puño en mi mano y golpearlo en la boca del estómago quitándole el aire.
En esas semanas había notado que me gustaba tenerlo cerca y sentir como su voz se envolvía a mi alrededor, pero eso no impedía que recordará lo que me había enseñado en esas semanas.
—Aveces te odio, niña—hablo él, mientras se sentaba en el suelo del viejo taller donde estrenabamos.
—Mentira, me amas con todo tu ser.
Solo lo escuche reír mientras yo me daba la vuelta para beber un poco de una botella de agua, limpie el sudor de mi frente mientras lo miraba enviar mensajes a otra personaen su celular, no entendía porque...
Porque realmente quería que mis palabras fueran de verdad y él me mirara con esos ojos que no salian de mi mente siempre que iba a dormir.
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𝐵𝐸𝐴𝑇 𝐼𝑇!! 𝓑𝓮𝓪𝓽 𝓜𝓮...
Fanfictionen medio en un mundo egoísta el egoísta gana, pero, ¿qué hacer cuando no tienes la fuerza suficiente para mantenerte en pie frente a cualquier adversidad?