2:Argent [El origen de la muñeca]

Capítulo 35

"Dicen que el diablo tiene miles de cara, pero esta, es tan preciosa y frívola, que termina atrayendote hasta penetrarse en tu alma" -G.U.

El nombre de la FEECN resonó a nivel mundial. Noticias sobre carteles, invasiones, asesinatos, desapariciones, llegaron a oídos, rincones y personas que jamás pudieron haber existido. Se volvió la organización más famosa y temida por los mafiosos. Traficantes. Delincuentes.

Superamos a la interpool, al FBI, la élite. Convirtiéndonos en los número uno.

Mi cargo, mi puesto en la agencia era envidiable, mi escuadrón se convirtió en el mejor, después del Alfa. Lorenzo y yo derrumbamos fincas. Ataqué familias. Hice correr sangre. Me adueñé de sus propiedades y les arrebaté a sus socios.

Me convertí en la pesadilla de todos

Incluso mi familia, me temía. Desde Egipto, supe de lo que era capaz. Sólo que me negaba a serlo, debido a ser aquello que nadie amara. Hasta que descubrí que el amor no es más que un estúpido e innecesario sentimiento. No es más que una maldita arma de triple filo.

Si quiero ser herida, prefiero una bala en el brazo en medio de una invasión

Hay demonios, que no todos son capaces de amar o tolerar

Dos golpes en la puerta interrumpen mi trabajo. Cómo mencioné, los socios desean reuniones, mercancías, alianzas con el heredero Argent. Los medios de comunicación exigen a la empresa conocer al nuevo sucesor. Hay papeles que tengo que leer. Firmar. Tirar a la basura. He colapsado mi mente, preparado mi cuerpo, y fortalecido mis barreras.

Poco a poco pierdo mi humanidad, convirtiéndome en una fría barrera, exponiendo los demonios para que la mantengan firme, alejando a todo aquel que desee pasar.

-¿Qué quieres? -espeto al ver a mi hermano entrar a la oficina.

-Me uniré a la FEECN.

Elevo la cabeza de golpe para verlo. Mismas expresiones neutras, miradas fulminantes. Respiraciones lentas y pesadas. Me está desafiando. Y eso no me gusta. Para nada.

-Esta bien -digo cortante para seguir en lo mío-. Si es lo que quieres, vete.

-¿Y ya? -protesta irritado y confuso.

-¿Quieres un abrazo y un beso en la mejilla? -indago mirando la hoja.

-Siempre te negaste a la idea de formar parte de ella, ¿ahora te da igual si voy o no?.

-Jonas, tienes la edad suficiente para decidir lo que quieras hacer con tu vida -lo veo, jugando con el bolígrafo entre mis dedos-. Me cansé de estar detrás de ustedes, de pedirles un poco de consideración. Tengo un cargo que mantener y estar al pendiente de ustedes, para que sigan haciendo lo que les venga en gana, agota.

-¿Ahora te hartamos? -cuestiona incrédulo.

-Los amo y lo saben. Pero quiero que entiendan de una maldita vez que las personas nos cansamos de ser tratados como mierda. Además, tú mismo dejaste claro que no era tu familia desde hace mucho. No venga a hacerte la víctima.

-Bruno me ordenó decirte esto -usa a Toriccelli cómo excusa-. Le pedí unirme y aceptó, pero debía comentarte.

-Y te dije que eres libre -comento-. ¿Bruno te quiere?, Ve con él. ¿Quieres ser un agente?, hazlo. Pero no quiero oírte quejar o recriminarme por ello.

Abre la boca para decir algo. Le ha molestado. Odia que le hable de esta forma, pero es la única manera de que entienda. Mis responsabilidades son enormes. Esperan mucho de mí. Debo ser suficiente. Jonas quiere hacer esto para fastidiar. Sólo porque no le gusta el echo de que yo, sea quien obtiene el cargo de un hogar.