En las redes oscuras de cada empresa, donde la ley no tiene voz ni voto y el poder se mide en balas, las mafias gobiernan a su gusto.
Sus nombres son susurros en los pasillos oscuros, pero sus acciones brillan en toda la ciudad. Mostrándose ante al...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Elioth T.
En los altos edificios de enormes ventanales de la Corporación Taylor, se esconde un oscuro secreto. Y Elioth lo sabe, más aún no el que.
Toda su vida se había preparado para ello, y ahora estaba a punto de tomar las riendas del imperio financiero que su padre construyó con astucia y ambición, no se podía sentir menos capacitado. Sabía que no podía ignorar las sombras que se ciernen sobre la empresa, y eso es lo que lo ponía más ansioso. Descubrir cosas que no le acomodaran o agradar al comenzar a formar parte oficialmente de ella.
Desde niño, escuchó los susurros en los pasillos, las miradas furtivas de los empleados y los rumores entre las personas que lo educaban de más joven justo antes de comenzar la universidad.
La Corporación Taylor ha amasado riquezas incalculables, pero a qué costo. ¿Qué tratos turbios se han llevado a cabo en las salas de juntas? ¿Qué secretos se ocultan en los archivos sellados bajo llave? ¿O el porqué de que tanta gente especule que algo se esté jugando chueco?
Ethan no cree en las casualidades. Sabe que el suceso con su madre años atrás no fue tan coherente como se lo pintaron a él. Su abuelo, el fundador de la empresa, también desapareció sin dejar rastro. ¿Qué ocultaban bajo el tapete?
Estaba decidido a descubrir la verdad, incluso si eso significa enfrentarse a los fantasmas del pasado y desafiar a los poderosos del presente. La herencia que le espera no es solo una fortuna, sino también una carga de secretos que amenaza con destruirlo todo.
Había comenzado como un trabajo difícil, los programas y softwares estaban encriptados, repletos de laberintos y puertas trampa que bloqueaban su acceso a los archivos a los cuales quería acceder de manera anónima por una computadora que manejaba sin supervisión, no como lo hacía con las de trabajo que utilizaba comúnmente en prácticas.
