Relato 1:
La canción que por siempre llevará tu nombre por muchos amaneceres nuevos que vea. El sonido que me dejará sin voz allá donde suene. La letra que canta mi corazón pero que mi cabeza quiere olvidar. El tiempo borrará sentimientos y recuerdos, pero nunca desaparecerá tu nombre que está tatuado a esa música que un día fue nuestra, y que al irte se quedó huérfana.
Relato 2:
Conseguiste que una canción que no me contaba nada se convirtiera en toda una filosofía. Lideraste el fanatismo por ese sonido que se fusionó con nosotros, hasta que un día el todo te pareció la nada y esa canción pasó a tierra de nadie. Ahora la escucho y no siento nada. Luego la recuerdo y duele todo.
Relato 3:
Canciones con nombre y apellidos. Amaneceres en los que esas notas podían destruir el día antes de que comenzara. Sonidos capaces de dejarme sin voz, pero en los que también te quedas sin piernas. Son sombras que me siguen y que aprovechan para hacerse enormes cuando no me esfuerzo en estar bajo el sol. Te tatuaste a mis canciones sin pedirlo, para luego dejarlas huérfanas sin esperarlo.