5

80 14 5
                                    

Después de aquella tormentosa noche, la vida comenzó a desmoronarse de una manera que nunca había previsto. Hana estaba conmigo, físicamente, pero algo en ella había cambiado. No podía precisar cuándo comenzó exactamente, pero lo sentí en los pequeños detalles. La manera en que me miraba, a veces con una intensidad que no le era propia, o cómo sus palabras parecían tener un filo que antes no existía. Al principio, pensé que todo era un efecto secundario del miedo, una consecuencia de lo que habíamos vivido. Pero cuanto más lo pensaba, más evidente se volvía que algo no estaba bien.

Hana siempre había sido una mujer de carácter fuerte, pero con una dulzura que equilibraba esa fortaleza. Ahora, sin embargo, había momentos en los que esa dulzura desaparecía por completo, dejando en su lugar una frialdad que me helaba la sangre. Era como si la mujer que había conocido estuviera siendo suplantada por otra persona, alguien que conocía mis debilidades, mis miedos más profundos.

El primer indicio claro de que algo andaba mal sucedió una mañana mientras estábamos desayunando. Hana se sentó frente a mí, mirándome fijamente mientras bebía su café. Sus ojos no se apartaron de los míos, y en ellos vi algo que no había visto antes: una mezcla de burla y conocimiento, como si supiera algo que yo no.

—¿Recuerdas ese lugar en la playa? —preguntó de repente.

Me quedé congelado. El tono de su voz, la elección de sus palabras... era exactamente la manera en que Nambi solía hablarme. Un nudo se formó en mi estómago mientras mi mente trataba de encontrar una explicación lógica. Hana nunca había estado en esa playa, ni siquiera sabía de su existencia. Ese lugar era un secreto entre Nambi y yo, un rincón del mundo que habíamos reclamado como nuestro.

—¿Cómo sabes de eso? —pregunté, mi voz temblando.

Hana me miró, parpadeando lentamente como si intentara descifrar lo que acababa de decir.

—¿Decir qué? —preguntó, frunciendo el ceño como si estuviera confundida.

—La playa... nunca te hablé de ese lugar.

Ella se encogió de hombros, y por un momento, su expresión cambió. Volvió a ser la Hana que conocía, la mujer con la que había empezado a construir una nueva vida.

—No sé, supongo que lo soñé. —Dijo con una sonrisa forzada, pero no pude evitar sentir que había algo más detrás de esa sonrisa, algo que intentaba ocultar.

A partir de ese momento, las cosas solo empeoraron. Hana comenzó a recordar cosas que no podía saber, cosas que pertenecían al pasado que compartí con Nambi. Hablaba de nuestras canciones favoritas, de los lugares a los que solíamos ir, incluso de las pequeñas bromas internas que solo Nambi y yo entendíamos. Era como si los recuerdos de Nambi estuvieran emergiendo en la mente de Hana, borrando su propia identidad.

Una tarde, mientras caminábamos por el parque, Hana se detuvo de repente y se volvió hacia mí, sus ojos llenos de una extraña mezcla de amor y desesperación.

—¿Por qué no me salvaste, Jungkook? —susurró, su voz llena de dolor.

El suelo pareció desvanecerse bajo mis pies. Esas palabras, ese tono... era como si Nambi estuviera hablando a través de ella. El pánico se apoderó de mí, y retrocedí un paso, incapaz de procesar lo que estaba sucediendo.

—Hana... ¿qué estás diciendo? —pregunté, con la esperanza de que ella misma no supiera lo que acababa de decir.

Pero en lugar de explicarme, Hana simplemente me miró, sus ojos llenos de lágrimas. Luego, como si nada hubiera pasado, se giró y continuó caminando, dejando que la distancia entre nosotros creciera. Mi corazón latía con fuerza mientras intentaba entender lo que acababa de presenciar. No era normal. Nada de esto lo era.

Cada día que pasaba, Hana se parecía más a Nambi. No solo en sus palabras, sino en sus gestos, en la manera en que me tocaba, en cómo se movía por el apartamento. Incluso su aroma había cambiado. Era como si la esencia de Nambi estuviera impregnando a Hana, tomando control de su ser. Pero lo más aterrador de todo era que Hana no parecía darse cuenta. Para ella, todo era normal, como si estos cambios fueran parte natural de su vida.

Un día, después de otro episodio perturbador en el que Hana mencionó una conversación que había tenido con Nambi años antes, ya no pude seguir ignorando lo que estaba ocurriendo. Sabía que debía confrontarla, enfrentar la realidad de que mi amada Nambi estaba de alguna manera invadiendo la vida de Hana. Pero, ¿cómo se lo explicaría? ¿Cómo podría hacerle entender que no estaba siendo ella misma, que algo oscuro y sobrenatural la estaba poseyendo?

La oportunidad de confrontarla llegó una noche mientras estábamos acostados en la cama. Hana se giró hacia mí, y por un breve instante, vi en sus ojos a Nambi. Había una familiaridad en su mirada, una intensidad que reconocí de inmediato. Mi corazón se aceleró, y supe que no podía esperar más.

—Hana, tenemos que hablar —dije, mi voz temblando ligeramente.

Ella me miró con curiosidad, pero había algo en su expresión, algo que me decía que ella ya sabía lo que iba a decir.

—¿Qué pasa, Jungkook? —preguntó con voz suave.

—No eres tú... —empecé, pero las palabras se me atascaron en la garganta—. No eres solo tú. Es como si... como si Nambi estuviera aquí, dentro de ti.

Por un momento, no dijo nada. Solo me miró, sus ojos brillando con una emoción que no pude descifrar. Luego, lentamente, una sonrisa se formó en sus labios, pero no era una sonrisa de consuelo. Era algo más frío, más calculador.

—Tal vez lo está —dijo finalmente, su voz apenas un susurro.

Mis peores temores se confirmaron en ese instante. No era solo mi imaginación. Nambi estaba aquí, dentro de Hana, y había estado esperando el momento perfecto para revelarse. Sentí un escalofrío recorrer mi columna vertebral mientras intentaba comprender lo que esto significaba. ¿Qué haría ahora? ¿Cómo podría salvar a Hana de la influencia de Nambi, si es que aún podía salvarla?

La respuesta no era clara, pero una cosa sí lo era: Nambi no había regresado para amarme. Había regresado para vengarse, para reclamarme de una manera que no había anticipado. Y mientras la noche avanzaba, supe que mi vida nunca volvería a ser la misma.

Over Me | JJK ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora