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El amanecer trajo consigo una ligera esperanza de cambio, pero en mi mente, el caos y la desesperación seguían siendo mi única compañía. Había decidido que debía hacer algo, cualquier cosa, para escapar de la tormenta que Nambi había desatado en mi vida. Me había convencido de que el primer paso para recuperar el control era buscar ayuda, y así, tras días de introspección y lucha interna, decidí que era hora de buscar apoyo.

Empecé llamando a viejos amigos, personas con las que había compartido momentos significativos antes de que la oscuridad comenzara a dominar mi vida. Esperaba que su presencia me ofreciera un respiro de la constante opresión que sentía en mi hogar. El primer contacto fue con Minseok, un amigo cercano que conocía parte de mi situación pero no la gravedad completa.

—Minseok, necesito hablar contigo —dije, mi voz temblando al teléfono—. Estoy en un estado terrible, y no sé qué hacer. ¿Podrías venir a mi casa?

Minseok aceptó rápidamente, y poco después se presentó en mi puerta con una expresión de preocupación en el rostro. Lo recibí con un abrazo, un gesto que parecía una mezcla de alivio y desesperación. Lo conduje a la sala, donde comenzamos a hablar sobre lo que estaba sucediendo.

—Jungkook, no entiendo todo lo que estás pasando, pero estoy aquí para ayudarte —dijo Minseok, mirando a su alrededor con una mezcla de curiosidad y preocupación—. Cuéntame todo, no quiero que te sientas solo en esto.

Empecé a relatarle las cosas que había experimentado, tratando de ser lo más honesto posible sin revelar completamente la naturaleza sobrenatural de la situación. Minseok escuchaba atentamente, y sus comentarios y consejos eran un bálsamo para mi agitada mente. Sin embargo, al final de la conversación, cuando me sentía algo más aliviado, comenzó a suceder algo extraño.

Mientras estábamos en la sala, las luces comenzaron a parpadear con una intensidad que no había visto antes. Minseok y yo nos miramos, y su expresión de preocupación se transformó en desconcierto. De repente, las sombras en las paredes parecían tomar formas amenazantes, y un frío penetrante invadió la habitación.

—Jungkook, ¿qué está pasando? —preguntó Minseok, con un tono de alarma en su voz—. Esto no es normal.

No pude responder, no sabía cómo. Sentí que Nambi estaba manipulando la situación para sabotear mis intentos de buscar ayuda. Las apariciones y los fenómenos inexplicables comenzaron a intensificarse, como si intentaran demostrar que no había escapatoria. Minseok se mostró cada vez más inquieto, y en un momento dado, se levantó de la silla, diciendo que debía irse.

—Voy a buscar ayuda profesional, Jungkook —dijo Minseok—. Esto está más allá de lo que puedo manejar solo.

Su partida dejó un vacío en la casa, y el silencio que siguió estaba cargado de una sensación de derrota. Aunque había hecho el intento de buscar apoyo, parecía que Nambi estaba siempre un paso adelante, asegurándose de que cada esfuerzo por escapar terminara en fracaso.

Con la desesperación apoderándose de mí, decidí que debía buscar ayuda profesional. Si mis amigos no podían comprender o enfrentar la situación, quizás un terapeuta o un especialista en salud mental podría ofrecerme alguna solución. Me dirigí a una clínica cercana y solicité una cita con urgencia. Agradecido por la rápida respuesta, me dirigí al consultorio del terapeuta, esperando que su orientación pudiera ofrecerme alguna esperanza.

La consulta fue una mezcla de alivio y frustación. El terapeuta, el Dr. Kim, me escuchó con atención mientras hablaba sobre mis experiencias. Sin embargo, a medida que avanzaba la sesión, empecé a notar que algo extraño estaba ocurriendo. El Dr. Kim parecía distraído, y sus respuestas eran vagas y desorientadas. La conversación que tenía la intención de ofrecerme consuelo y comprensión se volvió confusa y surrealista.

—Jungkook, lo que estás experimentando podría estar relacionado con estrés severo y ansiedad —dijo el Dr. Kim, pero sus palabras parecían vacías y desarticuladas—. Pero también hay factores... que debemos considerar.

Sentí que la sesión estaba siendo saboteada, que Nambi estaba influyendo en el terapeuta para mantenerme atrapado en mi desesperación. La sesión terminó sin que se ofrecieran soluciones concretas, y cuando salí de la clínica, el sentimiento de frustración era abrumador.

Con la sensación de que cada intento de escapar estaba siendo sistemáticamente desbaratado, me sumergí en una profunda tristeza. Decidí intentar un enfoque diferente: investigar sobre fenómenos paranormales y buscar a alguien que pudiera ofrecerme una perspectiva diferente. Me dirigí a una librería especializada en temas esotéricos, donde me encontré con un libro sobre espiritismo y exorcismos.

Esa noche, leí el libro con avidez, buscando cualquier indicio de cómo manejar una entidad que parecía tener control total sobre mi vida. La lectura ofreció una mezcla de esperanza y desesperanza, presentando rituales y técnicas que parecían ser mi última esperanza. A medida que leía, una sensación de determinación y desesperación se apoderó de mí.

A la mañana siguiente, intenté poner en práctica algunos de los rituales descritos en el libro, esperando que pudieran ofrecerme algún tipo de alivio. Sin embargo, mientras realizaba los rituales, la sensación de que estaba siendo observado se intensificó. Las sombras en la habitación se movieron con mayor intensidad, y un aire pesado llenó el ambiente, como si Nambi estuviera burlándose de mis intentos de liberación.

Al final del día, me encontré de nuevo en el borde de la desesperación. Cada intento de buscar ayuda, cada estrategia para enfrentar a Nambi, parecía ser desbaratada con una precisión escalofriante. Las voces y las apariciones se volvieron más intensas, y la sensación de estar atrapado en una pesadilla interminable se volvía más real con cada momento que pasaba.

El sentimiento de desesperanza se había vuelto casi omnipresente, y me preguntaba si alguna vez podría escapar de esta tormenta interminable. La presencia de Nambi seguía siendo una sombra constante en mi vida, y cada intento de liberación solo parecía llevarme más cerca de un punto sin retorno.

La lucha por recuperar el control se había convertido en una batalla agotadora, y la idea de rendirme y unirme a Nambi en el más allá se volvía cada vez más seductora. A medida que el sol se ponía y la noche se cernía sobre mí, me encontraba en el umbral de la desesperación total, con la sensación de que la única salida de este tormento era una liberación final.

Over Me | JJK ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora