Capítulo 4: Incompleto.

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Kotemon: ¡Bien, ahora que despertaste y estás de ánimo, hay que celebrar! ¡Vamos, Rojo!

Rojo: ¡Sí!

Rojo: ¡Vamos a

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Rojo: ¡Vamos a...

Bakumon: Espera, Rojo. No...

Rojo: ¡AAARRRGGGHHHH!

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Rojo: ¡AAARRRGGGHHHH!

Rojo se vio influenciado por la euforia de Kotemon, pero, al salir de la cama de golpe, todo su cuerpo se entumeció y empezó a dolerle con fuerza, haciendo que cayera de cara al piso unos segundos después de ponerse de pie sobre su cama.

Armadillomon: ¡Par de idiotas! ¡¿No recuerdan que Rojo recibió el ataque directo del enemigo?! ¡Tienes suerte de que no te haya matado en ese momento, pero, si no te cuidas tú mismo, vas a terminar el trabajo que Musyamon empezó!

Rojo: Lo... Lo siento... *Lamentos de dolor*

Bakumon: Déjame ayudarte.

Kotemon ayudó a Bakumon a levantar a Rojo y llevarlo a su cama, aunque el breve traslado fue bastante doloroso para el chico. Los Digimon lo acompañaron, pero, de un momento a otro, un digitama rodó rápidamente desde la mesa y dio un salto hasta la cama de Rojo. Este se abrió rápidamente y pudieron ver que era Yolkmon, quien dio un salto fuera de su cascaron y se puso justo frente al chico.

Rojo: Je... ¿Jefe? (¡Rayos! ¡Lo olvidé por completo! ¡La última vez Kotemon y yo ignoramos las órdenes del jefe y salimos corriendo hacía el enemigo! ¡Seguro va a matarme!)

El chico se puso bastante nervioso. Sabe el carácter que tiene el huevito estrellado y lo duro que puede llegar a ser con sus castigos; intentó pensar en una excusa, pero no había mucho que decir en este punto.

Rojo: Lo siento mucho... por todo.

Yolkmon: Olvídate de eso. Tenemos que hablar seriamente.

Rojo: Ay... ¿Y esta vez por cuantas horas vas a regañarme?

Yolkmon: Estoy orgulloso de ti, muchacho.

Rojo: E... ¡¿eh?!

El huevito quitó la imponente mirada que lo estaba intimidando y puso una sonrisa afable.

Digimon: En el siguiente mundo, en la siguiente...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora