Capítulo 8: Pasado y Revelaciones.

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Hermano... Hermano, despierta... Levántate hermano, vas a llegar tarde.

El chico que conocemos como Rojo abre los ojos, ve a su hermana frente a él, moviéndolo para que despierte, y tras de ella lo que parece ser el espacio exterior, con varios planetas y estrellas alrededor; o al menos así parecía, pues cuando su vista se ajustó y pudo ver con claridad, era evidente a simple vista que se trataba del tapizado de su habitación.

Rojo: ¿Eh? Hola hermanita, ¿qué hora es? 

Al voltear a ver su reloj se da cuenta de que se quedó dormido más de la cuenta y sale disparado de su cama de un salto; revisa su ropero y prepara varias cosas en su mochila.

Rojo: ¡Ya es tarde!

Hermana: Lo sé.

Rojo: ¡¿Por qué no me despertaron?!

Hermana: ¿Y qué crees que acabo de hacer?

Rojo: ¡Me refiero a: ¿Por qué no me despertaron ANTES?!

Hermana: No es mi culpa que olvidaras poner tu alarma. Además, mamá quería que descansarás bien.

La niña se sienta sobre la cama de su hermano; hace un puchero de molestia, no le gusta que la culpen cuando ella solo lo está ayudando, pero no le toma mucha importancia. Mientras su hermano sigue arreglando sus cosas ella ve detenidamente su cuarto.

Hermana: ¿No crees que ya es tiempo de redecorar tu cuarto? Hasta para mí esto se ve infantil.

Rojo: ¿Qué? ¡Para nada! Me gusta como está... Además... me hace sentir más tranquilo.

Hermana: ¿Eh? -Al bajar la mirada ve un cohete espacial en el escritorio de su hermano y empieza a jugar con él mientras sigue hablando- ¿No será que aun quieres ser un astronauta?

Rojo se sonrojó, ahora él es quien hace el puchero, pero intenta aparentar mientras sigue arreglando su mochila.

Hermana: Creía que ya habías renunciado a ese sueño; sabes que es casi imposible lograrlo, ¿cierto? En especial con tus calificaciones.

Rojo: ¡Cállate!

Hermana: Jaja, no te enojes, hermanito. Si de verdad quieres llegar al espacio solo tienes que seguir intentándolo. ¡Haz posible lo imposible!

De cierta forma el chico se sintió bastante reconfortado por las palabras de su hermana, termina de acomodar sus cosas y cierra su mochila.

Rojo: ¿Sabes? Tienes razón. No importa qué tan difícil sea, ¡llegaré al espacio de una forma u otra! Y cundo lo haga... -Antes de continuar se acerca a ella- ¡te llevaré conmigo!

Rojo se agacha y pone a su hermana en su espalda, tomándola por sorpresa.

Rojo: 3, 2, 1, ¡Despegue!

Hermana: No, hermano. ¡Espera!

Rojo la levanta bruscamente, da un par de vueltas por su cuarto imitando el ruido de un motor y luego sale de la habitación cargándola en su espalda, ambos ríen alegremente. Poco después, ambos están sentados tomando el desayuno, su mamá parece algo apresurada, ya que además de la comida en la mesa tiene que preparar el almuerzo para que coman más tarde. Rojo sigue con mucha prisa, así que come demasiado rápido, al punto de que casi se atraganta un par de veces.

Madre: ¡Te vas a asfixiar si no comes como una persona normal!

Rojo: ¡Perdón mamá, pero si no salgo pronto llegaré tarde! ¡Y es un partido muy importante!

Padre: Bueno, si te ahogas con la comida tampoco vas a llegar al partido, así que hazle caso a tu madre.

Rojo: Está bien, está bien, pero en verdad tengo que apresurarme.

Digimon: En el siguiente mundo, en la siguiente...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora