—Bien, agente especial Styles, tengo entendido que ha acabado sus evaluaciones —dijo el director ajunto de la División de Investigación Criminal desde detrás de su mesa oscura, donde estaba sentado. El escritorio destacaba con los colores de la pintura y la moqueta, y combinaba con las estanterías que cubrían la pared.
El agente especial del FBI Harry Styles miraba por la ventana hacia las sucias y húmedas calles de Washington DC, deseando desesperadamente estar en cualquier otro sitio. Podía ver a su jefe reflejado en la ventana; el hombre detrás de la mesa tenía varios expedientes en su mano mientras miraba a Harry con las cejas levantadas.
Harry miró con desdén a su propio reflejo. Las sombras bajo sus ojos y las arrugas de su ceño eran pronunciadas encima de su nariz ligeramente torcida, dándole una apariencia dura y desaliñada a pesar de que se había afeitado esa mañana. Las marcadas mejillas contrastaban con su pelo castaño y demasiado largo. Mirándose a sí mismo reconoció que, a pesar de los músculos escondidos en sus pantalones negros y camisa azul celeste, no resultaba nada atractivo en ese momento.
Hacía cinco semanas que le habían asignado a la oficina de DC, junto con su compañero, cuando se reunieron en esa misma oficina después de cinco meses separados. Al recibir el nuevo destino, ambos habían sido obligados a hacer trabajo de oficina por diversas razones, siendo una de las más importantes el desgaste físico y mental resultado del año anterior. Había sido un año especialmente duro para él. Louis parecía poder dejar el pasado atrás mejor. Harry tomó aire para tranquilizarse y metió las manos en los bolsillos, removiéndose incómodo.
Esbozó una mueca y se giró para mirar a Richard Burns. Ya sabía que el encuentro de hoy sería... difícil.
—Has aprobado el examen físico y académico, pero eso ya lo sabías. También sabías que te las arreglaste para suspender la evaluación mental que te hubiera permitido volver a la calle —dijo Burns con preocupación.
Harry no respondió y se cruzó de brazos pensando qué decir para explicarse. Había tanta mierda en su cabeza que ni siquiera estaba seguro de porqué había tenido tantas dificultades con una evaluación que debería haber sido capaz de pasar con facilidad. Simplemente no había sido capaz de centrarse.
—Si hay alguna razón particular por la que no puedes sacar la cabeza del culo me gustaría oírla —le invitó Burns mientras le miraba. Se calló, probablemente esperando a ver si Harry decía algo. Cuando no recibió respuesta, continuó—: ¿Es por tu compañero? —preguntó con cautela.
Los hombros de Harry se tensaron, y negó rápidamente con la cabeza. Su compañero tenía reputación en la agencia de no ser capaz de trabajar en equipo; Harry había recibido más miradas comprensivas en las cinco semanas que llevaba siendo compañero del agente especial Louis Tomlinson de las que recibió cuando murió su esposa. Pero Harry no tenía ningún problema trabajando con Louis. Al menos no por las razones que otros tenían.
—Ha sido difícil —contestó, evasivo—, superar lo que pasó.
Eso era una infravaloración. La verdad era que había estado padeciendo insomnio, agudas jaquecas, y pesadillas cuando por fin dormía solo. Perseguir a un asesino en serie centrado en no ser atrapado era malo para la salud, tanto física como mentalmente, y casi morir en un brutal accidente de coche durante la persecución casi seis meses atrás había contribuido a sus problemas. Se había recuperado sorprendentemente bien, físicamente. Había acudido a sus sesiones de rehabilitación y horas de gimnasio religiosamente. Pero el resto...
Había sido capaz de ignorarlo mientras había tenido a Louis en una cama a su lado. Cuando Harry recibió la orden de su compañía de quedarse en la suite de un hotel, Louis había estado allí casi cada noche, yendo a su casa en Baltimore una o dos veces por semana para cambiarse de ropa. Pero en las siguientes cinco semanas, mientras languidecían entre papeleo esperando recibir la autorización para volver al campo, las veces que Louis se quedaba a dormir se habían ido reduciendo hasta que Louis solo se presentaba una vez o dos a la semana, si es que aparecía. Cuanto menos venía, menos dormía Harry. Y aunque hizo milagros por su recuperación física y horario de entrenamientos, era otra de las razones por las cuales Harry se había estado sintiendo desconectado de algún modo, tanto de su trabajo como de su compañero.
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Sticks and Stones (may break my bones)
ActionSegunda parte de "Retirada". ------------ Seis meses después de casi perder la vida ante un asesino en serie de Nueva York, los agentes especiales del FBI Louis Tomlinson y Harry Styles, van a pasar por algo todavía más escalofriante: la monotonía...