Capítulo 17

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—¿Debería viajar, enfermo como está? —preguntó Mara Tomlinson, preocupada mientras revoloteaba entre Louis y los pasteles que estaba preparando en la cocina—. A lo mejor debería quedarse aquí hasta que se sienta mejor.

—Me siento mejor, mamá —dijo Louis desde donde estaba sentado en el sofá, cubierto de mantas y sosteniendo una taza de chocolate caliente que Mara le había obligado a beber.

—No es verdad —insistió esta desde la cocina mientras colocaba una bandeja de pastel en el mostrador y empezaba a rebuscar utensilios y platos.

—Dios me odia —murmuró Louis desde debajo de una de las pesadas mantas que ella había puesto encima suyo.

Harry bufó desde donde estaba tirado en una mecedora dispuesta hacia el sofá, también bajo una colcha. Mara había insistido en cuidarle a él también.

—Si Dios te odiara ese gato te hubiera mordido en algún lugar más delicado —dijo, tomándole el pelo.

—Sí, tú espera a que el efecto de las drogas se disipe y pueda saber cuál de ustedes dos es real —gruñó Louis en su dirección. Olfateó el aire cuando el olor de pastel de manzana les alcanzó.

—¿Cuándo tienes que irte? —preguntó Mara.

—Deja al chico en paz —le dijo Earl desde su asiento en la cocina, y sus voces descendieron mientras continuaban hablando silenciosamente el uno al otro.

Louis se sentó y le frunció el ceño a Harry.

—Te diría que se quedará así permanentemente, pero a lo mejor te gustaría —murmuró Harry mientras se mecía, la silla rechinaba un poco.

—¿Cuándo nos vamos? —preguntó Louis.

Harry estuvo en silencio por un largo instante mientras miraba a Louis.

—Yo me voy mañana.

Louis inclinó la cabeza y frunció aún más el ceño.

—No me vas a dejar aquí —susurró con enfado.

—¿No crees que necesitas descansar y curarte en vez de conducir todo el camino de vuelta a Baltimore? —preguntó Harry—. Será mucho más fácil para ti volar a casa. Es un viaje corto hasta el aeropuerto en Charleston.

—¿No crees que deberías estar cocinando pasteles o algo? — respondió Louis ásperamente.

—Apuesto a que tú ya sabes cómo hacerlo —dijo Harry—. Deliverance.

—¿Qué demonios tiene que ver eso con pasteles? —preguntó Louis, molesto.

—Es solo un comentario sobre tu amplio abanico de habilidades — dijo Harry—. De las cuales, curarse parece necesitar más práctica.

—Me curo perfectamente —discutió Louis—. Y tú no eres nadie para hablar —añadió, señalando el colorido hematoma que se extendía de su ojo morado hasta la mandíbula de Harry, el cual aparentemente era tan doloroso que Harry aún no se había afeitado la barba.

Harry arrugó la nariz e hizo una mueca de dolor.

—¿Quieren más chocolate caliente, chicos? —llamó Mara mientras Deuce entraba en el salón y se dejaba caer en el sofá junto a Louis.

—No, señora —contestaron Louis y Deuce.

—Estoy bien, gracias —contestó Harry mientras le dirigía a Louis una mirada llena de incredulidad.

—¿Qué? —le preguntó Louis a la defensiva.

—Todo lo que digo es que tienes la oportunidad de echarte y relajarte, de tener a alguien cuidándote. Deberías aprovecharla.

Sticks and Stones (may break my bones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora