Louis estaba estirado en el suelo, inmóvil, vigilando el sendero. Earl y él habían improvisado un traje de camuflaje con unas pocas ramas y las hojas húmedas y muertas que cubrían el suelo del bosque. No había tenido nada para cubrir su cara excepto barro y pinaza, pero funcionaba si no se movía. Incluso parpadear arriesgaría su posición mientras estaba echado cerca del límite del claro esperando ver u oír a quien viniera a comprobar la explosión.
Hacía mucho tiempo que Louis no hacía eso. Se estaba poniendo nervioso. Solo llevaba unos quince minutos allí, y ya quería moverse. Su mayor obstáculo siempre había sido el balanceo que no podía evitar cuando estaba tenso, nervioso o aburrido. Incluso estando en la cama solo por la noche, tenía que moverse para evitar volverse loco. No era tan malo cuando estaba con Harry, aunque solo fuera porque se obligaba a estar quieto para no molestarle. Harry ya dormía poco, y tendía a darle codazos cuando se movía.
Por suerte, no tuvo que esperar mucho más. Una ramita se rompió a unos metros de donde estaba. Louis resistió el impulso de girar la cabeza y comprobar la posición de los otros. Ya se había asegurado de que no podían ser vistos, estaban más lejos. Solo él estaba lo suficientemente cerca como para oír lo que pasaba.
De repente, dos hombres aparecieron por el crecido arbusto a su derecha. Louis podía verlos por el rabillo del ojo. Los dos llevaban puestas chaquetas de camuflaje. El más grande de los dos llevaba una gorra de cazador con orejeras, que estaban dobladas hacia arriba de manera que le hacían parecer un alce en el bosque. Los dos llevaban pistolas apoyadas en sus antebrazos, sostenidas en la curva de sus brazos. El de las orejeras emitió un silbido bajo mientras se asomaba al claro para mirar el cráter que la explosión había producido.
—Hemos atrapado a alguien, ¿no? —susurró a su amigo, que asintió y miró alrededor sin decir nada.
—No hay ningún cuerpo —observó, mientras masticaba lo que parecía un palillo de coctel.
Los dos hombres miraron al cielo, como si esperaran ver un cuerpo en los árboles. Louis se detuvo a tiempo antes de poner los ojos en blanco.
¿Esperaban que alguien hubiera volado en pedazos hacia el aire?—Debe haber tenido suerte —decidió Orejeras en voz baja—. Se ha escapado —murmuró mientras giraba la cabeza y miraba hacia el bosque.
Louis cerró los ojos rápidamente y se maldijo mentalmente. Debería haber trabajado más en su camuflaje. Debería haber sabido que quienes quiera que estuvieran allí arriba no serían novatos de ciudad. Había subestimado a su oponente, y ya tendría que haber aprendido a no hacerlo.
—Parece que se asustó y salió corriendo —dijo el hombre delgado con desdén. Louis se arriesgó a abrir los ojos como rendijas, mirando a través de sus pestañas mientras Orejeras asentía sin decir nada y continuaba mirando a su alrededor con sospecha—. ¿Deberíamos seguirle? —preguntó tras un momento.
Palillo meneó la cabeza y movió su pulgar sobre el hombro.
—Es imposible que se haya alejado mucho estando herido, y está a unos cuatro días de cualquier ayuda. La montaña lo matará antes de que tengamos que hacerlo nosotros. Volvamos.
El hombre grande asintió, y ambos volvieron para adentrarse de nuevo en el bosque. Se movían silenciosamente, y Louis estaba impresionado. Aunque estaban hablando más alto ahora, sin preocuparse ya por ser oídos.
—Enciende la radio e infórmale —ordenó Orejeras—. Está muy pesado sobre gente encontrando su tesoro antes que nosotros, probablemente se volverá loco si no sabe nada de nosotros pronto.
Palillo asintió y se detuvo de nuevo para sacar una pequeña radio que tenía colgada en la cadera. Apretó el botón y llamó, pero solo se oyó un ruido estático. Suspiró molesto y sacudió la radio.
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Sticks and Stones (may break my bones)
ActionSegunda parte de "Retirada". ------------ Seis meses después de casi perder la vida ante un asesino en serie de Nueva York, los agentes especiales del FBI Louis Tomlinson y Harry Styles, van a pasar por algo todavía más escalofriante: la monotonía...