Estaba en esa misma roca cerca del manantial. Estaba muy feliz porque, al parecer, Sarafina y Zira tendrían una amistad sin rencores. Sarafina había salvado a Zira de morir. Ya habían pasado aproximadamente tres días cuando pasó eso. El príncipe platicaba con una cebra, la misma cebra que le dijo que se fuera a caminar por allí sin rumbo alguno. La cebra le platicaba de las historias impactantes y las que casi moría. La cebra se tenía que ir con su manada antes de que lo dejaran.Era temporada de sequía, así que veía como algunos animales discutían por el agua. Cuándo decidió ver el panorama, su vista, se encontró con Zira. La leona se dirigió a la roca donde reposaba, se saludaron juntando cabezas y ronroneando - los leones eran adolescentes jóvenes -.
Cuándo se separaron el cachorro notó que tenía un agujero en su oreja, era reciente, aún tenía un poco de sangre manchada en la oreja. Y tenía marcas de zarpazos.
- Zira, ¿Qué te sucedió? ¿Quién te hizo eso? Fueron los tigres ¿Verdad?
- No. Es solo que... Me caí en un arbusto de zarzamora espinoso. Mi manada me rescató, solo que una bala me dió en la oreja. Me duele un poco -. Zira trató de decirle la verdad.
El primogénito no estaba convencido del todo. No quiso presionar así que mejor se calló -. ¿Estás segura?
- Totalmente -. Hizo una sonrisa falsa tratando de sonar conveniente. «¿Por qué es tán difícil hablar contigo?», Zira pensó -. ¿Nos vamos?
Su pareja asintió con la cabeza y se dirigieron a la roca del rey. Tenían planeado un banquete de la realeza porque la “Guardia del león” se había retirado. Los leones amigos ya eran adolescentes. Mufasa se parecía mucho a Kion, su futuro nieto, Scar se parecía a Kovu, su futuro hijo y las leonas simplemente se parecían a su mamá - se podría decir que tendrían 12 años humanos-. Cuándo llegaron todos conversaban y el líder de la “Guardia del león” contaba historias impactantes.
Zira se sentía hostigada por los leones así que solo le dijo: - Scar iré a tomar un poco de aire fresco -. Zira pensó: «Mierda, ¿Por qué le dije eso? Ahora querrá acompañarme.»
- ¿Quieres que te acompañe? -. Efectivamente lo había hecho.
- No gracias, sigue disfrutando de la fiesta.
La leona salió y la brisa le recorrió todo el cuerpo, cerró los ojos momentáneamente, para calmar todo y que el mundo se desapareciera a su alrededor. Se sentó, de inmediato sintió unas miradas muy pesadas que venían debajo de la roca del rey. Abrió los ojos sintiendo esa maldita incomodidad. Ella se dirigió, sin irse de la roca del rey, hacia donde percibía las miradas. No vió a nadie, en efecto, era de noche, todo era obscuro y frío. Zira tenía mirada severa, frunciendo el ceño, y sintió una lágrima rodar por su mejilla.
- ¿Zira? -. Una voz la llamó detrás de ella. Se sobresalto al escucharla, se volteó y se limpió la lágrima rápidamente -. ¿Está todo bien? -. Era Sarafina.
- Si. Es solo que... -. La mirada se dirigió detrás de ella, dónde sentía la pesadez. Su amiga se puso detrás de ella fijándose donde las miradas no soltaban a Zira. No vió nada -. Es solo que extraño mucho a mi mamá.
Sarafina, no muy convencida miró a Zira dándose la vuelta para quedar cara a cara con ella -. ¿Qué sucede contigo Zira? No estás bien. Algo más te sucede. Eres mi amiga, puedes hablar conmigo. Aquí estoy. Para escucharte.
Zira suspiró, volteó para abajo y se salió de nuevo otra lágrima. Cerró los ojos, por qué sus ojos estaban llenos de lágrimas -. Sara, prométeme que no se lo dirás a nadie -. Bajó sus orejas.
- Hey -. Susurró Sarafina -. No te preocupes. Yo no le diré a nadie.
Zira levantó la cabeza sollozando y abriendo sus ojos. Sus mejillas estaban empapadas. Su amiga le dió un beso de león en su frente. Se movieron hacia la punta de la roca del rey. Dónde sucedieron y sucederán hechos históricos importantes.
- ¿Chicas? ¿Hola? -. Las leonas fueron interrumpidas por el príncipe. Sarafina se fue de allí, no sin antes darle un lengüetaso a su amiga y un abrazo con un ronroneo -. ¿Que sucede?
- Scar. Me tengo que ir. No se si pueda platicarte de esto algún día. Te adoro, te amo, pero no sé que hacer.
- ¿De qué estás hablando?
Zira salió corriendo con lágrimas en los ojos sin mirar atrás. Sarafina la siguió un poco pero se cansó. Scar venía detrás de ella. En un momento se cruzó con los tigres que molestaban a Scar. Se tropezaron y todos se cayeron. Zira se levantó y no dejó de correr.
Los tigres voltearon a ver a Scar: - ¿Tú amiga es ciega? ¿Cómo tú? -. Un tigre le gritó, era el albino.
El pequeño león los observó, ojeando a los tres animales fieros y más grandes que él, con una mirada de rabia profunda e ira. Los tres notaron su mirada así que sólo se quedaron callados. Scar siguió con la mirada llena de lágrimas.
***Dos días después fue al cementerio de elefantes para visitar a sus cuatro amigos. Cuándo llegó a la cueva, donde los vapores calientes eran vigentes, se encontró a tres hienas llorando. Eran Shenzi, Banzay y Ed, bueno el último solo estaba triste, porque estaba hueco y no sabía exactamente lo que pasaba.
- ¿Chicos? -. Scar estaba intrigado. Sus amigos lo voltearon a ver -. ¿Que pasa? ¿Dónde está Mheetu?
Shenzi, levemente,solo le negó con la cabeza. Scar sintió un mareo horrible, las patas se le tambalearon, se le revolvió el estómago, sintió un agujero en el pecho y le faltó la respiración. Se desmayó. Todo eso duró como diez segundos. Pero para él fue como si hubiera pasado una hora y media.
★ Flash back ★
La sequía dominaba las tierras del reino. Scar metió a las hienas a las praderas para que tomaran un poco de agua, los tigres que molestaban a Scar, corrían a toda velocidad porque estaban jugando. Los tigres chocaron con las cuatro hienas y con Scar.
- ¡Quítate de nuestro camino! -. Gruñó la tigresa naranja.
- Déjalo Dama -. Dijo el tigre albino -. No valen la pena.
- Grieff, Dama, vámonos -. Dijo la última, que se llamaba Aslan, estaba algo nerviosa -. Viene acompañado de animales rastreros.
- ¿Cómo nos llamaste? ¿Gatita? -. Dijo Mheetu lleno de rabia.
- Te arrepentirás de haberlo dicho -. Gruñó Shenzi enseñando los colmillos.
- ¡Vámonos! -. Exclamó Scar -. Ustedes son animales que SÍ respetan a la realeza. A pesar de ser de otras tierras.
Grieff se abalanzó hacia el león listo para atacar. El tigre tenía sus garras afuera y sus fuauses abiertas, enseñando sus enormes colmillos. El tiempo se hizo lento para el príncipe. Pudo ver cómo Mheetu se también se abalanzó. Pero no hacía el príncipe. Fue directo a morder al tigre. Mheetu mordió el cuello de Grieff. Lo mordió tan fuerte que incluso el tigre rugió. Por la fuerza, en vez de caer en Scar, cayeron del otro lado y rodaron.
Las tigresas intentaron atacar a Mheetu pero sus hermanos los detuvieron. Scar se unió a la pelea. Las tres hienas atacaron a Dama. En una ocasión Shenzi le mordió la oreja. Tanto así que le arrancó un pedazo de esta. Pero Dama se las cobró. Tomo a Ed por la oreja, le metío una buena zarandeada que le arrancó tres partes de su oreja. Scar fue lanzado pero cayó en Dama. Las otras hienas distrajeron a Aslan. Scar le metió un zarpazo en la mejilla a Dama. Ella gritó de dolor. Su cara se volvió lentamente a Scar mientras gruñía. Se lanzó a el. Pero Scar puso a prueba su técnica. La tigresa cayó en una pequeña piedrita que la lastimó y se desmayó.
Aslan se dirigió a Scar a tod velocidad. Scar no lo pensó dos veces y le metió un zarpazo en su ojo, cabe aclarar que ella era un poco más pequeña así que cuando pasara el tiempo se quedaría ciega de ese ojo. Se retorció del dolor y se echó a correr. Mientras que con Mheetu y Grieff. Pelean con tanta rabia acumulada. Mheetu recibió un zarpazo en su ojo, pero la hiena salió victoriosa.
★ Fin del flash back ★
Todos lloraban alrededor del cuerpo de Mheetu. Se había muerto por el impacto de los golpes de Grieff. Todo dentro de el estaba destrozado, solo resultó mortal que se resbalara y cayera al piso para que muriera.
Salieron del cementerio de elefantes para ir al territorio del reino. Escogieron un árbol cercano para que su cuerpo descansara en paz.
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Antes del rencor y la muerte
FantasyEn esta lectura se relata la historia de Scar, el primogénito del gran rey Ahuadi y la gran y respetable reina Uru. El pequeño león pasó obstáculos, que, poco a poco, su corazón bueno que tenía se fue tornando obscuro, rencoroso y vengativo.