Scar estaba muy solo sentado en una roca enfrente del manantial donde había conocido a Zira. El cachorro creía que vendría para poder sentirse mejor, ya que la madre de Zira la habían matado. Uru se había ido, por situaciones que un humano no comprenderá, así que el pequeño príncipe estaba solo. Una cebra ce le acercó y le dijo:
- ¡Buenos días jovén príncipe!
- Bu-Buenos días. Supongo.
Cabe aclarar que ya eran aproximadamente las las doce treinta de la tarde. Pero como dicen las cebras, "Ellas son muy astutas y muy orientadas"
- ¿Cómo está, usted? ¿Qué hace aquí?
- No estoy muy de ánimo.
- ¿Por qué no va a caminar un rato? Por las praderas. Apuesto que no las conoce del todo. En vez de estar aquí sentado aburrido, viendo animales tomar agua todo el día.
El cachorro levantó la mirada. Con una sonrisa. - Que buena idea -. Trató de no sonar sarcástico.
- Mire, joven príncipe. En el camino puede encontrar muchas cosas. Cómo ramas para jugar, alguien con quién platicar, un león que no haya sido exiliado del reino, puede pensar tranquilamente o simplemente tomar una siesta bajo un árbol.
- Ok. Iré a caminar. Tal vez pueda digerir todo lo que me ha pasado.
- Muy buena elección.
- Bueno. Hasta luego señor.
- Bueno está bien príncipe. Con cuidado. Chaíto. Cuídese. Adiosito.
***
El príncipe caminaba tranquilamente. Preguntándose por los sentimientos de Zira. Cuándo sintió un dolor en su cuerpo y cuando se dio cuenta ya estaba en el suelo. Le dolía su cuerpo se levantó algo mareado.
- ¡FÍJATE ESTUPIDO CIEGO! -. Alguien le dijo con un rugido. Era una tigresa color naranja y rayas negras.
- ¡Ten cuidado la próxima vez! -. Otro tigre, este era albino, pero tenía rayas y ojos azules obscuro.
- Dejémoslo chicos. Es un tonto -. Dijo entre risas una tigresa albina. Sin rayas con ojos azules muy cerca de ser verdes. Los tigres se alejaron riendo lanzándole insultos. Eran más grandes que él.
Pero ¿Si sabían quién era? Pues claro que sí. Solo que no les importaba incluso hablar mal del rey en su cara.
En un momento un estruendo hizo que las orejas del león chillaran. Era temporada de cazadores. Scar no supo en qué momento comenzó a correr hasta que se cayó en un risco algo bajo. Le dolía todo el cuerpo que no quería levantarse por el dolor. Un ruido de rocas cayendo lo distraigo. Se levantó por el susto. Un hocico abrió sus fuauses detrás de él sin que se diera cuenta, lo tomó por el "Pellejo" y se lo llevó. El cachorro gritaba de mucho miedo. Lo que lo llevaba y el se metieron en el cráneo de un elefante muerto.
- ¡Shhh! -. Una pata le tapó el hocico de Scar -. Aquí no nos encontrarán -. Alguien detrás de él le susurró. La voz era femenina pero la de una cachorra.
- ¿Por qué lo trajiste? Es muy peligroso que esté aquí -. Otra voz habló. Está era masculina, pero la de un niño.
- Mamá nos matará -. La tercera voz habló. Está era también masculina de otro niño. Una risa invadió el eco.
- Tiene razón -. La segunda voz habló denuevo -. No puede estar aquí.
- Lo pudieron haber matado -. La primera voz habló -. No nos harás daño, ¿Verdad?. -. Scar negó con la cabeza.
- Estábamos ocultos del daño. Y tu traes a alguien que nos va a hacer daño -. Habló la tercera voz.
- No hables como si no estuviera aquí -. La primera voz lo defendía -. Voy a quitar mi pata. Pero necesito que no grites ¿Está bien?
Scar asintió con la cabeza. El animal que le tapaba la boca se la quitó. De inmediato se movió del lugar de dónde estaba.
- ¿Qui- quiénes son ustedes? -. Scar estaba aterrado.
- Somos animales que quisieron salvarte la vida antes de que murieras por los arrastrados de los cazadores. Y antes de que el rey se tuviera una crisis porque su hijo murió.
- E-e-e-es enserio.
- No salgas huyendo león. Somos hienas. Mi nombre es Shenzi -. Dijo la primera voz.
- Soy Banzay -. La segunda voz contestó.
Una risa resonó y la tercera voz contestó: - El que se acaba de reír. Se llama Ed. Yo soy Mheetu.
- Salgamos es muy difícil que nos encuentren. Estamyen en el cementerio de elefantes. ¿Quién es muy valiente se mete aquí pero no sale con vida.
Salieron del cráneo del elefante. Y por fin Scar vió a quiénes lo acompañaban.
Shenzi era una hienta algo bajita con un mechón. Su pelaje de color gris con manchas negras, ojos amarillos e iris negro y una mancha que le cubría todo el hocico y manchas que cubrían sus ojos que se parecían ojeras y manchas que cubrían casi todo el brazo y toda la pata, parecían guantes, cabe aclarar que todos las tenían. Banzay era una hiena algo regordete con cejas pobladas y ojos amarillos con iris negros. Ed era una hiena un poco parecido a Shenzi y a Banzay solo que más delgado, ojos disparatados a los lados, haciendo saber que era hueco y lengua de fuera. Mheetu era una hiena con dos manchas, aparte de las ojeras y estaban abajo, en los ojos y líneas en el lomo y un mechón demasiado similar al de Shenzi.
- Bueno aquí nos tienes, Scar -. Dijo Mheetu.
- No, debí de irme esto es... Lo siento.
- No puedes irte -. Chilló Shenzi -. Hay cazadores, te matarían. Quédate en la noche. No creo que en león mayor pueda venir hoy. Además muy pocos saben que es temporada de cazadores.
Pasaron el día charlando, comentando de los problemas que sufrían las hienas. Hasta que se hicieron amigos.
El final del día llegó. Scar se despidió de sus nuevos amigos. Cuándo salió del cementerio de elefantes se revolcó en la tierra para disimular el olor de las hienas. A nadie le interesó cuando llegó. Cuándo se fueron a dormir el rey notó un olor de hiena que venía de un lugar. Pero era muy leve.
***
Transcurrieron los días y cuando podía, Scar iba a visitar a sus amigos.
Pero evitaba a los tigres. Pero lo encontraban y lo molestaban.Scar se sentía muy mal. Algunas veces Uru, su madre y reina de las praderas, se iba deo reino, sus amigas ocupadas en otras cosas y Mufasa con se padre. Dejando al cachorro solo y cada vez más triste, casi entrando en una depresión.
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Antes del rencor y la muerte
FantasyEn esta lectura se relata la historia de Scar, el primogénito del gran rey Ahuadi y la gran y respetable reina Uru. El pequeño león pasó obstáculos, que, poco a poco, su corazón bueno que tenía se fue tornando obscuro, rencoroso y vengativo.