Observando con atención el ventanal, Lisa toqueteaba la pantalla de su celular. Los brazos le dolían y el pecho también, sin embargo, la llegada de Marco la tenía más ansiosa que de costumbre.Cuando el auto negro se estacionó en la vereda del hogar, Lisa no tomó rumbo hacia la puerta principal, solo se quedó ahí, observando, mirando como el contrario buscaba entre sus llaves; la que le pertenecía a la cerradura de la casa. Y cuando la misma fue abierta, la rubia lo observó desde su lugar, sin expresión alguna.
Escuchó el sonido de las llaves ser tiradas bruscamente sobre la mesa de metal que tenía al lado, luego, el bolso fue tirado sobre el sofá y por último, el cuerpo del castaño, quién ni siquiera se tomó el trabajo de mirarla a la cara al entrar.
- ¿Cómo te fue? -preguntó con desinterés, observando que el muchacho se rascaba la cara con cierta ansiedad.
- Para el culo -contestó brusco-. Por tu culpa hoy llegué tarde.
Lisa soltó una risa burlona, permitiéndole al otro cuestionarse el temperamento y comportamiento de la menor.
- ¿Cuál se supone que es el chiste?
- Vos. -respondió sin titubear, mirándolo a la cara.
Marco alzó las cejas. Era la primera vez que la muchacha que tenía enfrente se tomaba el coraje y la valentía de responder desinteresada y bruscamente. Se levantó del sofá, dirigiéndose hacia ella, tomó asiento a su lado, sin importar que la estuviese aplastando.
- ¿Y que es lo que te hace dar gracia de mí? -preguntó mirándola a los ojos.
Acto que a Lisa le estremeció el cuerpo.
- Todo -respondió nuevamente desinteresada-. Tu voz, tu forma de hablar, de caminar, la manera en la que tú cerebro no piensa a la hora de hablar, el que le heches la culpa al primero que se te cruce en el camino solo porque no querés aceptar lo irresponsable que eres, que seas tan egocéntrico.
No pudo hablar más.
Las manos le apretaron el cuello y no le permitieron hablar con tranquilidad, sin embargo, Marco se alarmó al notar la sonrisa que Lisa tenía a pesar de estar lastimandola. Observó cómo tomaba el celular con las pocas fuerzas que tenía y tocaba un botón, un botón que fue la perdición.
Por la puerta principal ingresaron policías armados y con la protección necesaria. Lisa los observó entrar y volvió a respirar tranquila porque esas manos la soltaron en el momento justo.
- ¿Qué es esto? -cuestionó mirándola a los ojos-. Dijiste que me amabas.
- Te deje de amar el día que me golpeaste por primera vez -soltó sin titubear, el cuerpo de repente le empezaba a temblar-. El amor no lástima.
- Mierda. -las manos del chico intentaron tocarle nuevamente el cuello, pero antes de llegar a su presa, unas manos fuertes lo tomaron por las muñecas, llevando las mismas detrás de su espalda y colocándole esposas con agilidad.
- Marco William, quedas detenido por violencia de género y violar a una menor de edad. Tienes derecho a aguardar silencio, de lo contrario, todo lo que hables será usado en tu contra. -la voz de la autoridad resonó en el oídos de ambos jóvenes-. Muévete.
Lisa lo observó con miedo y adrenalina en su cuerpo. Divisó como el mismo se iba y los guardias aún se quedaban siendo de apoyo a la situación. No supo en que momento empezó a llorar, ni cuando el cuerpo se le quedó sin fuerzas, recuerda haberse levantado del sofá para cerrar la puerta cuando todos los oficiales salieran, sin embargo, su cuerpo paralizado ahí en la entrada, cayó al piso alarmando a la autoridad que se encontraba alejándose.
[...]
- Señorita. ¿Se encuentra bien? -un paramédico le tomaba el pulso a la muchacha mientras le hablaba.
Lisa divisó primero donde se encontraba, hasta que vio a más médicos a su costado y un policía sentado en la esquina.
La ambulancia.
- Si... -soltó vacilante, mientras buscaba sentarse. Con ayuda, pudo lograrlo. La cabeza le daba vueltas, seguramente se golpeó la misma al caer.
- Iremos al hospital para que le hagan unos estudios, a de estar muy asustada con la situación, necesitamos que te vea un psicólogo, va a ayudarte en el proceso -ahora hablaba el chico que llevaba puesto el uniforme de policía-. Es necesario para que puedas seguir estable emocionalmente.
Lisa no dijo nada, solo asintió con la cabeza. ¿Ya qué? Si después de todo sabía que iba a necesitar ayuda profesional para sobrellevar todo eso. Agradecía no haber tenido un hijo con Marco cuando él le pidió que le diera la oportunidad de ser papá, sino en estos momentos, las cosas serían aún más complejas.
- ¿Tienes algún familiar que pueda venir a ser de compañía esta noche? -cuestionó la enfermera que le observaba los parámetros.
Lisa negó.
- Solo tengo a mi mejor amiga, mis padres no están vivos.
- Lo siento -susurró, acariciándole el brazo, acto que a Lisa le relajó de inmediato-. ¿Tienes el número de tu amiga así nos comunicamos con ella?
Lisa asintió.
- En mi pantalón... Está mi celular.
- Entonces lo veremos después -le sonrió la enfermera, tenía un aura muy tranquila que le generaba mucha comodidad a Lisa.
Después de diez minutos, llegaron al hospital. Lisa fue ingresada por la guardia, ya que debían de observarle el cuerpo para ver si no había rastro alguno de daños o lesiones graves. Cuando checaron que eso estaba bien, la transladaron a una habitación, donde aún la tenían con intravenosa, ya que le pasaban un medicamento para relajarle los nervios. Había sufrido un ataque de pánico al salir de su casa, es por eso que se había desmayado, su cuerpo no soportó muchas emociones.
Y aún la necesitaban relajada.
- Señorita Manoban -un clínico, mucho más alto que Lisa, ingresó a la sala con una libretita en la mano-. Muy buenas tardes, aún que tal vez no sea así... -quizo arreglarla, en su lugar, carraspeó la garganta-. Un gusto, mi nombre es Kim SeokJin, soy clínico generalista del hospital. Me comentaron su situación, le mandaremos un psicólogo en un rato, pido por favor, que a la hora de responderle al psicólogo sea sincera, su información estará aquí. Sólo aquí. No la pasaremos a ningún expediente o a ninguna persona.
Lisa asintió con la cabeza sin saber que decir.
- Anhelo de todo corazón, que esta noche puedas dormir tranquila. Nos comunicamos con tu amiga, nos dijo que en un ratito estaría llegando, así que tendrás compañía durante la noche.
Lisa quiso sonreír, sin embargo, el pecho le dolía tanto como para poder hacerlo.
- Volveré después de que tú psicólogo se fuera, ¿Si? Cualquier cosa puedes llamarme tocando el botón rojo que tienes al lado.
- Muchas gracias -soltó al fin-. En serio.
- Para eso estamos -el doctor le sonrió, dejando ver una sonrisa impecable. Lisa también imitó la acción.
¿Será que esta noche podría dormir en paz?
Eso ella lo iba a averiguar.
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Heal | jjkk ;; lsmn.
FanficCansada de llorar todas las noches a su costado y de no recibir lo mismo de la otra parte; Lisa decide darle fin a su relación tóxica, llevándose consigo también; un odio inmenso hacia los hombres. Pero una reunión de negocios la lleva a conocer a J...