Después del pase de listado, Lisa se quedó esperando al que ceo llegase a dar inicio a la reunión. No era la primera que estaba en una, tampoco, la primera vez que sentía la mirada penetrante de los hombres encima de sus hombros, le era algo incómodo e irritante. Peor aún, porque todos eran eso; hombres.
Inhaló y exhaló despacio, evitando perder la cordura. En la pizarra que tenían allí detrás, escribió el nombre los presentes y su nombre, para que fuera recordado, ella estaría en toda la reunión y es quien movía los papeles, pese que no tenía un diploma de abogada o administradora de empresas, sin embargo, había aprendido mucho observando a sus ex compañeras de trabajo realizar el mismo trabajo que ella realizaba ahora.
Al dar media vuelta, la mirada del licenciado la había dejado con la piel erizada. Tenía unos orbes oscuros bastantes brillosos, que si los veías de lejos, podrías llegar a jurar que ese hombre no mataba ni a un zancudo, aún que Lisa sabía, muy en el fondo sabía; que eso no era cierto. Los hombres suelen hacerla sentir intimidada cuando son la única figura masculina delante de una que consideran frágil. Lo aprendió a las malas con Marco, el chico por el cual ella había invertido millones con la intención de formar una familia y tener algo estable. Hoy en día, esos millones, se habían convertido en paredes que la asfixiaban y le pedían a gritos correr de allí.
Quizás, algún día, podría llegar a vender la casa que según ella, sería el hogar para él y sus futuros hijos. Y decía quizás, porque aún no se siente en condiciones de huir de su pasado, quería afrontarlo.
- Buenos días -la voz del ceo la sacó de su trance. Desvió su vista hacia la puerta, donde claramente, el señor de buen vestir se encontraba ingresando con Jennie detrás.
Las chicas se regalaron una mirada cómplice.
- Buen día. -Dijeron los demás al unísono, poniéndose de pie, nuevamente, y haciendo una reverencia.
- Que tal. -el señor se puso delante de la mesa, mirando a todos, uno por uno, observando desde que calzaban hasta el último pelo de su cabello. Dio media vuelta, quedándo en frente de Lisa. Quién solo lo miró sin expresión alguna-. ¿Pasaste lista, Manoban?
La rubia asintió nuevamente en silencio, sin expresión en su rostro. El resto de la reunión fue aburrida. Se habló de bienes, de las acciones de la empresa y el fin de la misma. La cosa se puso divertida y muy entretenida cuando uno de los muchachos que se encontraban ahí, empezó a dar su punto de vista. No estaban ahí para comprar la empresa, todos, eran inversionistas, buscaban crecer y hacer crecer la pequeña y, a la vez, gran empresa en la que las chicas se encontraban trabajando. Uno tenía una idea más interesante que la otra, sin embargo, hasta el momento, solo habían escuchado dos propuestas.
- Buenas, con el permiso de usted ceo -el pelinegro de sonrisa carismática habló poniéndose de pie. Llamando la atención de todos allí-. Quiero comentar mi plan de inversión, al igual que las ganancias que este mismo podría llegar a implementar, yo sé que esta empresa no es una agencia de modelaje, sin embargo, me gustaría comentarles que una de mis propuestas es extender el terreno y crear un sector nuevo, donde las personas que recién se están introduciendo al mundo del modelaje, puedan encontrar un abrazo de aprendizaje con nosotros. Ya vio, aquí no hay escuelas de modelaje ni empresas que hagan esto, podría llegar a ser un éxito, ya que la mayoría de las personas que nos encontramos aquí, sabemos que de eso se basa la industria hoy en día.
Los demás asintieron, uno dando opciones, el otro estando de acuerdo y otro sin opinar. Lisa observó al pelinegro de ojos llamativos anotar y anotar y anotar. ¿Que tenía esa libreta que tanto anotaba en ella? La curiosidad la dejaba seca.
- A mi, en lo personal, me gustaría escuchar una opinión que sepamos que al abrir, iremos al blanco -el mismo que era observado por Lisa, habló, llevando su vista hacia la muchacha, quién desvió su vista hacia otra parte sin expresión alguna-. Creo. Que una escuela de modelaje es una idea estupenda, ¿Pero que hacemos con las personas de escasos recursos? No podremos llegar a cubrir a todos y hasta que pueda haber un debut, ya la empresa quedaría en ruinas.
- En ese ámbito, el licenciado tiene razón. -el presidente habló con cero exaltación, al parecer, realmente estaba interesado en trabajar en equipo-. Sin embargo, la escuela de modelaje me sigue pareciendo una idea bastante llamativa y clara. Podríamos llegar a implementarla cuando logremos conseguir los fondos suficientes.
Había un pequeño detalle que Lisa nunca había contado sobre la empresa donde se encontraba trabajando. Y ese era, el que de a poco iba cayendo en quiebra, ya hubo un recorte de personal, del cual, 4 de 20 chicas quedaron. Fue un corte excesivo, lleno de nostalgia de por medio, pero 'necesario' según lo que el CEO había explicado. Básicamente, Lisa y Jennie se encontraban allí porque eran las ratonas de laboratorio, eran su punto clave, pieles bonitas y lindos rostros, lo suficiente que necesitaba el Ceo para poder convencer a gente para invertir en sus estúpidos emprendimientos.
Nefasto.
Sin embargo, escuchar las propuestas y sugerencias por parte de los muchachos que se encontraban sentados delante de ella, le hacía sentir algo inexplicable en el estómago. Quizás, quizás por fin, sería libre de la persona a la que suele llamar jefe y pase a ser alguien en la vida. No sólo una rata de laboratorio.
- ¿Y que es lo que propone usted, licenciado? -el muchacho que había dado la propuesta de la agencia de modelaje, miró al pelinegro con cierta inquietud, mientras movía la lapicera en sus dedos.
El pelinegro, se puso de pie, obligando al contrario a que se sentara. Las vistas viajaron al único que se encontraba de pie en ese momento. Lisa observó su zaco, por lo visto, era delicado en los detalles del planchado.
- Buenos días, mi nombre es Jeon Jungkook, licenciado de medicina y cirugía infantil. -el pelinegro dió una reverencia, sonriendo sin mostrar los dientes-. Mi propuesta es la siguiente, no vengo con la intención de dar vueltas o poner algún pero de por medio. Puedo invertir en la empresa tres millones mensualmente, con la finalidad de crecer y también de ayudar. No soy un hombre que le gusta la idea de agarrar y no soltar, al contrario, mientras el dinero sea usado para un bien común, yo estaré muy agradecido y feliz con ello.
El CEO escribía en su cuaderno, algo que Lisa no logro ver, sin embargo, el tono de voz le hizo entender algo.
Al parecer él sería el elegido.
- Prosigue.
- Creo que la empresa que usted maneja, es un ambiente ideal y único, creado en la parte más movida y centrada de la capital. Yo vivo a dos horas de aquí, y camino hacia la empresa, no he visto ningún hospital o clínica de urgencias que pueda llegar a socorrer un adulto, niño o ansiano que necesite o requiera de atención médica. -Jungkook tomó camino por la sala, repartiendo unos folletos que hasta la mismísima Lisa leyó con atención al recibirlo-. Mi propuesta es contruir un hospital público, con un área privada también para las personas que posean una obra social o prepaga acorde. Con ambos sectores en partes desiguales. Pero con la misma atención y calidad. Así las personas se sientan cómodas y puedan acudir a nosotros en busca de ayuda. -Lisa observó el brillo que había en los ojos de ese muchacho-. Si acepta mi propuesta, nos dividimos las acciones entre ambas partes y yo me haré cargo de la restauración completa de este lugar. Es decir, no tendrá que gastar en nada para poner esta empresa de acuerdo a lo que debería de ser un hospital.
Aguardaron silencio por unos minutos. Lisa observaba el folleto, al igual que Jennie.
Jeon Jungkook, licenciado de medicina y cirugía infantil.
Más de diez años en el rubro. Graduado en la facultad de medicina pública de Corea del Sur, con puntuación de honor de 9.8Mientras Lisa seguía leyendo ese curriculum profesional, quedaba cada vez más asombrada.
Hasta que al final, la voz se alzó y todos aguardaron silencio.
- Bien. Jungkook. Te espero mañana en mi oficina para charlar tranquilos. Por hoy, doy fin a la reunión y la pasaremos para mañana en la tarde.
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Heal | jjkk ;; lsmn.
Hayran KurguCansada de llorar todas las noches a su costado y de no recibir lo mismo de la otra parte; Lisa decide darle fin a su relación tóxica, llevándose consigo también; un odio inmenso hacia los hombres. Pero una reunión de negocios la lleva a conocer a J...