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"Sacrificio regalado nunca es apreciado..."

-Pond Naravit, 24 años.

Cree que las casualidades no existen y que todo tiene una razón de ser.

Cree que todo tiene una profunda explicación. Sin embargo, hay cosas que jamás podrá saber por muchas vueltas que le dé.

Su suerte en la vida es proporcional a su suerte en el amor, pésima.

🧭

Las siguientes dos semanas pasaron lentamente, tan despacio que Pond pensaba que estaba volviéndose loco. Entre pasear los perros de los vecinos bien temprano en la mañana, ayudar a Santa a vender en su tienda de ropa, y también ayudarle con el tema de comprar telas y encajes para nuevos diseños, luego trabajar en la tarde y noche como novio en renta, fingiendo una gran sonrisa en su rostro, estaba sinceramente exhausto, pero ocuparse era la única manera de distraer todo el caos interno. Por lo que, al terminar su ajetreado día, pensando que cerraría sus ojos y dormiría profundamente tendido en su cama, más su cabeza no lo dejaba en paz.

Observaba el techo pensativo, preguntándose y reprochándose cosas que no entendía, y que por mucho que tratara de ponerles un nombre, no le hacían sentido. ¿Estaba enojado? ¿Estaba triste? ¿Estaba herido? ¿Todo junto al mismo tiempo? No estaba del todo seguro, pero a veces, cuando leía las notas de Phuwin y sus comentarios en el cómic antes de desaparecer de su vida, al principio debía admitir, que, si quería romper todos esos papeles, pero no era capaz, por lo que, resignado, solo los tiraba lejos de su vista. Para al otro día volver a buscarlos, y ojear esa bonita letra, esas palabras sinceras que Phuwin le había dejado.

A veces le preguntaba a la nada qué había sucedido para que él precisamente quisiera cortar contacto, Pond creía que lo necesitaba para vengarse, que iba a usarlo para su plan contra Mark, pero quizás se había equivocado. Quizás no le servía tanto como creía. Quizás solo era un estorbo para Phuwin. Recapituló todo lo vivido en esa noche en la fiesta de Perth, y realmente vio tantos errores en sí mismo que quiso morirse allí mismo.

Definitivamente era su culpa que Phuwin se alejara. No tenia dudas. Había sido demasiado entrometido en todo momento, y a lo mejor si no hubiera hecho nada, si se hubiera mantenido en un extremo, callado, tal vez Phuwin seguiría requiriendo su compañía. Si no lo hubiera molestado con las cosquillas en su cuello, si no le hubiera besado no habrían caído a la piscina, si no lo hubiera llevado a su casa, su hermano no lo hubiera incomodado, y si no se hubiera puesto a consolarlo, obligándolo a hablar de eso que le lastimaba, este no hubiera terminado llorando, y entonces, tal vez, todo sería diferente.

A ratos, odiaba a Phuwin, lo odiaba por todo lo que había sucedido en su vida desde que lo conoció, lo odiaba por humillarlo cuando tuvo la oportunidad, lo odiaba por ponerle un apodo estúpido y despectivo, lo odiaba por arrastrarlo a sobre pensar. Y entonces, el insomnio en su vida comenzó a cobrarle factura.

Se sentía de mal humor, no quería que nada ni nadie le hablara, e intentar tener contacto con sus clientes lo sofocaba, lo ponía en una situación de mucho estrés donde solo quería llorar y encerrarse en su habitación abrazado a sí mismo. Pero tenía que hacerlo. Tenía que sobre exigirse una y otra vez porque la vida continúa. No puedes detener el curso de las cosas, e incluso por mucho que desees retroceder el tiempo y hacerlo diferente, no hay una fórmula mágica para ello. Por lo que solo queda la resignación. Pond se distrajo al máximo con sus responsabilidades, y a pesar de tener ojeras gigantes y un aspecto muy poco saludable, trató de olvidar todo, de soltar algo que era inevitable. Lo único que al menos le daba algo de felicidad era contar los días para que anunciaran al ganador de la editorial Kunaanuwit.

🧭 RENTING TO NARAVIT - [PONDPHUWIN] 🧭+16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora