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"La poderosísima Taylor Swift una vez dijo:

De mis centavos se hizo tu corona, engáñame una o dos veces, y el dinero no será el único precio..."

-Phuwin Tangsakyuen, 22 años.

Cree que es el karma en persona, pero lo que él no sabe es que solo es la serpiente que muerde su propia cola, una y otra vez, en un bucle de auto destrucción y sufrimiento.

Se cree un Dios, pero a duras penas le alcanza para ser un mortal ciego con su propia codicia y egoísmo.

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El silencio cayó sobre el lugar, envolviendo a todos en una atmósfera de tensión palpable. Todos los ojos se volvieron hacia Mark, cuyo rostro reflejaba un espanto absoluto, como si estuviera atrapado en una pesadilla de la que no podía despertar. La vergüenza y la humillación que Phuwin le había infligido lo habían dejado sin palabras.

Phuwin, por su parte, entregó el micrófono a Perth con una sonrisa triunfal y se dirigió hacia Mark con la cabeza alta, como un conquistador desfilando por el campo de batalla. Las personas a su alrededor se apartaron, murmurando entre sí, mientras otros miraban a Mark con una mezcla de decepción y desprecio. Namtan, con una expresión de tristeza en su rostro, parecía sentir compasión por Mark, no porque no conociera sus más oscuros secretos, sino porque ahora era el blanco del odio de todos los presentes.

Pond, inquieto por la tensión que se respiraba en el aire, se rascaba el cuello con ansiedad, la mirada de odio de Mark y la sonrisa burlona de Phuwin le causaban una angustia profunda. Sea y Jimmy, en cambio, permanecían a su lado en silencio, impasibles, como si fueran testigos de una escena que no les afectaba en lo más mínimo.

La relación de amistad entre Phuwin y Mark era una de esas raras y preciadas conexiones que se forjan en la infancia y se fortalecen con el tiempo. Habían crecido juntos, compartiendo cada momento, cada secreto, cada risa y cada lágrima. Eran más que amigos, eran hermanos de alma, unidos por una confianza y lealtad inquebrantables.

Con cada paso que daba en su dirección, montones de recuerdos se apoderaban de su mente, recordaba claramente las tardes de estudio en la casa de Mark, de risas compartidas por cualquier tontería, de juegos en los que Mark siempre dejaba ganar a Phuwin, de abrazos y promesas de una eternidad inquebrantable, de estar juntos en las buenas y en las malas. Habían sido testigos de cada paso del otro, y siempre se habían apoyado, cubriéndose mutuamente en los problemas de sus vidas.

Al tenerlo a solo centímetros Phuwin sintió como si todo por dentro se desgarrara, más tuvo que mantener su expresión orgullosa y burlona, porque nunca podría demostrar su vulnerabilidad ante la persona que le había traicionado.

—¿Qué mierda fue eso? —soltó Mark, rojo de furia. Sus ojos estaban inyectados en sangre, y sus manos apretadas en puños, acercándose de manera peligrosa a Phuwin, quien ni se inmutó.

—¿Creías que no lo sabría? Soy mil veces más inteligente que tú. Piensas que puedes contra mí, pero yo siempre voy delante de ti, Mark.

—Yo no hice nada para que me hagas esta humillación...

—¿Nada? —bufó divertido con las mentiras que salían de esa boca—. Decirle a una bailarina que me drogara con Dios sabe qué, borrar la evidencia de las cámaras del hotel y fingir no saber nada, con esa cara hipócrita que tienes. Dañar mi boda y decirles a todos que soy gay, es muy creativo, por cierto. Y no es suficiente con eso, te quedas con mis sobras, te metes con mi ex prometida —con una cara de odio absoluto, el más alto aplaudió paulatinamente, causando que Mark rechinara sus dientes, completamente irritado—. Te doy mis sinceras felicitaciones, realmente jamás pensé que pudieras llegar tan lejos...

🧭 RENTING TO NARAVIT - [PONDPHUWIN] 🧭+16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora