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"Que alguien te rechace es doloroso, y rara vez se olvida. Pero ser quien debe rechazar a alguien que te quiere, es una herida muchísimo más profunda..."

-Pond Naravit, 24 años.

Su vida a ratos va bien y luego cae en picada, generándole muchísimos pensamientos contradictorios.

Extraña a Phuwin, y a veces lo necesita tanto como el oxigeno para respirar.

Intenta ser paciente, pero la ansiedad le gana.

🧭

Cuando estás en la fase creciente del amor, te sientes dichoso y contento. Cada día te despiertas envuelto en una burbuja de color rosa; todo parece más hermoso. Sonríes porque sí, eres feliz simplemente con existir, y más o menos eso era lo que sentía Pond desde ese día en que se habían besado.

Sus recuerdos eran vívidos, repletos de Phuwin, de su boca, del sabor de su piel, de su intenso perfume, y su cabeza no podía dejar de dar vueltas. Soñaba con ese momento, con sus palabras, con su cercanía. Realmente deseaba repetir todo hasta saciarse por completo de él. Pero por mucho que lo deseara, prefirió darle su espacio.

Por otro lado, sus heridas no eran tan graves; era más el escándalo de la sangre y los moretones que el verdadero daño. Pond estaba seguro de que Mark estaría peor y tardaría mucho más en recuperarse. Al menos sus padres no estaban aún en casa, y su hermano salía a clases desde temprano, y no se habían topado por ahora como para que se corriera el chisme de que se había peleado con Dios sabría quien, y realmente agradecía la ausencia de su familia en casa.

Como todos los inicios de semana, paseó a los perros de los vecinos tarareando feliz; incluso les contó a los cachorros un montón de cosas sobre Phuwin como si fuera un loco, y estos le miraban emocionados, más que todo porque estaban en el parque que por la historia.

En la tarde ayudó a Santa a arreglar su local, doblando y colgando la nueva colección de camisetas, y pantalones, entre tanto Santa revoloteando a su lado, le reprendió por la locura que había surgido el domingo, y por una vez le dio la razón con respecto a esa gente que en definitiva estaba loca, pero Pond solo podía asentir sin perturbarse, y seguir moviéndose de un lado a otro con una felicidad que brotaba por cada extremo de su cuerpo.

Cuando estaba por caer la noche, un Audi de color rojo intenso se detuvo frente al local, y de él; bajo Perth con un ramo de rosas que Santa recibió con una amplia sonrisa. Se saludaron con cordialidad, charlaron con grandes sonrisas y Pond mirándolos desde el interior, realmente deseó poder ser así con Phuwin, darle flores, abrazarlo y reír juntos, quería coquetear con él. Pero entendía que necesitaba su tiempo para pensar las cosas, por lo que, aunque deseó escribirle, no lo hizo.

Santa invitó a Perth a pasar, y ambos se saludaron con amabilidad cuando sus miradas se cruzaron. Pond enfocó su atención en las prendas que faltaban, mientras Santa parloteaba con Perth, hasta que le pidió esperar un poco mientras traía algo de la pastelería cercana para picar, y quedaron ellos dos solos en esas cuatro paredes, llenas de colores neones y olor a frambuesa.

—¿Cómo estás, Pond? —quiso saber Perth un poco incómodo con el sepulcral silencio que compartían.

—De maravilla, Perth —susurró el menor, abriendo otra caja llena de mercancía, y lentamente separó las camisas femeninas de las masculinas—. ¿Y tú?

—Podría estar mejor...

Pond se quedó pensativo, sin saber muy bien como continuar la conversación, porque definitivamente no quería tocar temas sensibles, por su parte, solo quería olvidar todo lo malo que había sido ese evento, y quizás Perth también lo deseaba así.

🧭 RENTING TO NARAVIT - [PONDPHUWIN] 🧭+16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora