Las lagrimas no me dejaban seguir, entre en un ataque de pánico, quería parar de llorar y no podía, quería gritar, maldecir, pero las palabras se agrupaban en mi garganta sin poder salir. La presión en mi pecho me hacía más difícil el seguir andando. La falta de aire me fatigaba y odie ese sentimiento. Odie sentirme tan débil, tan lastimado, tan roto y vacío por dentro.
Su presencia podía sentirla, me encontró y quien no lo haría si me encuentro devastado, un pobre miserable en la acera tratando de ahuyentar mis lagrimas y este jodido malestar. El dolor que abruma mi roto corazón.
No escuche una sola palabra de ella, simplemente un suspiro después de que logre controlar mi llanto. Las lágrimas seguían rodando por mis mejillas, pero ya no hiperventilaba por la falta de oxígeno. La opresión seguía ahí, solo que no me evitaba el respirar. Aun así, dolía como los mil infiernos.
Espere una explicación, una disculpa. Algo que me indicara que se arrepentía por destrozarme el corazón de esa manera. Un indicio de culpa o arrepentimiento. Si veía algo en sus ojos, pero parecía ser más como un sentimiento de lastima.
- el te obligo?... dime que no lo querías, por favor dime que no ansiabas besarlo
No pudo contestar, ni siquiera pudo mantenerme la mirada. Las lágrimas volvieron a inundar mi mirada como lo hacían antes. Mi cuerpo moviéndose al compás de mi llanto. Quería que fuera mentira. Si era necesario quería que me mintiera, que me dijera que no, mirándome a los ojos. Que lo podemos volver a intentar. Que algún día podría llegar a funcionar, pero lo único que dijo fue un "lo siento". No quería que lo lamentara, ansiaba que eso no hubiera sucedido, que no hubiera roto mi corazón de esta manera.
Y por primera vez en la vida desee no amarla tanto como lo hago, porque ella ama a alguien más, alguien que no vale la pena. Alguien que no le muestra sus verdaderos colores. Que solo la usa a su conveniencia. Así como yo quise que ella hiciera conmigo.
Viéndola alejarse de mí, rompió aún más mi corazón. Ni siquiera lo intentaría, pues ella lo ama a él y él ha vuelto, volviéndome a mi la nada misma.
Y en el silencio de aquella calle solitaria, al fin acepte algo que no quería ver, ella nunca fue mía. Jamás la tuve, me obligue y trate de convencerla que lo nuestro podría funcionar, sin ver que ella no lo quería así. Talvez en el fondo lo sabía, pero no lo quería aceptar y es que es menos doloroso vivir fingiendo que eres feliz, a vivir en tu triste realidad. Donde ella y yo no seremos nada más, que la nada misma.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.