Los días pasan con tranquilidad, Raúl y yo quedamos para estudiar como llevábamos haciendo casi todo el mes, lo único que con algún beso rápido o algún que otro coqueteo. Lo interesante llega el día de año nuevo, esta vez han sido él y Rubén los que nos han invitado a nosotros a una ¨fiesta¨ en su casa, nos han dicho que irán un par de amigos suyos más y que claramente nosotros estamos todos invitados.
Alex, como siempre, me ayuda a elegir la ropa perfecta para la ocasión. Esta vez me ha buscado un bonito jersey color rojo que me queda un poco holgado, y unos pantalones blancos campana que la verdad no me está nada mal. Él lleva una camisa básica blanca con unos cuantos brillos en las mangas y unos pantalones vaqueros.
Cuando estamos listos Fargan ya nos está esperando en el salón para salir con un par de botellas de alcohol que hemos decidido llevar.
-¿Cómo puede ir tan guapo mi Ales? -pregunta agarrando a mencionado por la cintura y plantándole un beso en la boca.
-Mira que eres tonto -se queja el chico pero con una buena sonrisa en la cara.
-Vamos par de enamorados que me da diabetes -digo poniendo cara de asco y acercándome a por las llaves del coche. En realidad estoy feliz por ellos.
Hoy conduce Fargan, la verdad es que lo agradezco porque no tengo nada de ganas de estar conduciendo yo. Al llegar a la puerta del edificio los dos chicos se sorprenden y no es para menos, es un edificio bastante lujoso.
Subimos hasta la planta correspondiente y nada más llamar al timbre aparece Raúl con una sonrisa enorme. Lleva puesta una camisa blanca y unos pantalones color verde oscuro que le sientan como un guante.
-¡Chicos! Por fin llegáis, Samuel ya está aquí hablando con Rubén, faltan un par de amigos más.
Cuando entran mis dos amigos Raúl me frena y me planta un gran beso en los labios, los cuales le saben ligeramente dulces, supongo que ya ha bebido algo mientras nos esperaba.
-Te he echado de menos -dice separándose un poco de mí.
-Me viste hace dos días bobo -respondo sonriendo, yo también lo he echado de menos.
Al cabo de unos minutos llegan los chicos que faltan. Uno de ellos es alto y lleva el pelo teñido justo como Rubén aunque algo más cuidado, Guillermo, el otro dúo va de la mano, claramente se ve que son pareja. Uno de ellos luce una bonita melena pelirroja mientras que el otro tiene el pelo corto y bastante oscuro, además de que usa gafas.
-Encantado, soy Lolito -sonríe el chico pelirrojo tendiéndome la mano-. Tu eres Borja a que sí, Raúl nos ha hablado de ti.
-No le digas eso, que lo pones nervioso -se queja su pareja con toda la razón del mundo. Me sigue dando vergüenza que Raúl hable de mí-. Yo soy Miguel pero puedes llamarme Mangel, así me llaman mis amigos.
Los chicos son amables y la verdad que bastante divertidos, tanto mi grupo como el suyo parecen adaptarse genial a los otros y también tiene mucho en común. Poco a poco empezamos a beber y el ambiente se vuelve un poco más tranquilo y tonto, hay muchas más bromas y tonterías. Para cenar Raúl ha preparado una cena de picoteo y algo de carne, la verdad es que su comida es maravillosa.
Mientras hablamos las conversaciones empiezan a dividirse y llega un punto en el que puedo jurar escuchar unas tres o cuatro conversaciones simultáneas. Al principio no me molesta, pero luego empiezo a ser consciente de la gente que hay, de las miradas, de las voces, del ruido de la música de fondo y poco a poco empiezo a agobiarme.
No quiero molestar a los chicos así que decido intentar tranquilizarme yo solo, en un momento Raúl se gira para decirme algo y se da cuenta de que no estoy bien, aunque intente disimularlo este chico me conoce demasiado bien.
-Ahora venimos, vamos a terminar de preparar el postre -miente Raúl agarrándome de la mano y ayudándome a levantarme de la mesa.
Me arrastra hacia su habitación, donde las voces y la música no se escucha, donde solo hay silencio y tranquilidad. Me guía hasta su cama donde me siento y el se sienta a mi lado, acaricia un poco mi espalda con suavidad y con su otra mano agarra la mía con suavidad en señal de compañía.
-No te preocupes, podemos salir cuando sea -susurra con tono comprensivo-, cuando te encuentres mejor.
-Pero tus amigos...
-Ellos dan igual, mira te voy a enseñar una cosa -se levanta de mi lado y me hace un gesto para que me tumbe en su casa, dudo un poco en hacerlo pero decido confiar en él.
Apaga la luz de su cuarto y después se acerca hasta su mesita de noche, todo está oscuro asique no puedo ver lo que está haciendo. De repente se escucha como enciende un botón y el techo de un segundo para otro esta decorado con una preciosa galaxia en movimiento de tonos morados y azules.
-Esto me ayuda a relajarme cuando estoy preocupado por algo -dice tumbándose a mi lado, nuestras manos se rozan así que me permito unirlas.
-Es muy bonito -noto como la presión de mi pecho disminuye, el silencio de la habitación ayuda bastante a ello la verdad-. Muchas gracias.
-No tienes que agradecerme nada.
Su mirada se posa en mí y automáticamente lo miro yo también. Sus ojos son preciosos incluso con la escasa luz parecen brillar como el mismísimo sol. Su mano se acerca a mi cara, acaricia mi mejilla y va bajando lentamente, por mi hombro y luego por el lado de mi pecho hasta llegar a mi cintura donde se posa por fin.
Ambos llevamos toda la noche bebiendo y se nota, me noto más valiente, las ganas de besarlo incrementan mucho más y sinceramente su tacto solo me hace desearlo el triple de lo que ya lo hago. Ya no siento pesado mi cuerpo, al contrario estoy como en una nube.
Sin previo aviso mi mente pone una imagen suya sin camiseta, la misma foto que me envió hace unos días, tengo muchas ganas de seguir viéndolo. Gracias a la valentía que me da el alcohol me decido a besarlo, pero no a besarlo como solemos hacer sino con bastante más necesidad.
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Cappuccino [Luzuplay]
FanfictionDonde Borja es camarero en una pequeña cafetería en la que casualmente entró Raúl. 💛 -----------> No estoy shippeando a los youtubers, sino a sus personajes dentro del rol de karmaland y aún así no se parecen demasiado las personalidades. ...