EPÍLOGO. PARTE 2.

295 31 0
                                    

CESAR PARRA.

Christian y yo somos los únicos en la sala de espera de los quirófanos, aguardando por noticias sobre T/n y Vanessa. Llamé a mis padres, a mi gemelo y a mi prima, todos vienen en camino desde la Bonita.

- ¡No aguanto más! ¡Necesito saber qué está pasando! - Christian estira su cabello pelinegro.

- Nos lo dirán pronto, ¿Quieres sentarte de una jodida vez?

- ¡Estoy entrando en pánico! ¡Ayuda! ¡No respiro! - no puedo evitar rodar los ojos por todo el jodido drama.

¿En algún maldito punto él madura y comienza a actuar como adulto?

- No entres en pánico, solo respira y siéntate.

- ¡Eres un maldito genio! ¿Por qué no lo pensé antes? - Christian vuelve a dar pasos desesperados por la sala y comienza no solo a marearme, sino a fastidiarme su actitud histriónica.

- ¿Por qué estás tan preocupado? ¿Aún temes joder el asunto?

- ¿Tú no? - por fin se deja caer en la silla a mi lado, se frota las manos en el rostro con frustración y exhala un gran suspiro.

Dramático.

- No sé cómo hacer esto, Cesar. Pensé que todo estaría bien, pero estoy cada vez más estresado y preocupado de fallarle a Vanessa. Creí que estaría listo cuando este momento llegara, pero me doy cuenta de que mi ansiedad se ha disparado por las jodidas nubes.

- ¿Qué te preocupa en realidad?

- ¡Todo! ¡Absolutamente, todo! - agita sus brazos en el aire - ¡Es una niña! ¿Y si no logro conectar con ella? ¿Y si se vuelve una de esas chiquillas mimadas? ¿Estaré preocupado todo el tiempo porque alguien podría lastimarla en la escuela? ¿Y si la hacen sentir mal? ¿O dicen cosas feas de su cabello? ¿O si no hace amigas pronto?

- ¡Christian, basta! ¿Aún no nace y ya estás pensando en los problemas que tendrá cuando vaya al jardín de niños?

- Pues sí, admítelo. Nosotros tuvimos una infancia difícil, no me gustaría que mi pequeña princesa sufra algo, sé eso.

- Es diferente. Nuestras madres nos abandonaron o murieron - encojo mis hombros para restarle importancia - Nosotros no estamos abandonando a nuestros hijos, y tenemos esposas que son mujeres fuertes y decididas. Nuestros hijos nos tienen para protegerlos.

Me levanto de la silla para mirar por las puertas dobles que nos separan de los quirófanos y puedo ver a la doctora Greene ir de una sala u otra.

- Además, te olvidas del punto más importante, Christian - giro entonces para mirarlo - Tú y yo sí tuvimos padres amorosos, que nos cuidaron y protegieron. Nosotros fuimos hijos rebeldes.

- En eso tienes razón - sonríe por fin - Mamá es genial y el viejo es obediente, deberías aprender de ellos.

- Creo que lo hacemos bien - le sonrío de vuelta justo a tiempo para ver a mis padres, a mi gemelo con Lilian y Andrea entrar a la sala de espera con emoción y nervios al mismo tiempo.

No saben a quién abrazar primero, así que vienen primero a mí por qué estoy de pie.

- ¡Cesar! ¡Christian! ¡Dios mío! ¡Seremos abuelos hoy! - Paola nos da un abrazo rápido para luego dirigirse hacia la estación de enfermeras, papá solo palmea nuestros hombros en un gesto tranquilizador.

- ¿Algo que quieras decir? - mi hermano le sonríe - ¿Algún consejo?

- No nada. Lo descubrirán todo en el camino - Ramón se ríe, pero deja de hacerlo cuando mamá y la enfermera regresan a la sala.

- ¿Chicos? ¿Quieren entrar a ver a sus esposas?

- Sí - decimos al unísono.

La enfermera nos hace una seña para que la sigamos por otro pasillo, se detiene en un almacén y nos entrega unos uniformes verdes y batas.

- No estoy seguro de querer entrar ahí - susurra, Christian. Mientras nos alistamos.

- ¿Tienes miedo? Si vas a entrar a crisparle los nervios a Vanessa será mejor que te quedes afuera.

- Cesar... ¿Y si un jodido chiquillo le rompe el corazón?

- Christian - apoyo las manos sobre sus hombros - Lamento decir que eso es inevitable, pero estarás ahí para consolarla y yo para tener una charla con el maldito chiquillo.

- Trato hecho. Suerte ahí dentro - señala la puerta de la derecha, donde tienen a T/n lista para la cesárea.

Yo señalo la puerta de la izquierda desde donde se escuchan los gritos de Vanessa.

- Supongo que la próxima vez que te vea, serás padre.

- Y yo espero que la próxima vez que te vea seas menos imbécil, aunque no sé si mi petición sea posible.

- No es gracioso, bastardo idiota - hace una mueca de fastidio - Después de esto te toca invitarme unos tragos.

Asiento para que finalmente entre a la sala y me deje ir con T/n. ¿Yo también tengo miedo? Sí. ¿Debería preocuparme? No lo creo, es mi esposa quien está ahí haciendo el trabajo duro.

- ¿Y mi esposo? - escucho su vocecita - ¿Mi esposo puede entrar?

- Aquí estoy - me detengo junto a ella para acariciar su frente, ya que su cabello está cubierto por una gorra de tela.

Sus ojos cafés y brillantes por las lágrimas me hacen saber que está asustada.

- Todo está bien, nena. Estoy contigo. Mis padres están aquí, Carlos, Lilian y Andrea y Fernando viene en camino a conocer a su nieto - tomo su mano para darle un fuerte apretón, haciendo que ella asienta hacia mí con una gran sonrisa.

Necesito distraerla, pero ¿Cómo?

- ¿Es momento de hablar sobre más bebés? - le digo bajito, pero no lo suficiente porque la enfermera de pie junto a mí me lanza una mirada de enojo.

¿Qué? ¿Ahora no puedo hablar con mi esposa?

- Cesar ¿Otro bebé? ¿Quieres más bebés? - sonríe levemente.

- Sí, ¿Por qué no? Creo que podemos hacer un buen trabajo cuidando de Paul y de otro bebé. Además, tenemos a Gail, a Prescott y a nuestros padres.

- Creo que tenemos que dejar que este bebé salga antes de hacer más planes, ¿O es una estrategia para hacerme quedar en casa?

- Tal vez - sonrío - ¿Lo considerarías?

- No - lo próximo que sé es que la doctora Greene está entregando al bebé a una enfermera para que lo revise y lo ponga en mis brazos.

- Mierda, es tan pequeño.

- Es un bebé, Cesar. Se supone que sea pequeño - lo acerco a T/n para que ella también pueda verlo y me sorprende que mi pequeño hijo no llore, está en absoluta calma con su puño entre sus labios.

En el quirófano frente a nosotros, un gran bulto pelinegro y agitado sacude las manos sobre un hombre con guantes, que envuelve un bebé en una cobija. Cuando Christian se da cuenta de que lo miro, toma a su hija y levanta un pulgar.

- ¡Mi bebé es más linda que el tuyo! - grita, sin importarle aturdir a todos los demás en el proceso.

Jodido idiota, ¿Y además tendremos que celebrar los cumpleaños juntos?

Mierda.

Historia de amor 2 (T/n Montemayor y Cesar Parra)♥️🫶🏻✨️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora