Historia de amor 2 (T/n Montemayor y Cesar Parra)♥️🫶🏻✨️

EPÍLOGO. PARTE 1.

CESAR PARRA.

- ¿Te sientes bien? ¿Estás cómoda?

- Sí.

- Parece un lugar muy limpio, y huele a desinfectante - señalo la pared blanca - Supongo que eso significa que está perfectamente esterilizado.

- Es solo el consultorio, Cesar. ¿Quieres sentarte? - T/n señala la silla junto a ella.

- No, estoy bien, solo quiero asegurarme que todo esté bien.

- Te aseguro que lo está, ahora deja de revisar las paredes con tus guantes blancos y siéntate. Me pones nerviosa - aparto los dedos de la repisa de libros, solo porque parece realmente limpia y vuelvo a mi lugar junto a mi esposa.

Mierda, tiene razón, tengo los malditos nervios de punta.

- Señora Parra, señor Parra - la doctora Greene estrecha nuestras manos - Me he tomado un tiempo para analizar los resultados del eco y me parece que lo mejor es que preparemos a la señora Parra para cirugía.

- ¿Por qué? - chilla T/n.

- El volumen de líquido amniótico ha disminuido y no queremos complicaciones. Lo ideal sería esperar una semana más, pero es seguro para el bebé nacer ahora.

- ¿Hay alguna otra alternativa? - me animo a preguntar.

- Esta es la menos riesgosa, señor Parra. Confíe en mí.

- Por supuesto - balbucea T/n con los ojos llenos de lágrimas.

Mierda. No era así como debía pasar. Se supone que sería en la semana 38 cuando tuviera su cesárea programada, no en la semana 36 y de manera tan inesperada.

- ¿Cesar? - T/n sacude mi mano para llamar mi atención - Me gustaría que papá estuviera aquí.

- Claro que sí, nena. Saldré a decirle a Javier que lo traiga y que preparen tus cosas y las del bebé - antes de que pueda responderme, la enfermera aparece para llevarse a mi esposa a preparar, así que salgo sin perder más tiempo.

- Torres - le hago una seña al hombre al fondo de la sala de espera - La cesárea de T/n es inminente, trae aquí a Fernando Montemayor.

- ¿Necesita algo más?

- No. Sí...no lo sé.

- Enviaré a Sawyer por Fernando y a Dixon por la maleta de T/n. Gail preparará la del bebé también y supongo que usted necesita por lo menos un cambio.

- ¿Lo del bebé está listo? - repaso mentalmente la lista de las compras que hicimos - ¿Tenemos todo?

- Sí.

- ¿Tenemos cobijas pequeñas? No recuerdo haberlas visto.

- Las tenemos, señor Parra.

- ¿Y están limpias? Leí que la piel de los bebés es sensible y necesita jabón especial.

- Está cubierto también, señor.

- ¿Y biberones? ¿Tenemos biberones?

- ¡Cesar! - la voz fuerte de Torres me saca de mi ataque de pánico - Todo estará bien, tenemos lo necesario

- Bien, bien, entonces haz todo eso que dijiste - Javier asiente, pero de pronto su mirada se desvía a algo detrás de mí.

Antes de que pueda mirar sobre mi hombro, escucho las voces más irritables que conozco.

- ¡Pero, nena!

- ¡Nena nada! ¡Este bebé tiene que salir ahora! - Vanessa se balancea de un lado a otro por el frente del mostrador para hablar con una enfermera y el idiota de Christian detrás de ella.

- Solo deja que la doctora te revise, ¿Está bien? Tal vez aún no es tiempo.

- ¿No es tiempo? - se gira para mirarlo - ¿Que no es tiempo, dices? ¡Este bebé lleva aquí 40 semanas y un día! ¿No crees que es tiempo suficiente?

Chilla exageradamente, pero por fortuna ellos y nosotros somos los únicos aquí en este momento. Cuando Vanessa nos señala, cuando nota nuestra presencia, haciendo que mi hermano idiota deje de lloriquear.

- ¿Cesar? ¿Y T/n? ¿Está en consulta? - ella viene hacia mí tambaleándose con su gigantesco vientre redondo por mi sobrina.

¿Dijo 40 semanas? ¿Puede pasar de ese tiempo?

- La están preparando para cesárea - digo cuando logro reaccionar - Es algo de último minuto.

- ¿Llamaste a mamá? - el pelinegro dice confundido - Creo que deberías llamarla ahora si la pequeña va a entrar al quirófano.

- Lo olvidé - busco el móvil en mi bolsillo - ¿Qué hacen ustedes aquí?

- Vanessa quiere que le induzcan el parto porque dice que ya es hora - Christian sonríe nervioso, pero a Vanessa no le hace mucha gracia escucharlo.

Gira sobre sus talones para regresar al mostrador a buscar a la enfermera de la doctora Greene.

- Mierda. Estoy tan ansioso que no recuerdo el puto libro de maternidad - me paso la mano por el cabello un par de veces - Tal vez deberíamos...

- ¡Ay! - chilla Vanessa sosteniéndose del mostrador - ¡Ay! ¡Duele!

- ¡Mierda! - Christian corre hacia ella, así que lo seguimos - ¿Nena? ¿Qué pasa?

La sostiene en sus brazos para que no caiga al piso del dolor, pero lo que veo me deja paralizado por un instante.

- ¡Cesar! ¡Haz algo! ¡Mueve el maldito trasero!

- ¿Yo? ¿Qué quieres que haga?

- ¡Llama a la doctora! - ahora grita Vanessa - ¡La bebé quiere salir!

- ¿Ahora? - decimos Christian y yo al unísono.

- ¡Sí! - mierda.

Voy hasta la puerta de la doctora para llamarle, pero el consultorio se encuentra vacío porque seguramente ella también se está alistando para la cirugía de T/n.

- No está - les digo - Ni la doctora Greene o la enfermera se encuentran por aquí.

- ¡Bien! Pero haz algo entonces. ¡Llama al 911! - Christian vuelve a gritar.

- ¡Ya estás en un hospital, idiota! ¡Solo consigue otro médico!

- ¡Pero quiero a la doctora Greene! - gruñe el idiota.

- La doctora Greene está con T/n, consigue otro.

- ¡No quiero otro! ¡La quiero a ella! - sigue gritando.

- ¡Christian! ¡Solo consigue ayuda! - el pequeño charco bajo las piernas de Vanessa es todo lo que necesito para saber qué también ella está de parto.

- Mierda - decimos de nuevo al unísono Christian y yo.

- ¿Torres? - giro para mirarlo, pero él ya no está.

- Ahí - escucho su voz por el pasillo, luego aparece con un enfermero - La señora Parra necesita ayuda.

El chico hace una seña a alguien más y enseguida se acercan con una silla de ruedas. Acomodan a Vanessa en ella para ir rápidamente por otro pasillo.

- ¡Mi bebé va a nacer! - grita Christian.

- El mío también.

- ¡Doble mierda! ¡Seremos padres!

- Deja de gritar, imbécil - le hago una seña - Vas a hacer que nos echen.

- ¿No estás asustado? - me pregunta.

- No, solo nervioso. ¿Tú lo estás?

- Hasta la mierda, hermano - palmea mi hombro para tranquilizarme - Ahora llamemos a mamá, a Carlos y a Andrea.