EXTRA. PARTE 2.

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T/N MONTEMAYOR.

- ¡Cesar!

- Shh, nena. Baja la voz - el cosquilleo en mi vientre solo hace que gima más fuerte, por lo que tengo que morder mis labios con fuerza para evitar los sonidos mientras sigo moviéndome sobre su cuerpo.

- Mierda, T/n. Las uñas...

- ¡Uy! - abro los ojos para mirar las marcas rojizas sobre su abdomen - Lo siento, cariño.

Resopla fuerte, pero sus manos no abandonan mi cadera, donde sigue ayudándome con el vaivén sobre su regazo.

- Sigue - su gruñido ronco y sexy me provoca un delicioso escalofrío por la espalda,

¡Sí! ¡Estoy llegando!

- ¡Mamá! - chilla la vocecita detrás de la puerta.

- Mierda.

- ¿Aseguraste la puerta? - dejo de moverme para mirarlo - Cesar, ¿La puerta...?

El sonido de la puerta abriéndose interrumpe mi pregunta y un grito se me escapa por la sorpresa. Lo único que puedo hacer para cubrir mi desnudez es dejarme caer sobre mi esposo y cubrirme con la sábana.

- Mamá, Cesar está llorando - se coloca junto a la cama para mirarnos, así que Cesar y yo sonreímos de la forma más inocente que podemos a nuestro hijo de 7 años.

- ¿Dónde está, Cesar, cariño? - pregunto acomodándome el cabello.

- En la habitación, pero se enojó y está lanzando mis libros por toda la habitación.

- Rayos - me envuelvo lo más que puedo con la sábana, mientras distraigo a mi hijo mayor para que Cesar pueda tomar sus boxers del piso lo más discreto posible.

Luego se desliza dentro de su pantalón de chándal.

- ¿Dónde está la señora Jones?

- En la cocina, preparando el almuerzo.

- Mierda.

- Bien, aquí estoy, campeón - mi esposo toma a Paul de los hombros y lo empuja hacia la puerta - Vayamos a ver qué ocurre con Cesar.

- Sí, vayan ¡Por favor! - tan pronto como salen de la habitación, corro directo a la ducha y luego por un vestido sencillo para bajar al comedor con mis chicos.

Los escucho discutir incluso antes de terminar de bajar la escalera, algo sobre que Cesar no quiere ir a casa de sus abuelos como cada domingo.

- ¿Qué ocurre? - revuelvo sus cabellos cuando paso junto a sus sillas, le doy un beso rápido a mi chico y tomo mi lugar a su lado para enfrentar a mis niños.

- Cesar no quiere ir a la casa de los abuelos.

- ¿Por qué no, Cesar? - lo miro esperando una explicación de mi hijo de 3 años.

- ¡Tía Andrea, me enoja! - cruza sus bracitos sobre su pecho.

- A mí también, hijo - se ríe Cesar - El niño tiene razón, nena. ¿Tenemos que ir a la cena?

- ¡Cesar! - le hago una seña para que guarde silencio - ¿Quieres decirme por qué te enoja tu tía Andrea?

- ¡Me besa mucho! ¡No me gusta que me besen! ¡Tía Andrea es una chica! - Dios mío.

- Mamá también es una chica - susurra Paul.

- ¿Por eso besa a papá todo el tiempo? ¡Las chicas son odiosas!

- ¡Cesar! ¡Paul! - los regaño, pero a mi esposo le parece divertido - ¡Cesar!

Golpeo su brazo para que deje de reír y comience a poner disciplina a sus hijos. Dios mío, esta casa tiene demasiada testosterona.

- Lo siento, nena. Pero tienes que admitir que los niños tienen razón.

- ¿Ah, sí? - arqueo mi ceja, mientras pienso en la forma de hacerle pagar - Las chicas no son odiosas...bueno, no siempre. Ahora terminen su almuerzo y lávense porque iremos a casa de la abuela, aunque no les guste.

- No me gusta que mamá sea una chica - chilla Cesar.

Abro la boca sin saber qué decir, ¿Qué se supone que responda a eso? Me queda claro que mis hijos sin diferentes, sobre todo en carácter.

Paul es muy listo y dulce, sus ojos negros como los míos y cabello cobrizo como su papá. Cesar, por otro lado, tiene esos hermosos ojos grises y el cabello más oscuro como el mío. Su carácter, por otro lado, es bastante demandante para un niño de 3 años.

- Niños, hagan lo que dice su madre - ordena Cesar.

Por fortuna, Gail aparece en el umbral de la puerta y extiende su mano hacia Cesar, Paul camina en silencio detrás de ellos.

- Los amo, pero juro que a veces son imposibles - tomo otro trago de mi jugo.

- Creí que estabas encantada con la idea de la maternidad - dice con una pequeña sonrisa.

- ¡Claro que lo estoy! Los chicos son maravillosos, pero no estoy segura de poder manejarlos si te pones de su lado en cada momento.

- Nena, han pasado la prueba - lo miro con los ojos entrecerrados esperando a que continúe - Si son mis hijos, rechazarán de forma natural cualquier evento que involucre a Andrea, Christian o la Bonita.

- Eso es grosero, Cesar - intento sonar enojada, pero la realidad es que tengo que esforzarme por contener la risa.

Sí, los chicos heredaron mucho de la actitud obstinada de su padre.

- Hablando de Christian, es nuestro turno de cuidar a Ava y Emma - digo terminando el contenido de mi plato.

- No, estoy seguro de que es el turno de ellos de cuidar a Cesar y Paul.

- Mmm, no. Los tuvieron el fin de semana pasado, mientras íbamos a ese viaje rápido a Miami a tu conferencia de prensa.

- Eso fue solo un par de horas, nena. ¡No cuenta!

- Entonces háblalo con Christian, creo que quería dejarnos a las niñas para ir al juego de los Mariners.

- Ese imbécil - gruñe buscando su móvil en el bolsillo - Yo lo arreglo.

Lo veo teclear y poner el teléfono en su oreja. Susurra algunas palabras incomprensibles, mientras espera en la línea por su querido hermano.

°LLAMADA DE CHRISTIAN°

(CESAR) Imbécil - lo llama.

(CHRISTIAN) Bastardo - escucho la voz del pelinegro.

(CESAR) Te toca cuidar a los niños este fin de semana.

(CHRISTIAN) Mierda, no ¡Tengo boletos para el juego de final de serie!

(CESAR) No me importa, necesito que los tengas el sábado.

(CHRISTIAN) ¡Agh! ¡Olvídalo! - le grita.

Cesar hace un gesto con la boca que me indica que está cerca de perder los estribos, resopla y una extraña sonrisa se estira en sus bonitos labios.

(CESAR) ¿Recuerdas como obtuviste esa fabulosa casa en la zona residencial más exclusiva y que hace a tu mujer tan feliz?

(CHRISTIAN) Bastardo tramposo - gruñe - Bien, tráelos después del desayuno.

(CESAR) Como digas - se despide.

(T/N) ¡Gracias, Barbón! - digo antes de que corte la llamada.

°FIN DE LA LLAMADA°

¿Debería preocuparme que mis chicos tengan este tipo de relación? Un poco. Pero si de algo estoy segura es que, sin dudar qué pase, estarán ahí el uno para el otro, siempre.

Historia de amor 2 (T/n Montemayor y Cesar Parra)♥️🫶🏻✨️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora