45

272 26 0
                                    

Después de un día de trabajo agotador, Faye y Yoko regresaron a casa. Decidieron preparar la cena juntas, disfrutando de besos y abrazos mientras cocinaban. La atmósfera estaba llena de amor y calidez, ambos se sentían agradecidos de tenerse el uno al otro.

En medio de la preparación, Faye recibió un mensaje de Lux. El mensaje decía que Lux se había enterado sobre la narcolepsia de Yoko y que si necesitaban algo, no dudaran en decirlo. Faye sonrió ante la amabilidad de Lux, pero Yoko, al ver el nombre de Lux en la pantalla del celular de Faye, sintió una punzada de celos.

Antes de que Faye pudiera responder, Yoko le quitó el celular y, con un movimiento decidido, la besó profundamente mientras la agarraba de la cintura. En un instante, Yoko la levantó y la sentó en la mesa, dejando a Faye sorprendida y deseando más. Sin embargo, Yoko, con una sonrisa traviesa, volvió a la cocina y continuó cocinando como si nada hubiera pasado.

Faye, aún sintiendo el calor del momento, bajó de la mesa y se acercó a Yoko para besarla nuevamente. Pero Yoko, aún celosa, solo giró su cara, rechazando sus avances. Faye entendió la situación y, con una sonrisa paciente, besó la mejilla de Yoko antes de volver a contestar el mensaje de Lux. Escribió rápidamente que estaban bien y que no se preocupara, luego dejó el celular a un lado.

La cena transcurrió con risas y una película de fondo. La tensión de los celos de Yoko se había disipado, reemplazada por la tranquilidad de estar juntos. Después de lavar los platos, Faye miró a Yoko y la encontró más hermosa que nunca. Sabía que Yoko estaba ovulando, y su deseo por ella se intensificó.

Sin poder resistir más, Faye se acercó y la besó con pasión, encendiendo la chispa que había comenzado en la cocina. Las caricias se volvieron más intensas y pronto las prendas de vestir empezaron a caer al suelo, dejando al descubierto sus deseos más profundos. La conexión entre ellas era innegable, y en ese momento, el mundo exterior dejó de existir.

En la intimidad de su hogar, Faye y Yoko encontraron consuelo y amor en los brazos del otro, recordando que, a pesar de los desafíos que enfrentaban, su amor era su refugio más seguro y poderoso.

SANANDO JUNTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora