Temática: Familia. El abuelo.
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El sonido de los zapatos golpeando el suelo pronto se volvió ensordecedor. La superficie temblaba y los nervios de Tomás estaban exaltados. Gritaba de emoción y brincaba en su asiento, contagiándose del caos desatado.
A su alrededor, olía a sudor y a tabaco.
- Tomás, tranquilizate - pidió su madre, tomándolo del brazo -. Si lo sé, no venimos. Qué alboroto.
La proyección de la película llevaba diez minutos de retraso y los espectadores comenzaban a impacientarse. A modo reivindicativo, daban zapatazos a diestro y siniestro. Temían que se hubiera estropeado el proyector o la cinta, como ocurría tantas veces, y que ver aquella película se convirtiera en una fantasía inalcanzable.
- ¡Que empiece ya, que el público se va! - exigió alguien desde el fondo de la sala de cine.
La mano se su madre lo obligó a sentarse derecho sobre la silla. Sin embargo, esto no afectó a la euforia que lo invadía. Estaba más contento que nunca, delante suya no se había sentado ninguna mujer con uno de esos peinados voluminosos en la cabeza, que parecían más un seto que otra cosa, y podría ver la película sin estorbos.
- Vale madre - se dirigió a ella -, me portaré bien a partir de ahora - prometió, deseoso de que lo soltara.
En ese instante, su madre se inclinó y besó una de sus mejillas, devolviendole la libertad.
- Confío en ti - declaró la progenitora.
Los ojos de Tomás siguieron fijos en la pared donde estaba a punto de proyectarse la película, como si ese beso y esa frase jamás hubieran existido, y las batallas entre indios y vaqueros fueran lo más importante de su vida.
Al final, una hora más tarde y con el ambiente más relajado, el carrete de la película consiguió rodar y el público pudo disfrutar de una tarde de cine. Cuando hubo terminado, Tomás salió de la sala detrás de su madre y de su tio soltero, que los había acompañado a esa aventura.
Lo quería todo. Quería ser un piel roja y llevar plumas en la cabeza. Quería ser un pistolero, montar a caballo y jugar a las cartas.
- Lo has hecho muy bien - lo apremió su madre, peinandole el cabello con los dedos humedecidos en saliva cuando lo tuvo a su lado.
Tomás estaba orgulloso. Solo se le había escapado dos veces una risilla, fruto del esfuerzo sobrehumano que estaba haciendo para contener toda su energía explosiva, pero el resto del tiempo había demostrado con creces que podía comportarse casi como un adulto. Es más, para ser justos, se había comportado incluso mejor que los adultos que habían armado el jaleo que tanto había molestado a su madre.
- Vamos a ver al abuelo antes de irnos a casa, cariño - informó su madre.
Caminaron los tres juntos hasta llegar al destino. El viejo no tardó en abrir la puerta, y Tomás lo abrazó con fuerza. Luego, corrió al interior de la casa sin prestar atención a los ojos confusos, bañados en azul, de su abuelo, cuya mente ya empezaba a tenderle zancadillas.
Mientras Tomás ayudaba a su tio a ordenar la casa y guardar en bolsas la ropa sucia que se llevarían a lavar, su madre convenció habilidosamente al abuelo para ir al baño y cortarle el pelo. Había veces que le crecía tanto que parecía un naúfrago.
El pasillo de la casa desembocaba en el aseo donde ambos se resguardaron, confidentes, entre tijeretazos, agua, jabón y peine. En una de las ocasiones en que fortuitamente Tomás se aproximó al corredor, captó parte de la conversación que el abuelo y su madre mantenían.
- Angelita - la interpeló el anciano -, pero entonces, ¿tú tienes una barbería?
Su madre siguió haciendo su trabajo.
- Claro que sí, y fijate que suerte la mía, que tú eres mi único cliente.
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🟢 Microrrelatos
Short StoryMe encantan los cuentos y escuchar historias. Anotar, inventar. Este apartado de wattpad lo he dedicado a una serie de microrrelatos, de diferente temática, que espero que despierten no solo interés, sino emociones, a todo el que los lea ;)