7. Plan

27 4 1
                                    


Me había quedado en completo silencio, mis labios estaban entreabiertos, estaba intentando recuperar el aire faltante en mis pulmones. Magnus se había acercado tanto a mi que ni siquiera me había dejado tiempo para reaccionar y alejarme... pero su acercamiento y su tacto no me molestaban, lo que lo hacía más extraño aún.

Por qué yo odiaba que me tocaran.

—¿Qu-é?-fue lo único que salió de mis cuerdas vocales.

Magnus agrandó su sonrisa, mostrando sus dientes blancos bien alineados.

—Tal y como me escuchaste, Billie.—inesperadamente una de sus manos se acercó a mí mejilla, haciéndome cerrar los ojos por un momento ante su tacto—. Hay muchas cosas que debes saber, pero se me ha hecho tan difícil encontrar los momentos correctos aquí dentro.

No podía creer lo que me decía, no había posibilidades de que nos conociéramos. Algo paso por mis pensamientos e inconscientemente salió de mis labios;

—Tu... tu tatuaje,—mire hacia un lado buscando alguna explicación, lamiendo mi labio inferior—. La media luna.

La sonrisa risueña de Magnus disminuyó un poco, haciendo que me mirará con mucha más intensidades, como si algo le preocupara.

—Esas son cosas que tú misma irás recordando, lo único que hasta ahora puedo decirte... es que saldremos de este lugar a salvo.

—Pero...

—Y te ayudaré a buscar respuestas.

Mi mirada volvió a la suya, mirándolo con una pisca de ilusión. Tenía tantas ganas de recuperar mi memoria, tenía que acerlo, no quería sin un libro sin su final.

—Pero... ¿cómo?

Y ahí estaba... su sonrisa volvió a crecer, dándose un toque sensual a su rostro.

Dios mío, Billie. Estás en un manicomio, estás sin recuerdos, estás siendo torturada aquí, ¿y estás experimentando cosas de mujer?

Mi subconciente me dió una cachetada mental, lo cual me ayudó, sacando todo tipo de pensamiento tonto sobre... Magnus. Él de alguna manera me hacía sentir segura, sentía que podía confiar en él, era muy pero muy extraño que sintiera eso, cuando yo ni siquiera confiaba en mi sombra.

Me sentí fría, al sentir como Magnus se alejaba para sentarse nuevamente en la mesa que se encontraba en el centro de el pequeño cuarto en el que nos encontrábamos.

—Tengo un plan.

Algo no me gustó, mi presentimiento decía que sería peligroso. Él pareció leerme la mente, por qué soltó una risa, haciéndolo ver tan...

Sacudí mi cabeza haciendo volar cualquier otra cosa que no fuera concentrarme.

—Haremos que las personas que estaba allí, vean como es este lugar.

Fruncí el ceño al no entender lo que decía, haciendo que el continuará;

—Me cortaré las venas aquí en este cuarto.

Oh no, este si que estaba loco.

De eso ya me había dado cuenta. Magnus sin estar drogado era completamente diferente.

—Tranquila, loca. No me las cortaré literalmente, es solo para dar un susto.—iba a decir algo pero no me dejó ni siquiera hablar—. Y ahí aparece Lion y tú.

—¿Y que conseguiremos con eso? ¿que te castiguen y te encierren de por vida?—solté.

Él negó lentamente con su cabeza.

Atracción enfermiza (NUEVA VERSIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora