14. Caos

29 2 2
                                    


Owen y Lion trabajaban rápidamente para desatar a Magnus, sus dedos se movían con mucha agilidad con precisión mientras intentaban liberarlo. No podía dejar de observar al cuerpo sin vida tirado en una esquina de la habitación, mi corazón latiendo con ansiedad.

No sabía que pensar, que hacer, comoa actuar. Todo esto estaba siendo un gran caos, mi cabeza estaba hecha un lío, los chicos conocían a mi padre, ellos estaban aquí por mi, Magnus estaba ensangrentado y lleno de heridas profundas. Este maldito manicomio me había inyectado cosas para olvidar todo lo que había pasado conmigo antes de entrar aquí.
Me habían vuelto loca. No sabía si cuando logrará salir de aquí todo volvería a ser normal.

—Solo falta una cadena.—informó Owen, mientras se movía rápidamente hacia el otro lado para seguir con su trabajo.

Y cuando creí que ya íbamos a poder estar tranquilos... Justo cuando estaban a punto de terminar, una alarma estridente sonó en la habitación, haciendo que todos nos detuvieramos a mirar hacía la luz. La luz roja de la alarma iluminó el espacio, bañando todo en un tono sangriento.

—¿Qué pasa? —gritó Lion, su voz apenas audible sobre el ruido de la alarma.

—¡Mierda!—gritó Owen—. Billie, quítale el saco al hombre —abrí mis ojos ante su petición, me había quedado congelada,— ¡ahora!

Mi cuerpo actuó por si solo, mis piernas corrieron al rincón donde se encontraba Yago, me agaché y mis manos estuvieron a punto de tocar aquel cuerpo.

Mi respiración empezó a acelerarse, mi cabeza empezó a doler con gran intensidad, y mi vista empezó a verse borrosa... en mi cabeza empezaban a dar vueltas recuerdos.

No... ahora no...

"Mi rostro ardió, pero aún así luche para abrir mis ojos, viendo mi reflejo en el espejo hecho pedazos frente a mí. Mi rostro estaba bañado en sangre, y mis mejillas con restos del espejo.

—¡¡¡POR TU CULPA ESTOY ENFERMA!!!—gritaba con fuerza mi madre, agarrando con mucha más fuerza mi cabello.

No podía pensar con claridad, mi vista empezaba a nublarse cada vez más. Y ese molesto sonido agudo apareció en ambos oídos, haciéndome cerrar los párpados con fuerza. Mi cuerpo estaba débil, estaba demasiado débil como para quitar a Richard de encima, él me tenía acorralada al suelo, con ambas piernas en mi cadera. Sus manos viajaron a su cinturón, la desesperación empezó a dispararse en mi cuerpo, yacía debajo de Richard, su peso aplastándome contra el suelo. Su rostro estaba a centímetros de mí, su aliento fétido y amenazante.

—No te vas a escapar —dijo, su sonrisa cruel.

Giré mi rostro, buscando algo para poder escapar, mis ojos casi brillaron al ver un pedazo de vidrio afilado a un lado de mi, a mi alcance. Con un movimiento desesperado, lo agarré y de un solo movimiento con todas mis fuerzas lo clavé directamente al ojo de Richard.

Gritó de dolor y se apartó rápidamente, arrastrándose a la pared, con ambas manos en su ojo. La sangre salía como si fuera disparada por una manguera rota.

Rápidamente me puse de pie, mi cuerpo temblaba con cada paso que daba.

—¡Aaaaaaah!—gritó mi madre.

La sangre manaba del orificio, chorreando por la cara de él.

Me empecé a sentir mareada, pero no me detuve. Sabía que tenía que escapar. Intenté correr hacia la salida, pero un fuerte golpe en la puerta principal se estremeció cuando se abrió de golpe, astillándose contra la pared. Y una mujer alta y delgada entró, su rostro frío y calculador miró la escena. Detrás de ella, tres hombres fornidos y armados la seguían.

Atracción enfermiza (NUEVA VERSIÓN) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora