15. Amanecer

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Abrí los ojos de golpe, mi corazón latía con fuerza en mi pecho, y mi respiración era entrecortada. Sentí un dolor agudo en mi pierna, donde la bala me había atravesado.

Miré alrededor, y lo que vi me envolvió en una sensación de tranquilidad y miedo al mismo tiempo. El bosque estaba oscuro y silencioso, como si estuviera conteniendo la respiración. Los árboles se alzaban sobre nosotros, sus ramas como dedos que se extendían hacia el cielo. La luna estaba escondida detrás de las nubes, y la única luz provenía de una pequeña fogata que se extendía frente a mí.

—¿Como te sientes?—la voz de Magnus se hizo presente a un lado de mí.

Giré mi rostro hacia la derecha, y mi mirada se encontró con Magnus. La luz de la fogata iluminaba su rostro, y por un momento, mi corazón se detuvo.

Magnus estaba sentado con la espalda apoyada en un árbol, su rostro pálido y cubierto de sangre. Pero incluso con la sangre y el polvo, su belleza era inconfundible. Sus ojos, uno verde y otro celeste, brillaban como joyas en la oscuridad.

La luz de la fogata hacía que su piel pareciera aún más pálida, casi translúcida. Sus facciones eran finas y definidas. La sangre había manchado su cabello oscuro, pero no podía ocultar la forma en que sus ojos parecían ver a través de mí.

El ojo verde parecía brillar con una intensidad especial, como si estuviera absorbiendo la luz de la fogata. El ojo celeste, por otro lado, parecía más suave, más tranquilo. Juntos, los dos ojos creaban un contraste que me hacía sentir mareada.

Su belleza era tan inumana.

La sangre en su rostro parecía una cruel ironía, como si la violencia y la belleza fueran inseparables. Pero incluso con la sangre, Magnus parecía... pacífico. Como si estuviera aceptando su destino, y no se preocupara por nada.

Me sentí atrapada en su mirada, como si no pudiera apartar los ojos. La fogata crujía y chispeaba, pero no podía escuchar nada más que el latido de mi corazón.

Por un momento, olvidé dónde estábamos, olvidé el dolor insoportable de mi pierna.

Este sentimiento era extraño e impresionante, jamás me había sentido así por absolutamente nadie. Pero... cuando ví por primera vez a Magnus, algo floreció en mi interior, algo en mi estómago, era como si en mi estómago estuviera volando millones de mariposas. ¿Eso era posible? no lo sabía.

Lion y Owen se reunieron a mi alrededor, preocupados.

—Billie, ¿estás bien? —preguntó Owen, su voz llena de preocupación.

—Sí... —dije, intentando sonreír—. Solo es dolor.

Lion se acercó y observó mi pierna, lo cual imite. Me miré hacia abajo, y mi corazón se detuvo al ver la herida en mi pierna. La luz de la fogata iluminaba la zona, y pude ver claramente el daño que había sufrido.

La bala había entrado en mi pierna justo por encima de la rodilla, dejando un agujero irregular en mi piel, y sangre no dejaba de salir. La carne alrededor de la herida estaba inflamada y enrojecida, y la sangre había manchado mi ropa y el suelo.

Me sentí mareada al ver la cantidad de sangre que había perdido. La herida parecía más grande de lo que había imaginado.

La piel alrededor de la herida estaba desgarrada y lacerada, y pude ver el músculo debajo. Me sentí un escalofrío recorrer mi espalda al pensar en la cercanía que había tenido la bala con mi arteria femoral.

Gemí de dolor al sentir un dolor agudo al mover la pierna, y supe que tendría que cuidarla durante un tiempo.

Magnus se acercó a mí inmediatamente, su rostro lleno de preocupación. Se acercó más a mi lado y me miró fijamente.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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