Capítulo 13

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Elvira: Fobo no me digas que yo voy a ser la carnada y me van usar para llegar a ese hombre... no quiero.

Fobo: No mi amor – él le tocó el rostro y le dijo - de ninguna manera te expondría así – y la besó.

Fobo había dejado a Elvira descansando, después de esos mensajes ella se había puesto muy nerviosa y el la calmó, pero ahora el se encontraba en su habitación preocupado y con un coraje indescriptible, por primera vez sentía odio, ver el video donde aquel hombre agredía a Elvira y verla a ella tan frágil y vulnerable fue algo que lo golpeo fuerte. Quería matar a ese miserable que no se conforme con haberla lastimado ahora la atormentaba amenazándola con terminar lo que pudo terminar ese día.

Él no entendía cómo podía caber tanta bajeza, obsesión, perversión y maldad en un hombre; y lo peor es que no tenía idea de quien era. Lo único que sabían era que es cómplice de Ginebra y eso lo hacía más peligroso, dos personas obsesionadas y determinadas a hacerle daño.

En eso Esteban llegó y pidió hablar con él, ambos estaban preocupados y no querían alarmar a nadie.

Esteban: Quiero que veas algo pero tómalo con calma por favor.

Fobo: ¿Qué pasó?

Era un video de Ginebra donde amenazaba a toda la familia, pero en especial a Elvira y a Paz.

Fobo: Ginebra no está bien de sus facultades, es un peligro latente para todos.

Esteban: Está loca, enferma, solo vive de odio y está obsesionada con su venganza.

Fobo: No puedo permitir que lastimen a Elvira de esa manera, tanto Ginebra como ese infeliz están enfermos y no van a estar conformes hasta tenerla en su poder y .... Dios no quiero ni siquiera pensarlo.

Esteban: Te entiendo, yo también estoy preocupado por Paz.

Fobo: En este caso tienes una ventaja, el primer objetivo de Ginebra es Elvira, y mientras no la tenga Paz de una u otra manera estará a salvo, porque su mayor obsesión es Elvira y recuerda que no está sola.

Esteban: Tienes razón, a pesar de las diferencias que ha habido con doña Elvira, yo la quiero mucho, ella fue y es un gran apoyo para mis hijos cuando su madre murió. No quiero que la lastimen.

Fobo: Tenemos que proteger a las mujeres que amamos, incluso de la propia policía, porque nadie me quita de la cabeza que Ginebra tiene infiltrados en todos lados.

Esteban: Podría pedirte un favor.

Fobo: Si.

Esteban: Podrías enseñarme defensa personal.

Fobo: Por su puesto.

Después de esa conversación pasaron algunos días donde un más acercamiento entre Fobo y Elvira, pero no pasaba de besos y él quería más de ella. Elvira se encontraba en la oficina, ya era tarde y estaba apagando la computadora para irse.

En ese momento Fobo se le acercó por detrás y la tomó de la cintura diciéndole – me encanta el aroma de tu piel – ella se quedó inmóvil ante el movimiento inesperado de él, no pudo reaccionar, mientras los labios de él comenzaron a besar su cuello.

Elvira: Fobo – avanzó a decir mientras su piel se erizó ante el contacto y el toque de él. Fobo la giró, y la besó con deseo, con ansias, siempre la había besado de manera tierna y delicada, pero ahora era distinto.

En la mente de ella: "Sus labios incesantes buscaban encontrar el compás con los míos, su lengua inquieta buscó la mía para llevarme a una oleada de emociones y sensaciones que creía olvidadas, y fue en ese instante que despertó la mujer había estado dormida hace muchos años. Su respiración, sus manos, su tacto, su aliento, su olor, me estaban volviendo loca y no puedo perder el control, ni siquiera había pensado en enamorarme de nuevo y mucho menos en retomar mi vida íntima, no estoy preparada para entregarme a él".

Cuando ella pensaba en decirle que se detenga él la levantó y la sentó en el escritorio, sus manos bajaron a sus muslos agarrándola y apretándola con fuerza, ante este gesto el cuerpo de Elvira reaccionó con un gemido lo cual dio paso a que avance, él se puso en medio de sus piernas la tomó de la cintura y le plantó otro beso que la dejó sin aliento.

Fobo: Es momento de decirme que me detenga.

Ella no podía pronunciar palabra, su cuerpo estaba vibrando a merced de los brazos fuertes de él.

Fobo: ¿Quieres que siga?

Elvira: Yo

Al ver que ella no lo detuvo, él se sacó la camisa, la tomó de las piernas acercándola a él mientras le comenzó a sacar la blusa dejando en brassier.

Fobo: Eres hermosa – Ella solo lo miraba con su respiración agitada

Elvira: Fobo.

Fobo: Si – le respondió mientras bajaba hacia su ombligo.

Cuando Elvira iba a responderle sonó la alarma del edificio. Fobo se detuvo a raya la tomó de la cintura y la bajó; sacó su arma mientras ella se ponía la blusa y recogió su camisa, se la puso como pudo y salieron de la oficina. Tomaron la salida de emergencia.

Ya en el carro observó que los bomberos habían llegado, al parecer en un piso se estaba incendiando la cocina por lo que se encendió la alarma.

Fobo: ¿Vamos a la casa?

Elvira: No... vamos a mi departamento.

Él se mordió el labio y una sonrisa se dibujó en su rostro, ambos sabían a lo que iban y ese incidente no iba a impedir que esta noche ambos sacien sus ganas de amarse, conocerse y entregarse en cuerpo y alma. 

Señora hermosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora